A inicios de julio, Sálvame estiró su duración con una nueva última hora llamada Sálvame Sandía, que venía a ocupar el hueco dejado por Ya son las ocho, el programa de Sonsoles Ónega. En principio se vendió como un programa veraniego, con Carlos Lozano recorriendo las playas y dando voz a los espectadores. Como no cuajó en audiencias, esta franja comenzó a reinventarse de forma constante.
Se rescató el espíritu del ¡Qué apostamos! con los colaboradores teniendo que enfrentarse a retos, y terminaban dándose una ducha si no lo lograban. También vimos una resurrección de Vivan los novios, el dating show de Telecinco de los años 90, y por eso hemos visto a Carlos Lozano conocer mujeres de las que estaba separado por un panel, pues La Fábrica de la Tele quería encontrarle pareja.
Sin embargo, este martes Sálvame Sandía dio un giro inesperado al meterse en el mundo de los crímenes. Y no solo porque se tratase de puntillas el tema de la muerte de Mario Biondo, que también, sino porque ofrecieron un especial sobre el crimen de los marqueses de Urquijo, que tuvo lugar el 1 de agosto de 1980. Un caso que legalmente está cerrado, pero que de forma cíclica vuelve a la televisión con todo tipo de entregas especiales.
Tras unos rótulos en los que se leía “Sálvame True Crime presenta: El crimen de los marqueses de Urquijo”, se emitió un documental en el que se prometía ofrecer nuevos datos. “El crimen perfecto no es aquel que no se resuelve, sino el que se resuelve con un falso culpable”, se leía en un otro cartelón, con una cita que atribuían a ‘Los crímenes de Oxford, Álex de la Iglesia’, si bien en realidad es una frase de la novela homónima del argentino Guillermo Martínez, en la que se basó la película.
[La fascinación de la televisión con el caso Urquijo: de ‘El perro verde’ a ‘La huella del crimen’]
“Las paredes de esta mansión han guardado durante 42 años el mayor secreto de la crónica negra de este país... Hasta hoy”, avanzaban, ofreciendo imágenes actuales del chalet de Somosaguas donde fueron asesinados a disparos María Lourdes de Urquijo y Morenés, marquesa de Urquijo, y su marido Manuel de la Sierra y Torres. En el documental en sí pudimos contemplar imágenes muchas veces emitidas en televisión de entrevistas de los principales implicados en el caso, con intervenciones exclusivas de periodistas que siguieron de cerca el crimen como Juan Luis Galiacho, Jimmy Giménez-Arnau o Angie Calero, así como del abogado Marcos García Montes, quien defendió a Rafi Escobedo, la única persona que cumplió condena por el crimen y que, según la versión oficial, se quitó la vida en la cárcel. Aunque se prometía que se revelaría el mayor secreto de la crónica negra de este país, Sálvame Sandía solo aportó datos tantas veces escuchados, como que a Rafi lo envenenaron y luego lo colgaron para fingir su suicidio. Ni una nueva pista, ni dato revelador, ni nada parecido.
Resultó llamativa la mesa de debate que se pudo ver tras el pequeño documental, de poco más de 20 minutos y dividido en tres partes. En el plató estuvo Nacho Abad, experto en crónica negra, con los colaboradores habituales de Sálvame: Gema López, Antonio Montero, Kiko Matamoros y María Patiño. Y en el centro del cotarro, Carlos Lozano, quien escribió un nuevo apartado en su currículo al estar al frente de un espacio de crímenes por primera vez. Además, él era el locutor de las breves narraciones del documental. Ni rastro, por cierto, de David Aleman, que es el periodista que suele tratar estos temas en el programa.
Cierto es que, en el pasado, Sálvame ha tratado crímenes, pero siempre tenían una percha de actualidad: el caso de Mario Biondo, el de Rocío Wanninkhof. Pero nunca se había echado la vista atrás de la forma en la que se hizo este martes. Cierto es que Juan de la Sierra, uno de los hijos de los marqueses, falleció el mes pasado, pero a pesar de ello, el documental y debate ofrecidos no encajaban nada en la dinámica del programa.
Quién sabe si este Sálvame True Crime tendrá continuidad y veremos otros casos célebres de la crónica negra española como el de Los Galindos, Alcàsser o Puerto Hurraco. Al público no pareció interesarle este giro de contenidos más de la cuenta: Sálvame Sandía marcó un 11,8% y 917.000 espectadores, por debajo de la media de la cadena, un dato casi idéntico al obtenido el martes de la semana anterior, cuando anotó un 11,6%y 913.000 seguidores de media.