"Le prometí a mi mujer que al cumplir los 67 años volvería a Italia. En 2019 había pactado con Mediaset abandonar el grupo al año siguiente. Sin embargo, llegó la COVID. Llevo desde 2021 y 2022 escuchando la gratitud de mi grupo y la petición de que me mantuviera al frente, así que en la última renovación del consejo (en febrero de 2022) les garanticé que terminaría el año".
Con estas palabras, el consejero delegado de Mediaset España, Paolo Vasile, confirmaba a EL ESPAÑOL-Invertia que se mantendría al frente del grupo de comunicación hasta febrero o marzo después de pactarlo con su jefe y amigo, Silvio Berlusconi, aunque hay que terminar de concretarlo.
Rápidamente los medios se llenaron de análisis sobre cuál será el futuro más próximo de la empresa y qué camino debe emprender para recuperar el liderazgo de audiencias, en manos de Antena 3 desde hace ahora justamente un año. ¿Debe cambiar de modelo?
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Y es que, teniendo en cuenta que Mediaset España presentó la semana pasada sus resultados incrementando su beneficio neto hasta los 116,8 millones de euros en los nueve primeros meses del año en los que no ha liderado ni un mes, surgen dudas sobre lo que debe hacer.
Está claro que se deben introducir profundos cambios, sobre todo teniendo en cuenta que entramos en año electoral. Pero tampoco se puede dejar de echar la vista atrás y tirar de hemeroteca para ver qué pasos seguir o no.
Y es que allá por el año 2009, Vasile defendía que Telecinco había "terminado un ciclo extremadamente positivo y revolucionario que empezamos hace cinco años. Hasta ese momento, ninguna televisión privada había ganado a la televisión pública no sólo un mes, sino año tras año hasta llegar a cinco”.
"El corazón agresivo ha muerto"
Pero, a su juicio, la situación de la cadena por aquel entonces -había caído cuatro puntos respecto al año anterior pasando de un 19% a un 15%- obligaba a una profunda reflexión para intentar recuperar el liderazgo, entonces en manos de La 1 de TVE.
"Hay un ciclo de programaciones que se ha agotado y no sólo afecta a Telecinco, sino a otras cadenas. El corazón agresivo ha muerto, hay dificultad en conseguir cuotas altas con magazines en la tarde… Se está confirmando un problema no de rejilla, sino de un cambio de gusto y las consecuencias del cambio de ese gusto. Hemos dado tantas cadenas los mismos contenidos que hemos completado el hambre de la audiencia por determinados géneros", reflexionaba.
Fue entonces cuando decidió dar un giro en la programación y estrenó una docena de nuevos formatos entre los que se encontraban Las gafas de Angelino, ¿Xq no te callas?, La tribu, La guerra de los sesos, G-20, El Topo, La séptima silla o De buena ley. Solo este último consiguió mantenerse en la parrilla.
Ante este fracaso en la estrategia, Vasile recuperó el corazón más agresivo de Aquí no hay tomate con un nuevo espacio que llevaba por título Sálvame. El programa, que empezó como un debate nocturno de Supervivientes, pasó a ser un espacio diario que se convirtió no solo en pilar fundamental de la parrilla sino que impregnó todo el modelo.
"El primer operador que acierte mediante un producto novedoso recuperará rápidamente sus índices de audiencia", había dicho el propio Vasile. Y vaya si lo hizo. El espacio de La Fábrica de la Tele llevó nuevamente en volandas a Telecinco a un liderazgo que ha empezado a perder justo cuando ese mismo programa ha dado síntomas de desgaste.