Una semana más, MasterChef Celebrity volvía a acabar el pasado lunes a las dos de la madrugada, lo que generaba multitud de críticas de espectadores en redes sociales por la imposibilidad de conciliar que se provoca con esos horarios.
Un problema del que en RTVE han sido muy conscientes. De hecho, durante su presidencia, José Manuel Pérez Tornero, se refirió en varias ocasiones a estas quejas y prometió dar pasos para solucionar esta problemática y apostar por una mejor racionalización de horarios.
Tanto es así que en noviembre de 2021 llegó a prometer en su comparecencia parlamentaria mensual que el formato acabaría antes ya que en el nuevo contrato firmado con Shine Iberia se tasaba el tiempo de duración del programa, lo que evitaría que se alargase "hasta la eternidad".
[TVE necesita comprender que lo más interesante de ‘MasterChef’ no es quién se va]
Sin embargo, aquella promesa cayó en saco roto y el programa ha seguido terminando a las tantas de la madrugada. De ahí que, en sus últimos meses en el cargo, el ya expresidente estuvo negociando con la productora otra solución para que el programa no terminara tan tarde.
Esta solución pasaba por algo que seguidores del talent culinario y medios de comunicación llevan pidiendo a la televisión pública desde hace algún tiempo: dividir el programa en dos días, a poder ser consecutivos, como así hizo Antena 3 en alguna temporada de La Voz.
Esto obviamente permitiría al espectador que quiera irse a la cama a una hora prudente no tener que descubrir a través de las redes sociales o los medios de comunicación, o al día siguiente en RTVE Play, qué cantante, actor o deportista abandonó las cocinas.
Sin embargo, las negociaciones no fueron fáciles y no se llegó a un acuerdo económico. Desde la pública se quería pagar la misma cantidad por más programas, mientras que desde la productora se consideraba que, aunque se estuviera hablando de los mismos minutos, se requería un mayor montaje.
Cómo hacerlo
A todo ello se sumaba el hecho de que habría que repensar el programa. Como ya analizamos en BLUPER, por el propio ritmo del formato, la opción de partir el programa por su mitad tendría poco sentido. Para muchos, dejar la prueba de exteriores en pausa no tendría ningún interés. Y lo que más sentido tendría es emitir una primera entrega con las pruebas de líder y de exteriores, lo que ya superaría las dos horas de emisión.
De esta manera, sabríamos qué concursantes se quedan con las papeletas de ser expulsados, o quiénes están, al más puro estilo de Gran Hermano, nominados para abandonar las cocinas. Así se dejaría al televidente con ganas de un poco más, y ya, al día siguiente se emitiría esa prueba final, en la que las emociones se ponen a flor de piel.
Sería difícil saber si esta forma de emisión interesaría a la audiencia o no. Además, los datos del programa variarían, ya que la media de espectadores y la cuota de share varía en función de la franja que ocupa, y variaría la percepción de éxito o de fracaso que tenemos actualmente.
Una forma de hacer más ligero el formato sería suprimiendo una de las pruebas. Se podría hacer una prueba en el plató y otra en exterior y que la eliminación se basase solo en el desempeño individual de los participantes en esa segunda prueba.
O bien, podría haber dos pruebas en las famosas cocinas del programa, una para elegir al mejor y otra con el único fin de eliminar a un participante. Si uno se da una vuelta por cómo se hace el programa alrededor del mundo comprobará, por ejemplo, que en la versión de Estados Unidos, con Gordon Ramsey, el formato dura solo 40 minutos, frente a los más de 180 que vemos en España. Es decir, con una gala española se harían cuatro galas en otros países.