¿Hasta qué punto la Reconquista y la Contrarreforma han determinado nuestro presente? ¿Qué pecados arrastramos de los que nunca fuimos absueltos? ¿Cuáles han sido nuestros mejores momentos históricos? ¿Es España el país de las oportunidades perdidas? ¿Es España un país invertebrado o invertebrable? ¿Carecemos de un proyecto nacional y de una visión de futuro?
Con preguntas como estas, Iñaki Gabilondo ha propuesto una profunda reflexión sobre esta España suya y nuestra, e invita a los espectadores a pensar sobre nuestro comportamiento, sobre nuestras fortalezas y debilidades cómo país y sobre los problemas de hoy y de antes que ahora resurgen con fuerza.
Para entender qué somos y hacia dónde vamos, el periodista ha conversado con algunas de las personalidades más influyentes del país: María Elvira Roca (historiadora), Antonio Muñoz Molina (escritor), José María Ridao (diplomático), Daniel Innerarity (filósofo), David Broncano (cómico), Jordi Amat (historiador y escritor), Cayetana Álvarez de Toledo (política), Elizabeth Duval (escritora y activista), Jorge Valdano (exfutbolista y comentarista deportivo), Juan José Álvarez Rubio (jurista), José Álvarez Junco (historiador), Pedro Duque (exastronauta y exministro), José Andrés (chef), Isabel Coixet (cineasta) y David Trueba (cineasta y escritor).
¿De dónde surge la idea de ¿Qué diablos es España?
Era lo último que quería hacer. Y quería que no hubiera vinagre. Es un producto tributario de una idea Manuel Hidalgo, que en El Mundo estuvo durante tiempo haciendo entrevistas que se titularon 'Pensando España'. Y me pregunté si sería posible un producto audiovisual así en el que hablemos serenamente y que cojamos gente que no represente a nadie y que sea altamente discutible. España es junto con Japón el país que más tiempo se pasa hablando de sí mismo. Y en vez de pensar qué vamos a hacer, nos preguntamos qué somos. Kant dijo que España es un país de antepasados. Nosotros no cerramos casi nunca nuestros episodios históricos. No sabemos si estamos orgullosos de la aventura americana o avergonzados. Pero luego también me preocupa si existe algún país en el mundo en el que su nombre sea un lío. Tú dices Francia, Italia o Alemania... Y si dices España, ya hay lío. Tenemos asignaturas pendientes y estamos en un punto en el que decir el nombre del país viene cargado de pólvora. España es un país maravilloso, pero como dijo Bismarck: España es el país más fuerte del mundo porque lleva dos siglos queriendo matarse y no lo ha logrado. Si algún día se dejara de poner la zancadilla, sería la bomba. ¿Por qué no nos sentamos a charlar?
Nosotros no cerramos casi nunca nuestros episodios históricos. No sabemos si estamos orgullosos de la aventura americana o avergonzados
Dice que no ha querido contar con políticos, pero entre los entrevistados hemos visto a Cayetana Álvarez de Toledo, aunque participa como historiadora. ¿Ha sido buscado?
Sí. Lo que he pretendido es decir: si quiero mantener una conversación sin entrar en la política del momento, no tengo que llamar a políticos; si lo hago, a los cinco minutos estaríamos metidos en la salsa que está omnipresente. Quería una conversación normal, serena. No quería que hubiera políticos por eso, para que nadie tuviera que representar a nadie, ni tuviera la obligación de echarme el discurso del PP, del PSOE, de Podemos o de Esquerra... No quería que nadie se sintiera en la obligación, por lo cual prescindí de ello.
Su relación con Luis del Olmo ejemplifica perfectamente esa España dialogante porque ustedes eran rivales en las ondas, pero a la vez amigos...
Los dos estamos bastante orgullosos de que nuestra relación se haya convertido en cierto sentido simbólica. Nosotros vivimos una rivalidad brutal. Estábamos en el liderazgo de la radio de la mañana, donde se jugaba un montón de cosas, de todo tipo de pasta, y él fue el líder mucho tiempo, y luego le cogí y luego yo le pasé mucho tiempo. Y tuvimos una gran relación y nos han dado premios juntos y nos han dicho que estamos contentos de eso. Nos parece que hemos demostrado que se puede. Ahora que se vive tanta guerra, nos hemos demostrado que se puede vivir una guerra durísima, manteniendo la buena relación, el respeto...
En esa misma época había otra rivalidad muy grande por las noches, la de José María García y José Manuel de la Morena, de la que se ha hablado muchísimo más e incluso se ha convertido en serie. ¿Sería posible en vuestro caso? ¿O vende más la rivalidad que la amistad?
Lo que pasa es que la rivalidad nuestra era una rivalidad de otra naturaleza. La rivalidad de José María y de Joserra fue una rivalidad casi cinematográfica. Era de película americana d loes años 30. Tenía un anecdotario tan curioso, cogían a uno que lo iban a entrevistar y lo secuestraban para que lo cogiera el otro. Está todo lleno de anécdotas porque fue, como digo, muy del estilo en las guerras del periodismo americano. El nuestro era distinto, era una disputa muy dura, pero no tenía tanta chicha narrativa. Lo de Joserra y José Mari tenía muchísima narrativa y con una anécdota tras otra. Hay cosas verdaderamente cómicas, pero también durísimas. Fue feroz. Pero, bueno, cuando acabó todo, se reconciliaron. A nosotros no nos hizo falta y no éramos amigos de antes, ni éramos amigos durante porque él vivía en Barcelona y yo en Madrid. No nos veíamos de nada. No teníamos ninguna relación.
¿Por qué te vas?
¿Cómo que por qué me voy? Pero si lo sorprendente es que no me hayan sacado a escobazos. Es una retirada de las de verdad, con conciencia, y mucho más tarde de lo que se tenía que haber producido. Y por razones obvias: esta semana he cumplido 80 años.
¿Qué siente uno cuando dice 'aquí ha acabado mi carrera?
Lo que pasa es que la carrera no está separada de la vida. Es que hacerse viejo es un proceso en el que vas haciendo constantes despedidas. Hacerse viejo es despedirse. Un día te despides de la buena vista que tenías de joven y te pones gafas. Otro día te despides de amigos, que se mueren. Esto no llega separado, esto no te pilla en plenitud de actividad vital y de repente te encuentras con que tienes 80 años. Antes de cumplir 80, cumples 79, 78... Entonces vas percibiendo los procesos de deterioro, los procesos del cambio de la vida, de tu desplazamiento, que antes estabas en el centro de la pista y ahora ya estás en la pista lateral. Ahora están otros jugando en la pista. Se vive así poco a poco, no se vive de golpe. Debe ser duro tener 25 años y despertarte un día y tener 80. Pero no suele ser así. Tienes 80 años de tiempo para hacerte a la idea.
Nunca se me ha olvidado quién soy y de dónde vengo. También por eso he saboreado las cosas que me han ido bien.
Lo que pasa es que en un país tan desunido y en el que nos cuesta encontrar cosas en común, que alguien como usted que sirve de aprendizaje para las nuevas generaciones se retire, es una gran pérdida...
No te creas. La gente quiere acabar con las polarizaciones, pero cuando alguien se coloca para acabar con ellas le llaman “gallina”, “cobarde”, le dicen que no se quiere mojar... Estar en esta postura es muy difícil, es mucho más fácil colocarte entre los hooligans que protegen que decir que no quieres ser un hooligan. Pero hay muchísima gente que vale muchísimo más que yo. Bastante guerra hemos dado. Estoy cansado de mí, lo digo de verdad.
Se ve que sigue manteniendo la modestia como si hubiera empezado ahora...
Si yo me hubiera equivocado, no hubiera podido triunfar. Para empezar porque mis hermanos no me lo hubieran permitido. Nosotros somos de familia modesta. Si me pusiera campanoide y estupendo, mis hermanos me bajarían del pedestal a palos. Nunca se me ha olvidado quién soy y de dónde vengo. También por eso he saboreado las cosas que me han ido bien.
¿Con qué acontecimiento histórico te quedas de tu carrera?
Mi vivencia más intensa fue el 23 F que llegó cuando yo era director de informativos de la tele, la única tele que había. Yo era el único director de informativos de la única tele que había cuando se produjo el 23 F. Y fui el único ciudadano que lo vio en directo porque aquello no se emitió en directo. Esa escena no se estaba grabando, pero yo en mi despacho tenía el monitor donde se estaba grabando y vi aquello en directo. Y luego el más brutal que yo he conocido en antena fue el 11 M porque empezar a contar un atentado con tantos muertos.... Estar en antena, en directo, viviendo ese crecendo de muertes es lo más parecido a una alucinación. Es lo más difícil que he vivido.
¿Qué piensa uno cuando da paso al rey Juan Carlos en un momento como el del 23F?
Cuando uno está en un momento de un acontecimiento de esa naturaleza que puede afectar a tu propia vida... La dictadura había acabado cuatro años antes y cuando vi venir los tanques a Prado del Rey tuve en ese momento la sensación de que acababa un capítulo recién iniciado de España. Que mi vida iba a cambiar, que iba a acabar esa noche en la cárcel o muerto. No se siente lo mismo que si estás dando una noticia porque estás en un asunto que está implicando personal y vitalmente también. De manera que es de los acontecimientos que no se parecen a los episodios que uno cuenta. En ese sentido es como la aventura que un corresponsal de guerra vive a diario. Y ahí tienes toda la gama de emociones: la ira, el susto, la angustia... Teniendo que hacer al trabajo en ese momento.
¿Qué futuro les espera a los jóvenes? ¿Qué pueden hacer?
Yo no entiendo cómo en España no se paran máquinas y todas las fuerzas políticas y sociales emprenden una verdadera ofensiva para acabar con el escándalo que significa la situación de la juventud desde el punto de vista de la vivienda y del trabajo. Dicho lo cual, lo que espera a los jóvenes es lo que vosotros hagáis. Se ha convertido en mi eslogan de combate: lo que está pasando, y lo que viene detrás de lo que está pasando no está escrito, sino que lo hacen los seres humanos con lo que deciden hacer, con lo que deciden no hacer y con lo que deciden permitir que se haga. Con eso saldrá el futuro, que por tanto no sé cuál es. Como no tengo ni idea de qué vais a hacer, no me lo sé.
Ahora mismo hay una pequeña costumbre, que se ha puesto de moda, que es mirar a la generación anterior y pedir explicaciones, lo cual es una inútil tarea
Ahora mismo hay una pequeña costumbre, que se ha puesto de moda, que es mirar a la generación anterior y pedir explicaciones, lo cual es una inútil tarea. Tenéis que torear la vida que os ha tocado. Nosotros no le dijimos a nuestros padres: 'Vaya mierda de España que me has dejado, partida en dos y con una dictadura'. Cada uno afronta el toro que le toca. Alguien os ha metido en la cabeza que os debiéramos haber dejado la huerta preparada. Lo más que podemos decir es perdón, pero vais a tener que prepararla vosotros. A nosotros nadie nos preparó la nuestra, ni a mis padres la suya. Así que no me inquieta mucho porque confío en lo que vais a hacer, mucho más que vosotros.
Cuando nosotros teníamos 20 años no pensábamos que íbamos a cambiar la dictadura, creíamos que eso iba a estar así para siempre, que era utópico acabar con aquello. A mis hijos les tuve que explicar qué era la dictadura, porque pensaban que era como una democracia pero sin partidos políticos. Y la dictadura es que no puedas leer los libros que quieres leer, ni ver las películas que quieres ver, que no puedas amar a quien quieres... No aguantabais ni una semana. Viviendo en ese contexto, nosotros creíamos que no teníamos posibilidades de acabar con ese cuartel, y un día descubres que sí las tienes. Y vosotros también las tenéis, y un día lo haréis, con lo que hagáis, con lo que no hagáis y con lo que permitáis que se haga.
¿Crees que ha habido algún cambio en estos últimos cinco años en el periodismo?
Muchas veces se llama periodismo a las empresas periodísticas. La empresa está viviendo un pánico financiero, y el periodismo vive angustiado cuando vive así. El modelo de empresa periodística que ha sostenido el periodismo históricamente no va a valer, aún aguanta pero poco, busca alternativas pero no las ha terminado de encontrar. Eso está en crisis grande. Pero el periodismo como tal no está en crisis.
Hay una gran cantidad de iniciativas periodísticas en marcha de primera categoría. Gente de gran valor buscándose la vida en procedimientos de supervivencia distintos de la estructura tradicional que ya no le vale. Periodismo sin ánimo de lucro, gente que estructuran su propia vivencia con planes distintos, de YouTube... Hay una gran actividad periodística que asomará en algún sitio. Me viene una frase a la cabeza: hace más estruendo el árbol grande que se cae que la hierba que crece. Estamos viendo el estruendo del árbol que se cae, pero no la hierba que crece, y está creciendo mucha hierba. He viajado por el mundo entero y os aseguro que es así, pero las estructuras periodísticas no saben entender el fenómeno. Por eso, y es una frase ideal, no ha habido mejor momento para dedicarse al periodismo que este, ni peor momento para vivir de él.
Dejaste la radio siendo líder por la televisión, por Cuatro, y nunca más volviste a la radio. ¿Por qué tomaste aquella decisión? ¿En algún momento te has arrepentido? ¿O te has ratificado? Porque a lo mejor sin esa decisión de dejar la radio por la tele no te hubiéramos visto haciendo este tipo de trabajos...
Aquella decisión fue decisión de mi empresa, me pidieron algo que yo atendí, pero no fue decisión mía. La misma empresa en la que hacía radio me pidió que hiciera esto, y lo hice. La acción televisiva ya la venía haciendo, pero en paralelo. Había hecho tres años en TVE, había hecho entrevistas... y hubiera seguido haciendo cosas. Pero no tomé la decisión de alejarme de la radio, fue una decisión que en el marco de una empresa, me hizo cambiar de posición sabiendo que para mí constituía el paso de un territorio conocido donde era el amo de la 'tienda', a meterme en un sitio nuevo en el que empezaba a 'fregar' desde la cocina. Pero bueno, la vida es así. He sido un gran privilegiado profesional siempre. Personalmente la vida me ha sacudido mucho, pero profesionalmente he tenido esa suerte. He tenido una vida privilegiada de gente que me ha concedido su confianza para tareas de mucho peso, he sido un afortunado y estoy muy agradecido. Cuando vives en esa circunstancia y tu empresa te pide algo, lo haces.
¿Por qué tengo que hacer algo ahora? ¡No tengo que hacer nada!
¿Le pidieron regresar a la radio en algún momento?
No, porque una vez que uno abandona un lugar, otro lo ocupa.
¿Cómo va a ser su vida ahora? ¿Cómo va a llenar ese vacío de la vida laboral?
No tengo ninguna necesidad de llenarlo. Tengo aficiones clásicas que he cultivado toda la vida, y las seguiré cultivando. Leo de una manera incesante, oigo música también de una manera incesante, me gusta muchísimo viajar, el mar, el monte, el campo... tengo un montón de amigos. ¿Por qué tengo que hacer algo? ¡No tengo que hacer nada!
¿No le hubiera gustado tener algún tipo de despedida especial en la radio?
La SER ya me despidió con honores, y nadie más me tiene por qué despedir. En este caso no me despide la televisión, me despide Movistar Plus+ que es donde estaba trabajando. La SER me despidió con todo el cariño, y estos amigos también me han querido despedir así. Yo no me lo esperaba, repito. Si me llegan a pedir permiso, les hubiera dicho que no. Está bien, hay que saber quitarse de en medio tranquilamente. Decía (Carles) Francino, y tiene razón, que a veces ha hablado de dejar paso [a otros], y yo también lo había dicho en la SER. Lo que pasa es que las empresas cuando tienen un programa que va bien, lo último que quieren es que te vayas. Pero en el fondo, la sensación de que tienes que quitarte de en medio está clarísima.