“MasterChef no es un reality, sino un concurso de habilidades. A veces los matices entre uno y otro son discutibles. Es importante que de ahora en adelante tengamos estos valores muy presentes, que los datos de audiencia no sean el único razonamiento”. Esto aseguró hace un año el entonces presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, en la Comisión Mixta de Control Parlamentario de la Corporación RTVE y sus Sociedades tras el suicidio de la actriz Verónica Forqué, concursante de MasterChef Celebrity en 2021.
Para renovar el programa para la edición que este martes acaba, TVE pidió a la productora una serie de compromisos, como que se cuidara mucho más a los concursantes y el programa se centrase en la cocina, las recetas y la transmisión de valores, tal como publicamos entonces. Sin embargo, parece que todas estas intenciones se han quedado en papel mojado, tanto por lo sucedido a lo largo de las 12 emisiones transcurridas, como por lo que ha dicho Patricia Conde en sus redes sociales.
En primer lugar, hay que destacar que las tramas personales han vuelto a tener mucho peso, quizá, demasiado. Y no hablamos ya de que Norma Duval o Daniela Santiago pudiera chocar más o menos con algunos compañeros. Me refiero a los asuntos del corazón, a quién le gusta quién, qué parejas se pueden formar dentro de las cocinas, sin saber dónde empieza la realidad y dónde la ficción.
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A Manu Baqueiro, que ayer se alzó como duelista, no los han pintado como el soltero de oro. Un gamberro encantador que no liga ni cuando sale solo a los bares. Y todos parecían tener interés en que empezase algo con su compañera Patricia Conde. Todos opinaban, hasta gente que ni siquiera veía la evolución de cómo iba la cosa entre ellos; un ejemplo fue el día que la gallega Ofelia visitó las cocinas, y soltó un comentario de cuán evidente era que al actor le gustaba la presentadora y humorista.
La otra gran ‘carpeta’ de la temporada la han formado María Zurita y Xavier Deltell, quienes se definían como “la pareja perfecta”. Los jueces preguntaban mucho por sus relación fuera del concurso, y era la comidilla de todos los compañeros.
En MasterChef se habla mucho, demasiado, y no solo durante el cocinado. De hecho, el reloj así lo indica. Hay episodios en los que los famosos no han encendido los fogones hasta pasados los 20 minutos, en los que previamente se han hecho presentaciones, se ha puesto al día de la vida personal de los concursantes o se han dado instrucciones demasiado largas.
Las declaraciones de Patricia Conde
Hace un par de semanas, en estas mismas páginas analizábamos el concurso de Patricia Conde, quien parecía una firme candidata a ganar el concurso. Anoche, sin embargo, se le vio derrotada, y no consiguió ganar ninguna de las dos pruebas, quedándose a las puertas de la gran final. Nadie entendía su actitud, ni los jueces, ni tampoco los espectadores, pues siempre había cocinado con concentración y ferocidad.
Entonces, la que fuese presentadora se fue a sus redes sociales a contar cómo ha sido su paso por el concurso, desvelando cosas que, evidentemente, no hemos visto. Y parece que tras su sentido del humor y sus risas hubo mucho sufrimiento, haciendo referencias a gritos y órdenes por doquier. “Realmente en la final me bloqueé ante tanta presión, pero no solo la del cocinado, sino la de toda la gente que tenemos enfrente dando órdenes y sobre todo de lo que dirán de nosotros en redes sociales después. Que ya sabéis algunas terribles consecuencias”, afirma la también actriz, que reconoce que no sabe gestionar “cuando me gritan o no me tratan bien”, lo que invita a pensar que algunas actitudes del equipo pudieron ser mejores.
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“La tele es mentira”, dice en otro momento dado, recordándonos que no debemos pensar que todo lo que estamos viendo es real, por más que el formato transmita verosimilitud. Y luego está la sentencia que destapa que MasterChef no ha hecho el propósito de enmienda que mencionábamos al principio: “Un día nos dijeron 'esto es un show, no un programa de cocina'”, algo que choca con el precepto que en su día destacó Pérez Tornero, que quería que MasterChef fuese un concurso de cocina y nada más. Además, desveló que les piden “que cocinemos o que hagamos un show divertido, como los que nos ha ofrecido mi querido Xavier (Deltell)”.
“En lugar de sacar el estrés gritando o insultando a los demás, he preferido reírme de mí misma e inmolarme en un divertido show para quitarle hierro al asunto”, añade, dando a entender que su rendición de anoche no era más que su forma de aportar algo de espectáculo a la competencia.
De esta manera, Patricia Conde ha dejado claro que MasterChef sigue siendo un show, más parecido a un reality que a un concurso que potencie valores o se centre en el cocinado. Algo que encaja con lo que han denunciado en ocasiones anteriores otros participantes como la cantante Tamara, primera eliminada de la temporada 2021. La sevillana insinuó en sus redes sociales que su eliminación no se basó estrictamente en criterios culinarios. “Vi más un reality que un concurso de cocina. El que más llamase la atención se quedaba. Yo me preparé más para cocinar que para hacer show. Que igualmente con esa salida lo vi”, afirmó en septiembre del año pasado la intérprete de ‘Si nos dejan’.