Aún hay esperanzas para que el universo tróspido de Cuatro renazca de sus cenizas. Los buenos datos cosechados durante las tres últimas semanas por Mi gran boda Gipsy, siempre muy por encima de la media de Cuatro, suponen un aire fresco a las denostadas audiencias nocturnas del segundo canal de Mediaset España.
Sus más de 800.000 espectadores de media han sabido a gloria y suponen un halo de esperanza para los seguidores de este subgénero que tantas alegrías dio a Cuatro en el pasado. ¿Es hora de recuperar programas tróspidos tras años de descanso?
Las noches de Cuatro son ahora irreconocibles, al menos si las comparamos con las de hace una década. Una crisis de identidad que arrastra prácticamente desde que se fusionará con Telecinco y que hoy aún no ha resuelto con garantías. Planeta Calleja, Cuarto milenio, Horizonte, Volando voy y, en menor medida, Futura conforman las ofertas en prime time de la cadena y con un En el punto de mira descansando de manera forzosa y tras acumular fracasos como Los miedos de o First Dates Crucero.
[El acierto de Cuatro dejando descansar el género "tróspido"]
Sin embargo, las actuales ofertas en prime time -exceptuando el cine de los viernes y la emisión diaria de First Dates-, no pasan por sus mejores momentos. Los programas producidos por las productoras de Iker Jiménez y Jesús Calleja adolecen el paso de los años y, aunque se sitúan por encima de la media de la cadena, no son ya tan competitivos como lo eran entonces. La Rebe y José les han superado esta semana.
La importancia de captar a la audiencia joven
En su día, Cuatro fue un referente entre la gente joven y, además, en momentos donde las redes sociales no hacían tanto ruido como ahora. Sus programas tróspidos -llamados así desde 2012 por usuarios de Facebook y Twitter para comentar ¿Quién quiere casarse con mi hijo? y haciendo alusión a algo “extraño y extravagante” por la originalidad del formato en sí-, fueron todo un éxito de audiencia. Encadenando formatos, temporadas y personajes que luego incluso llegaron a participar en otros formatos del grupo, Supervivientes incluido.
En 2015, aprovechando el último programa de la cuarta edición del mencionado programa de madres e hijo, ya publicamos el acierto de Cuatro dejando descansar el género tróspido. Sin embargo, y vista la audiencia de Mi gran boda Gipsy, quizás vaya siendo hora de que Cuatro empiece a resucitar programas que les dieron tantísimas alegrías en el pasado como fueron ¿Quién quiere casarse con mi hijo?, Un príncipe para…, ¿Quién quiere casarse con mi madre? o Granjero busca esposa, entre otros. Todos ellos presentados de forma sobresaliente por Luján Argüelles, excepto la última temporada de Granjero busca esposa, conducida por Carlos Lozano.
Muchos años de descanso que podrían volver a llamar la atención del espectador más joven, su fuerte en audiencias, convertir expresiones y videos en virales y generar suficiente impacto para ser un éxito. Aquí el casting, como siempre, ocupa un papel fundamental.
Programas asociados a la imagen de Luján Argüelles que la devolvería a la primera línea de la actualidad televisiva tras años encadenando proyectos de menor relevancia como Divididos, emitido en 2020 por laSexta, o más recientemente ¿A quién le gusta mi follower? en Netflix.
Cabe tener en cuenta que todos los programas tróspidos llegaron a tener un amplio recorrido en la parrilla de Cuatro: Granjero busca esposa acumuló seis temporadas, ¿Quién quiere casarse con mi hijo? un total de cinco o Un príncipe para… hasta tres seguidas. De hecho, el segundo llegó a reunir en la final de su cuarta edición una audiencia de 2.478 000 espectadores y un 14,5% de share, unas audiencias que hace años -exceptuando eventos deportivos-, Cuatro ni logra ni las espera.
Es hora de volver a apostar por el entretenimiento más liviano en las noches de Cuatro, huérfanas tras las últimas emisiones de Ven a cenar conmigo: Edición Gourmet. Además, son programas que no requieren de grandes presupuestos ni amplios meses de grabación y que podrían acarrear ya no solo buenas audiencias a la cadena, si no relevancia e identidad propia.