Este jueves, Sálvame informó sobre el encuentro que habrían tenido Tamara Falcó e Íñigo Onieva, su expareja, en una iglesia. Dos testigos habrían afirmado a Mayte Ametlla que ambos acudieron a la Misa del Gallo, y que se fueron “juntos”. Todo habría sucedido en la parroquia de la calle Gavilanes de Madrid, tras la celebración de la Nochebuena.
Sin embargo, José Antonio Avilés consideraba que la información, tal como la estaba contando el programa, no sería correcta, y aseguraba que si coincidieron porque les invitó el sacerdote de la parroquia. Terminó enfadándose y abandonando el plató porque no le tomaban en serio. “Hay temas en los que no me meto porque no puedo, si no me metía hasta en los charcos”, advertía el colaborador, que ya ha sido confirmado como concursante de la segunda edición de Pesadilla en El Paraíso.
Para Avilés había diferencias entre ir juntos y coincidir, lo que hizo que algunos de sus compañeros se riesen por “la idiotez del matiz”. “Hasta para eso me mientes, ¡vete ya a la granja!”, le espetó Kiko Matamoros. El cordobés aseguraba muy bien lo que estaba diciendo, pues tenía una fuente de confianza que no quería revelar. David Valldeperas, director del espacio, le pidió el nombre y que lo escribiese en un papel que nadie vería. “Escribirá el primero que se le ocurra”, bromeaba Kiko Hernández, que no quiere pasar páginas de todos los embustes que ya le han pillado a Avilés en diferentes programas de televisión. “No sabe ni cómo se llama...”, se escuchaba.
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Sin poder aguantarse la risa, Adela González le hacía una advertencia: “Está en juego tu credibilidad”. “No tiene”, apostillaba Carmen Borrego, de fondo. Para Rafa Mora, lo mejor era dejar el tema a un lado. “Cuanto más tiempo le demos, más grande la mentira”, valoraba.