Hace unas semanas, en estas mismas páginas nos preguntábamos si la actual temporada de MasterChef era la que tenía más platos fallidos. Y en la gala de este lunes 4 de julio esa misma cuestión volvía a ponerse sobre la mesa, tras una primera prueba que dejó mucho que desear.
Los aspirantes se enfrentaron a la clásica subasta, y tuvieron que pujar con tiempo por diferentes proteínas animales, procedentes de piernas y patas: de cangrejo, conejo, manitas de cerdo, de cordero, ancas de rana y de cangrejo real.
El mejor de la prueba recibiría una experiencia culinaria en un conocido restaurante, pero eso no impidió que hasta cuatro aspirantes realizasen platos con errores importantes. Tanto, como que en dos de ellos la carne estaba cruda. María Lo realizó una elaboración que no era perfecta, pero estaba rica, y Adrián fue el que destacó, aunque los jueces también le dieron algunos consejos para mejorar.
El joven vizcaíno tuvo entonces que afrontar la doble capitanía en la prueba de exteriores, un cocinado que fue duro para todos, pero en especial para David, que sufrió un problema de ansiedad que le hizo apartarse de los fogones durante unos minutos.
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“Se me está cruzando el cable. Me estoy agobiando”, advertía David al chef Jordi Cruz. El también presentador y juez le daba palabras de ánimo, para que se centrase en las tareas más mecánicas del cocinado, pero David no podía ya enfocarse en condiciones. “Me está saliendo el demonio”, llegó a decir el emprendedor madrileño, que comenzó a sudar mucho. “Menuda mierda, esto no me está saliendo bien. Tengo una ansiedad del carajo y voy a tener que abandonar la cocina” se lamentaba el concursante, apartándose de las cocinas para volver a focalizar.
Poco después, David volvía a sentirse desbordado, e incluso chocaba con su compañera Claudia, cuando ella lo que quería es que volviese a la tierra. Entonces, el concursante explicaba que tiene un carácter “muy explosivo” y que tiene que trabajar el control del mismo, y que esa es la razón por la que hace mucho deporte, medita y procura tener una vida muy controlada.
Finalmente, Claudia y David, junto al propio capitán Adrián, fueron los concursantes que se jugaron la eliminación. De esta forma, Patri, María Lo y Vero se convertían en las primeras semifinalistas de la décima temporada del concurso.
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Tras el último cocinado, Adrián y David se sumaban a los tres anteriores, y Claudia resultaba la nueva expulsada de la edición. Verónica, con quien Claudia había tenido muchos choques, terminó llorando en la despedida de su compañera, demostrando que habían conseguido limar asperezas.