Anabel Pantoja ha sido una de las grandes protagonistas de 'la mesa de las tentaciones' este martes en Supervivientes. La concursante, igual que sus compañeros, ha tenido que enfrentarse a un reto para conseguir la recompensa que le ofrecía la organización: una hamburguesa XXL a cambio de raparse la cabeza.
En cuanto vio el suculento plato, la colaboradora de Sálvame no pudo contener las lágrimas. "No, que va, que va. Raparme no, la melena sin negocio, raparme el cráneo no", espetó al conocer su desafío, comenzando así las negociaciones con Lara Álvarez.
La presentadora le propuso a la sobrina de Isabel Pantoja un tentador juego: por cada ingrediente de la hamburguesa que quisiera comerse debía renunciar a cinco centímetros de su pelo. Así, Anabel comenzaba a montar su plato y se preparaba una generosa hamburguesa con todos los ingredientes salvo dos: tomate y pepino.
En total, la superviviente escogió cinco ingredientes para su recompensa, por lo que tuvo que deshacerse de 25 centímetros de su melena. "Córtame bien, Lara. ¡Yo no miro, yo no miro!", suplicaba nerviosa antes de que la asturiana le diera el 'tijeretazo'.
La concursante se dirigía a su peluquero mientras le cortaban la melena. "Antoñito, lo siento, ya me pondrás las extensiones", le dijo.
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Cuando por fin Lara cortó sus 25 centímetros de pelo, Anabel sostenía el mechón entre lágrimas. "¡Ay, mi pelo! Qué pena, mira qué bonito es", lamentaba. Sin embargo, su nuevo look no estará completo hasta el jueves, pues de momento sólo se ha cortado el mechón para marcar la longitud y poder despedirse tranquilamente de su preciada melena.
El resto de recompensas
Los demás supervivientes también tuvieron sus propias tentaciones. Nacho Palau se llevó una tarta de chocolate a cambio de ser el único concursante que abra cocos y almendras (además, no podrá comerse nada de lo que abra). Yulen deberá pasar una semana en tanga para disfrutar de los manjares que le ha preparado su propia madre en la isla.
Ana Luque ha aceptado estar una semana con los pies atados con grilletes y en absoluto silencio a cambio de un bol de chuches. Alejandro Nieto se ha rapado la cabeza al uno, tras unas intensas negociaciones, para poder comerse dos pizzas.
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Quien tenía claro que aceptaría lo que fuese era Kiko Matamoros, a quien le ofrecieron unas suculentas natillas y un flan. "¿Qué tengo que hacer? ¿Cortarme un brazo? Que me lo corten por aquí", bromeaba al ver su tentación. Finalmente, tuvo que aceptar ser el único superviviente encargado de pescar. "Joder a los compañeros... y el problema es para ellos porque acepto", aseveró sin dudar.
Ignacio de Borbón se mostró algo decepcionado con su recompensa, unos canelones que le sabían a poco al lado de la hamburguesa de Anabel. Sin embargo, acabó aceptando vivir a ciegas durante unos días para poder degustar su plato.