RTVE sigue tratando de hacer frente a la profunda crisis de audiencia que atraviesa su principal canal de televisión, La 1. La cadena pública ha cerrado este mayo con un 9,6% de cuota media, subiendo 1,3 puntos con respecto a la marca a de abril y anotando su mejor dato desde enero de 2021. Esta mejora se debe, en gran medida, a la emisión de los dos grandes eventos del año: las finales de Eurovisión y de la UEFA Champions League.
Cabe recordar que las votaciones del certamen musical son lo más visto del mes y de la temporada con un 61,3% y 7.942.000 espectadores, mientras que el fútbol arrasó con un 52,8% y 7,7M. Sin embargo, tras estos espectaculares datos no se encuentra una elaborada estrategia que devuelva la relevancia a la programación de TVE de forma sostenida, sino una cuantiosa inversión económica que solo reporta beneficios puntuales y apenas contribuye a mejorar la situación general de la cadena.
La 1 cerró 2021 con su peor cuota histórica, un 8,8% con el que todavía no parece haber tocado fondo, pues en lo que va de año la cadena pública ha firmado datos por debajo de esa cifra. De hecho, en abril cayó hasta el 8,3% con su peor cuota mensual de la temporada. En este contexto, el respiro de mayo se torna irrelevante teniendo en cuenta que la cifra mensual está inflada por Eurovisión y por el fútbol, aunque ni siquiera con ese empujón la cuota logra llegar a los dos dígitos, algo que no sucede desde marzo de 2020.
Desembolso irrecuperable
A pesar de la profunda crisis, parece que esta estrategia cortoplacista de invertir en eventos se ha convertido en uno de los pilares sobre los que la nueva directiva de RTVE pretende sustentar su mandato. Y es que la Corporación prevé gastar casi 200 millones de euros para retransmitir "todos los eventos deportivos posibles", tal y como ha adelantado The Objective.
La generosa cuantía, que asciende concretamente a unos 197 millones de euros, incluye los 39 millones que RTVE ha desembolsado para hacerse con el Mundial de Catar, otros 140 millones por emitir todos los partidos de la Selección Española de Fútbol, 1,6 millones por las cuatro carreras de MotoGP celebradas en España y otro millón para recuperar la retransmisión del GP de España de Fórmula 1.
En el caso de Eurovisión, el coste retransmisión del certamen ha sido de 302.157 euros, que equivale a casi la mitad del presupuesto de RTVE destinado al Festival en este 2022. Además, este año la Corporación apostó por el Benidorm Fest como preselección para elegir a su candidata, un concurso de tres galas en el que la inversión fue de 3,4 millones de euros, de los cuales la Generalitat valenciana aportó 968.000 y el Ayuntamiento de Benidorm otros 200.000.
En la mayoría de ocasiones las emisiones de estos eventos deportivos, si bien tienen prácticamente garantizado el buen funcionamiento en lo que audiencias se refiere, en lo económico resultan absolutamente irrentabilizables para una cadena que, además, no puede obtener ingresos a través de la publicidad. Resulta complicado, por tanto, entender esta estrategia como una inversión eficaz cuando no reporta beneficios en lo económico y, tal y como demuestran los datos, tampoco repercuten considerablemente en las audiencias de la cadena, que siguen hundidas más allá de estas citas puntuales.
Escasos resultados
Un año y dos meses después del nombramiento de José Manuel Pérez Tornero como nuevo presidente de RTVE, La 1 sigue sumida en un bache que parece cronificarse. Ninguno de los intentos de la Corporación por atraer al público han surtido efecto y actualmente el ente público parece haber frenado su afán renovador pese al relevo forzoso al frente de la dirección de Contenidos Generales, que hace un mes pasó a manos de José Pablo López tras la destitución de Amalia Martínez de Velasco.
Es preciso recordar que, según deslizaron fuentes de la Corporación a EL ESPAÑOL cuando se produjo la destitución de Martínez de Velasco, este despido se produjo porque Tornero había perdido la confianza en ella por no haber sido resolutiva en su capacidad de gestión. En este sentido, le reprochaba no haber sido capaz de ofrecer un proyecto de programación sólido y en muchas ocasiones haber dejado sin respuesta a productores que se han interesado en ofrecer sus proyectos.
Habrá que esperar, por tanto, para comprobar si el cambio en los mandos de esa dirección se traduce en la creación de una nueva estrategia que sea verdaderamente rompedora, que apueste por la producción propia y que dé el necesario giro de timón para que RTVE deje de confiar sus audiencias en costosos eventos que no contribuyen a mejorar la situación de una cadena pública en horas bajas.
[Más información: RTVE llevará a cabo recortes en su programación para poder pagar el costoso Mundial de Catar]