Uno de los discursos que más se repite en la calle es que "nadie ve ya la televisión, todo el mundo ve Netflix". Pero, ¿qué hay de realidad en esa especie de discurso snob que recuerda a aquel de hace una década de "Yo sólo veo La 2'"? Según Kantar, la televisión se sigue viendo... y mucho. Tanto que en este mes de junio, el abonado a OTTs ha gastado de media diaria 31 minutos en este tipo de consumo, contra los 140 minutos que dedica a la televisión lineal, casi 5 veces más.
Pero más allá de la comparativa, es importante su evolución. El consumo de plataformas apenas ha crecido 4 minutos en dos años y medio, de 27 minutos en un enero’20 pre-pandemia a los 31 en junio de 2022. No es una evolución positiva para una opción audiovisual cuyas suscripciones se dispararon en los meses de confinamiento.
Por comScore y GFk, los medidores del medio digital, también tenemos los minutos mensuales que pasan los españoles en las plataformas, pudiendo ya desglosar cada una en particular. El pasado mes de abril, por ejemplo, fueron 6 minutos diarios lo que dedicaron los mayores de 16 años a Netflix, según comScore, frente los 203’ de la televisión lineal. Por su parte, el consumo diario de laSexta fue de 12 minutos.
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Pero hay más. Tanto Smartme Analytics como Kantar han analizado el impacto en minutos de la temporada final de La casa de papel en Netflix. Por ejemplo, los últimos cinco capítulos durante los siete días posteriores a su estreno alcanzaron una audiencia acumulada de 3,5 millones. Antena 3, actualmente la cadena más vista en nuestro país, llega a 22 millones en el prime time de una semana.
Y seguimos poniendo ejemplos. El día del lanzamiento del primer episodio de la popular serie española de atracos, su audiencia media en España fue de 740.000 espectadores, un dato similar al de programas como Enredad@s o Saber y ganar o series como Servir y proteger. De ahí la opacidad en la medición de las plataformas.
A estos discursos simplistas también se le suma el hecho de que la televisión 'tradicional' también se consume en digital. Y así nos encontramos con la propia Servir y proteger, que cuenta con una media de 87.000 espectadores por capítulo en diferido. Con un audiencia mucho más envejecida y con mucha menor publicidad y marketing que cualquier serie de una plataforma.
La frustración del usuario
Estas cifras no son más que el reflejo de algunas de las debilidades de estas plataformas. Tras los años de despegue, varios estudios demuestran que actualmente sus usuarios se sienten frustrados. Concretamente, según un reciente informe de Accenture, el 57% pasan más de 6 minutos intentando elegir contenidos.
Esta larga búsqueda les lleva a pensar que más del 60% de los contenidos por los que pagan no son relevantes para ellos. No es de extrañar, por tanto, que tres de cada diez aseguren que es demasiado caro pagar por las suscripciones de entretenimiento que quiere tener e, incluso, el 31% planea reducir su gasto mensual en servicios de streaming en los próximos 12 meses.
Lo más llamativo además es que, según el Barómetro de la consultora GECA, las series más vistas en las principales plataformas han pasado por la televisión en abierto: La casa de papel en Netflix, La que se avecina en Amazon Prime o Los Simpson en Movistar Plus+.
Se rompe la burbuja
Este 'estancamiento' de las plataformas no ha pasado desapercibido para sus responsables. De hecho, en las últimas semanas hemos asistido a dos noticias que dan señales de la ruptura de la burbuja en la que hemos vivido: Netflix inaugurará un modelo de publicidad a final de año y HBO ha decidido cancelar la producción de series originales de HBO Max en sus territorios europeos, con excepción de España.
Pero, además, el desconfinamiento y la brutal competencia de cada vez más operadores también están dañando a la televisión de pago tradicional. Así, por ejemplo, Movistar Plus+ sufrió una caída interanual de casi 250.000 abonados en los primeros tres meses del año.
¿Y qué están haciendo estas plataformas? Parecerse cada vez más a las televisiones tradicionales en lo que se conoce como una 'vulgarización de la TV premium'. Así, se están creando series más ligeras, realities polémicos (varios de ellos en Netflix), espacios cómicos similares a los de la televisión en abierto (Martínez y hermanos en Movistar Plus+ o LOL en Prime Video)... Y todo ello por no hablar de cómo en otros países algunas plataformas ya están comprando derechos deportivos.