La noche D se quedará sin cuarta temporada en La 1. El programa presentado por Eva Soriano es uno de los damnificados por la decisión del Consejo de Administración de RTVE de dar la espalda a tres propuestas del presidente de la Corporación, José Manuel Pérez Tornero. Uno de los motivos de la no renovación del espacio parece ser su evidente desgaste de audiencia, pero lo cierto es que la cadena pública no ha sabido aprovechar el potencial de un formato que por fin parecía acercar su emisión lineal a la audiencia más joven y que, además, cumple todos los requisitos para convertirse en late show muy necesario en La 1.
Tras dos temporadas de cierta repercusión con Dani Rovira al frente, el programa se renovó por completo con el fichaje de Eva Soriano, una cómica cuya fama televisiva estaba en pleno auge tras ser finalista de la novena edición de Tu Cara Me Suena en Antena 3.
A pesar del intento del ente público por darle un nuevo aire al formato, lo cierto es que los datos de su emisión han ido cayendo hasta alcanzar esta temporada una media del 7,6%, por debajo de la cifra mensual de La 1. No obstante, el programa tuvo ciertos brotes verdes que desde la Corporación no han sabido identificar y explotar.
[El Consejo de RTVE tumba por primera vez las propuestas de su presidente Pérez Tornero]
Un buen ejemplo del potencial del formato se dio el pasado 17 de mayo, cuando La Noche D ofreció un especial en directo para recibir a Chanel Terrero tras su excelente papel en Eurovisión, donde fue la tercera clasificada. El directo aportó frescura y dinamismo al programa y ayudó a lucirse a una Eva Soriano que recibió el aplauso unánime del público, tal y como se pudo comprobar en las redes sociales.
El interés por el especial se tradujo en el mejor dato de audiencia de la temporada para el programa. 1.196.000 espectadores vieron la emisión y aportaron un 10,9% de cuota media. Pero lo más interesante es que esa cifra se eleva considerablemente entre la audiencia joven, pues según los datos de Kantar analizados por las consultoras el share llegó al 12,3% en la franja de 13 a 24 años y se elevó hasta el 12,8% entre los adultos de 25 a 44 años.
Ese éxito, en una cadena que sufre una irrelevancia casi crónica entre la audiencia joven, es motivo suficiente para que desde la cadena pública se planteen opciones para impulsar el formato en lugar de dejarlo morir.
Otro síntoma de que La noche D no es un fracaso es la evolución de su cuota. Volviendo al ejemplo del citado especial de Chanel, el share mostró una curva ascendente a lo largo de la emisión, destacando especialmente a partir de las 00 horas entre los jóvenes de 13 a 24 años con picos que alcanzaron el 24%. Retrasar el horario de emisión, por tanto, resultaría notablemente favorecedor para la cuota del formato.
Pero más allá de los beneficios que podría reportar en audiencias pasar el espacio al late night, ese movimiento también permitiría un tono más gamberro e informal, menos encorsetado y que huya de los clichés. Un late show que marcaría tendencia en una televisión pública con una cómica de primer nivel como Eva Soriano al frente, la apuesta ambiciosa y rompedora que se necesita en una Corporación a menudo acusada de no estar al día.
Si bien lo ideal sería que su emisión fuera en directo, la agenda de la presentadora lo impediría debido a que conduce un morning show diario en Europa FM. Sin embargo, el ser grabado no tiene por qué ir en detrimento de la calidad, el dinamismo y la frescura del formato, que podría sentar un precedente en el resurgir de los late show en abierto en España. Pero ahora la decisión del Consejo de Administración de RTVE despeja de una patada todas esas posibilidades y repite un caso demasiado común en la Corporación, el de las oportunidades perdidas, las reacciones tardías y las batallas políticas que dañan a una cadena pública ya agonizante.