España ha dicho adiós al Mundial de Qatar tras sólo cuatro partidos. La Roja ha caído en cuartos de final y, con el fin del sueño de conquistar su segunda estrella, concluyen también las opciones para RTVE de seguir firmando datos estratosféricos con los partidos de la Selección, una decepción que ha costado 39 millones de euros al erario público.
La cadena pública decidió pujar por el polémico Mundial aún sabiendo que sus altos costes eran irrecuperables. Sin embargo, vio en este evento deportivo una oportunidad para inflar su cuota y, al menos durante dos meses, dejar atrás los titulares negativos y los mínimos históricos. Eso le permitió elevar su audiencia en el mes de noviembre hasta el 10,2%, saliendo del undígito por primera vez en más de dos años.
En lo que va de diciembre, La 1 lidera con un 16,6% frente al 12,4% de Antena 3. Pero, ya con España eliminada, es previsible que el interés por la competición decaiga de cara a los cuatro partidos restantes que emitirá la cadena pública hasta el 18 de diciembre. Y, aunque lograra mantener los datos, lo cierto es que las audiencias de España en este Mundial han sido las peores desde que existen registros.
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La anterior edición del campeonato, celebrada en Rusia y emitida por Mediaset en 2018, también se saldó con La Roja eliminada en octavos. No obstante, el rendimiento en lo televisivo fue bastante mayor que en Qatar. La emisión de los cuatro partidos de España fue vista entonces por una media de 11.558.000 espectadores, lo cual se tradujo en un 69,9% de share.
Pero en Qatar 2022 la situación ha sido notablemente distinta. Los partidos de la Selección siguen despertando un interés masivo en España, pero pierden de media 2,3 espectadores y 13 puntos de cuota, anotando un 56,9% y 9.317.000 espectadores en este amargo periplo al que se dio cerrojazo este martes con la derrota ante Marruecos.
El plan de Luis Enrique falló igual que lo hizo el de José Manuel Pérez Tornero, que en sus meses al frente del ente público fue incapaz de construir un proyecto sólido y relevante en la Corporación. El ya expresidente de RTVE basó su gestión en la inversión de ingentes cantidades en eventos atractivos para la audiencia, pero difícilmente rentabilizables. Es el caso de este polémico Mundial que, además, ha puesto a la televisión pública en una cuestionable posición ética.
La Administración de Tornero dilapidó 200 millones de euros para levantar la maltrecha audiencia de La 1 a base de grandes eventos. A los 39 millones de Qatar hay que sumar otros 140 millones por emitir todos los partidos de la Selección Española de Fútbol, 1,6 millones por las cuatro carreras de MotoGP celebradas en España y otro millón para recuperar la retransmisión del GP de España de Fórmula 1.
En el caso de Eurovisión, el coste de retransmisión del certamen en 2022 fue de 302.157 euros, que equivale a casi la mitad del presupuesto de RTVE destinado al Festival en este año. Además, la Corporación apostó por el Benidorm Fest como preselección para elegir a su candidata, un concurso de tres galas en el que la inversión fue de 3,4 millones de euros, de los cuales la Generalitat valenciana aportó 968.000 y el Ayuntamiento de Benidorm otros 200.000.
Lo ocurrido en el controvertido Mundial de Qatar debe servir a RTVE para aprender de sus errores y, ahora que se enfrenta a un nuevo proceso de reestructuración, trabajar por construir una cadena pública solvente, prestigiosa y relevante sin tener que despilfarrar millones de euros para 'maquillar' sus audiencias.