Patricia Conde ha protagonizado una de las grandes sorpresas de la primera parte de la final de MasterChef Celebrity, pero no precisamente por su brillante papel en la gala. La actriz cedió a la presión y decidió tirar la toalla sin luchar por su chaqueta de duelista, una decisión que le costó una gran bronca de Jordi Cruz y por la que ahora ha dado explicaciones en sus redes sociales.
"Un día nos dijeron 'esto es un show, no un programa de cocina'", comienza escribiendo la concursante junto a una foto en la que aparece rodeada de personal de cocina del Mandarín Oriental Ritz de Madrid, donde se disputó la prueba.
"Ha habido amor, ha habido guerras, yo siempre he sido partidaria del amor y del humor. Y cuando me gritan o no me tratan bien, no lo sé gestionar", prosigue la presentadora. "Realmente me bloqueé ante tanta presión, (que ya venía bloqueada desde que echaron a Isa), no solo la del cocinado, sino la de toda la gente que tenemos enfrente dando órdenes y sobre todo de lo que dirán de nosotros en redes sociales después. Que ya sabéis algunas terribles consecuencias", agrega, haciendo referencia velada al suicidio de Verónica Forqué tras su paso por el talent.
"Nunca había visto MasterChef y quise investigar desde dentro. Y les estoy eternamente agradecida por la oportunidad de que todos me hayan conocido y ahora sepan que soy actriz y no presentadora, por ejemplo", explica.
La cómica asegura que es "sensible y vulnerable", por lo que su "salvavidas" es el sentido del humor, algo que ha aplicado en el programa. "Nos dicen que cocinemos, que peleemos, que hagamos un show divertido", apunta.
"Cada uno vive las experiencias a su manera, no todos somos iguales, a mí me gusta tratar a todos mis compañeros con respeto pase lo que pase, ayudar cuando he podido y en lugar de sacar el estrés gritando o insultando a los demás he preferido reírme de mí misma e inmolarme con un divertido show para quitarle hierro al asunto", sigue relatando en su post, dejando claro que no quiso generar tramas conflictivas en el formato de Shine Iberia.
"Yo no le pedí a nadie llegar a la final. Yo no eché a Isa o a Nico, de hecho me pareció injusto y me hubiera cambiado por cualquiera de los dos, ellos lo saben", se defiende Patricia, que pide perdón a su familia y a quienes han creído en ella.
"Pero, ¿sabéis lo que os digo? Que el giro de la película era que Manu se llevara la chaquetilla porque se lo merecía más que nadie y me sobraban los motivos para frenar y dejar que me adelantara", añade finalmente. "Siento no haber sido más competitiva y ambiciosa. Soy así, como habéis visto, tímida, algo rebelde, muy sensible y payasita".
Para zanjar el asunto, Patricia Conde escribe una reveladora reflexión: "No puedo con las mentiras y antes de ofender a un compañero o creerme mejor que nadie, prefiero reírme de mí misma y ofrecer el show que tanto me pidieron cuando me echaron. Es televisión, no es real", sentencia.
Las pistas de su final
Lo cierto es que la aspirante ya dio pistas de su controvertido final en el encuentro con los medios que tuvo lugar durante el FesTVal de Vitoria Gasteiz. La actriz aseguró entonces que "es muy complicado cuando quieren algo de ti y tú no eres como ellos creen". ¿Creen que voy a entrar dando volteretas? Es que yo no soy así, soy tímida en el fondo".
"Lo más duro es que si te muestras tal y como eres y dicen 'anda, qué educadita eres, qué respetuosa con tus compañeros'. Sí, pero es que soy así de siempre", proseguía Patricia. "Cuando te ponen 'peros' y te dicen '¿pero cómo eres así de mona?', tú dices '¿qué quieres que sea? ¿Una perra?'", se preguntaba.
En aquella entrevista, en la que participó BLUPER junto a otros medios, Conde ya confesó su miedo a cómo los espectadores pudieran ver si paso por MasterChef: "Una cosa es lo que suceda y otra es cómo lo vendan o cómo lo editen", dijo. Esas palabras ahora cobran un nuevo sentido tras conocerse el desenlace de su concurso.
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