Dos concursos nuevos se estrenaron este lunes en la tarde de Telecinco: 25 palabras, con Christian Gálvez, y Reacción en cadena, con Ion Aramendi. Una dupla potente, con presentadores que son muy conocidos para los espectadores de concursos, y con mecánicas que pueden recordar a otros formatos. Sin embargo, las audiencias han demostrado que el público no parece demasiado interesado en una nueva Mediaset de corte más familiar, que deje aparcado por completo el mundo del corazón. Al menos, de momento.
25 palabras mostró una mecánica que podía recordar a Password, por eso de dar una palabra como pista a los miembros de tu equipo, y en algunos momentos también daba reminiscencias de Family Feud, el programa que presentó Nuria Roca en Antena 3 durante el verano de 2021. O incluso de El Cazador, donde se suele desafiar a los participantes con frases de cierta malicia. En ese sentido, destacar cómo los famosos (Fernando Romay, Cristina Rodríguez, David Amor y Carolina Cerezuela) se iban presentando los unos a los otros, echando flores a los compañeros de equipo y lanzando dardos a los rivales para restarles motivación.
Resultó novedoso que nos encontrásemos un concurso en el que los participantes no están en atriles o mesas, sino en cómodos sillones, y se levantaban por turnos para participar, aunque en algunos momentos quedaba raro tanto movimiento de arriba y abajo, y una cercanía física entre los famosos invitados y los concursantes que llegaba a chocar por el exceso de complicidad.
Para ser una puesta de largo pareció haber demasiado teatro, mucho exceso en las formas de comunicar. En las redes sociales algunos espectadores se preguntaron si los concursantes, Noemí y Omar, eran actores, pues se les veía muy cómodos. No lo eran, pero sí que tenían su veteranía en eso de ponerse ante las cámaras y hasta conocían al presentador; Omar, sin ir más lejos, ha pasado por Alta tensión, con Gálvez, además de por El Cazador o La Ruleta de la suerte. Del mismo modo, chirrió algunas risas excesivas por las respuestas dadas, o que se intentase hacer humor anticuado cuando la prueba consistió en adivinar la palabra supositorio. Ha dicho culo, ja, ja.
El momento más extraño vino con la participación de una chica desde su casa, que compitió contra Noemí, y se ganó 5.000 euros. Al tratarse de un formato grabado y editado quedaba muy artificial esa conexión en directo, con la espectadora afirmando que ha visto todo lo que ha pasado en plató como si lo estuviesen dando por la pantalla de su televisor.
En audiencias, 25 palabras firmó un 11,5% de cuota de pantalla con 1.110.000 espectadores, y quedó segundo en su franja tras Y ahora, Sonsoles, de Antena 3, que marcó un 12,4% con 1.186.000 espectadores. El concurso empeoró los datos de Sálvame en ese horario, pues Ónega consiguió ser líder de su franja, cuando habitualmente no lo es.
A continuación, vimos Reacción en cadena, con Ion Aramendi. Un programa que es inevitable comparar con Boom, por eso de tener a equipos con un nombre de guerra, y que consiste en descifrar palabras asociándolas con otras. Como espectador, resultaba más difícil de jugar que 25 palabras, y había algunas pruebas en las que no sabías qué carajo te querían pedir, como esa en la que la respuesta resultó ser Julio Iglesias y que tenía como pista que le gustan las uvas y no de comer por su característico bronceado. Necesita algo de rodaje para que entendamos a simple vista en qué consisten las pruebas, y aprendamos qué piden de los concursantes y de nosotros mismos desde casa.
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Si 25 palabras aguantó el tirón, Reacción en cadena no consiguió flotar. Ha marcado un 7,5% de cuota de pantalla, con 895.000 espectadores de media. Un dato por debajo del que habitualmente conseguía Sálvame en esa franja, y que en coincidencia distó 16,8 puntos y 2.037.000 espectadores de lo obtenido por Pasapalabra, en Antena 3.
La paciencia de Telecinco con los programas que emiten en la última hora de la tarde es bastante limitada. Ahí tenemos como ejemplo todo lo que hicieron con Café con aroma de mujer, que acabaron finalmente llevándose a Divinity. O cómo El precio justo y Alta tensión terminaron de emitirse en Cuatro, devolviendo la tarde de Telecinco a Sálvame.
En Twitter, leí un comentario de una usuaria que decía que los espectadores de Telecinco quieren cotilleos y no concursos. Puede que sea verdad. Ahora falta por ver hasta qué punto a la cadena le interesa mantener a esos fieles del universo del corazón o si desean abrirse a un nuevo público, como el que ve Pasapalabra, El Cazador o El comodín de La 1.
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El seguidor de Telecinco ha sido en muchas ocasiones muy cuadriculados. Como cuando los espectadores de Mujeres y hombres y viceversa se quejaban en Twitter que no emitiesen el programa para informar de noticias de última hora, como pudiera ser un accidente de avión o un atentado, porque lo que se esperaba de Telecinco no eran noticias, sino salseo. Hasta que el mundo de los tronistas dejó de interesar, se llevó a Cuatro y allí terminó de morir.
Ahora estamos en otra era, y habrá que aguardar qué movimientos hace Telecinco. Si pasa página de verdad al corazón, renovando sus tardes con firmeza, o si una vez más donde dice digo termina diciendo Diego, y recupera Sálvame para toda la franja de cuatro a nueve, quizá con una nueva fruta para su tramo final. Como si ya estuviera condenado a tener espectadores únicamente afines al mundo del cotilleo, y que ya no quieren entretenimiento puro y duro. Solo bombas y exclusivas, polígrafos y algún que otro test de inteligencia.