A la televisión le falta en muchas ocasiones naturalidad. Incluso en programas donde se supone que todos son auténticos, como un reality show, sin importar si los que concursan por un cheque son famosos o si son anónimos. Y en ese sentido, tengo que quitarme el sombrero ante el fichaje que el programa Dúos increíbles ha hecho con la cantante Natalia Jiménez, no la vocalista de La Quinta Estación, sino la sevillana de 17 años a la que artísticamente se conoce como La Cebolla. Sin quererlo, se ha convertido en una auténtica revelación para la pequeña pantalla. ¿Su secreto? Sencillamente, ser ella misma, sin preocuparse tanto de cámaras o de quedar bien.
Dúos increíbles, cuya mecánica resulta casi imposible de resumir en unas pocas líneas, porque tiene más giros que una telenovela, es un programa que une a cantantes veteranos, o seniors, con otros más jóvenes y contemporáneos, o juniors. Cuando se expuso esta sinopsis del programa, esperaba encontrar a artistas relativamente pequeños, que viviesen la experiencia como algo completamente novedoso. La sorpresa vino al anunciarse el casting, y comprobar que algunos de los juniors están más que acostumbrados a entrar en nuestras casas.
Antonio José, al que conocimos siendo un crío en Eurovisión Junior, ganó La Voz en Telecinco. Nía y Agoney, por su parte, saben lo que es moverse entre cámaras día sí, día también, gracias a Operación Triunfo. Del mismo modo, estos dos últimos están acostumbrados a subirse a un escenario y tener que poner toda la carne en el asador con retos importantes, como hacían en la última edición de Tu cara me suena. Y luego están esa generación de cantantes que han conseguido hacerse a sí mismo gracias al uso de las redes sociales, subiendo covers a YouTube, enamorando a un nuevo público jugando con el tema audiovisual.
Por eso mismo, La Cebolla destaca entre todos esos juniors, y no solo porque sea la más joven. Ella no viene de YouTube, ni de un talent show. Esta andaluza pertenece una discográfica pequeña, pero algunos de sus temas acumulan millones y millones de visitas en streaming. ‘Habibi’ tiene 34 millones de visualizaciones en YouTube. El remix en el que canta con La Húngara, Haze, Mayel Jiménez y Negro Jari, 35 millones. Ahí es nada. Eso no significa, sin embargo, que ella vaya a ser una artista acostumbrada a las cámaras, que piense cada frase o analice cada pose; la cámara no es su medio, lo es el escenario y el cantar desde las tripas.
Es pura frescura, y en Dúos increíbles, ha destacado por ser ella misma, sin preocupaciones. No se le caen los anillos por hablar de sus orígenes humildes, e incluso saca pecho con su apodo Caraca, que viene de cuando su familia tuvo que vivir debajo de un puente, como las caracolas.
Natalia es joven, tiene sus propios referentes, y lo que no lo sabe, lo pregunta. En la tercera gala del programa, la primera en la que ella aparecía, Ainhoa Arteta salió a cantar con Marta Soto. Su compañera Nía se quedó con la boca abierta al ver a la soprano vasca, y La Cebolla, sin miedo a ser señalada, pregunto que quién era esa artista senior. Nía, muy agradable, se lo explicó en un par de pinceladas, pero La Cebolla seguía sin saciar su curiosidad, y pidió que le dijesen un tema famoso de ella. Quizá esperaba un hit como ‘La puerta de Alcalá’, o vaya usted a saber.
Mientras algunos compañeros apuestan por tener una pose estudiada ante la cámara, La Cebolla va a lo suyo. Es capaz de hacer una postura imposible en el sofá, acabar con la mano atrapada por los cojines y rompiéndose una de sus kilométricas uñas. Sus confesionarios son oro, son diversión.
No se frustra si no consigue hacer ‘match’ con su favorito, no mira a los seniors con la boca abierta de admiración. Para ella todo es de lo más normal, está como en su casa. Bromea con su senior Diego Torres con mucho encanto, se tratan de igual a igual, Diego le toma el pelo, cambia su acento, le hace dudar hasta de que sea argentino. Hay química entre ellos, tanta que otros compañeros ya la querrían para sí. Y encima sus voces empastan, comparten escenario sin intentar robarse el foco, dejando al otro brillar cuando corresponde.
De Dúos increíbles, Agoney ha tenido la suerte de ser uno de los elegidos para el próximo Benidorm Fest. Para el año que viene, yo quiero que se anime La Cebolla. Y que lleve el pellizco flamenco urbano al certamen levantino. Y puestos a soñar, a Eurovisión. Por qué no.