Este sábado, Cine de Barrio ofrecerá un nuevo pase en televisión de La tonta del bote, la cual podríamos calificar ya como uno de sus títulos imprescindibles, de esos que se emiten año a año. Una película de 1970 dirigida por Juan de Orduña y protagonizada por Lina Morgan, María Asquerino, Arturo Fernández, Marisol Ayuso, Paca Gabaldón (acreditada como Mary Francis) y otros tantos actores que tienen escrito su nombre en la historia del séptimo arte español.
La cinta es una adaptación de una obra teatral homónima, que cuenta las andanzas de la buena Susana (Lina Morgan), una chica que vive en la casa de la señá Engracia (Asquerino) y de todos los sobrinos que esta ha ido acogiendo tras la muerte de sus hermanas. Cual Cenicienta de inicios del siglo XX, Susana, que fue recogida del torno de la inclusa, se dedica a servir a todos y a cada uno de los habitantes de la casa, que no la toman en serio y abusan de ella. Su vida cambiará el día que entre por la puerta el apodado como Felipe el Postinero (Arturo Fernández), un apuesto profesor de baile al que se rifan las mujeres, pero que acabará mirando de forma especial a Susana.
La tonta del bote es una comedia, y todos nos hemos reído viendo cómo Susana hace mal las cosas, pues esta chica que debe su apodo por recoger colillas en un bote para un ciego es capaz de tropezarse con sus propios pies. Y qué decir de su número musical, que responde a una ensoñación de la protagonista convirtiéndose en una estrella del espectáculo.
Sin embargo, si se rasca en la superficie, La tonta del bote es una película llena de violencia, y que busca con el maltrato hacia Susana la risa del espectador. Ya en la primera escena, Engracia amenaza a la chica con la mano levantada porque va tarde a hacer la compra. A los diez minutos ya le han levantado la mano hasta tres personajes diferentes por hacer tarde las labores del hogar, y una le ha tirado del pelo por insolente, “para que aprenda”.
[Lina Morgan o la reina de la televisión de la década de los 90]
Alrededor de la media hora le pegan la primera bofetada, porque no le cosió bien la goma de las bragas a Assumpta (Paca Gabaldón), se le cayeron por la calle y “dos mariquitas” le invitaron a ponérselas con tirantes. Un par de minutos más tarde, su ‘madre adoptiva’ (que nunca se define como tal), la señá Engracia, la abofetea por contar lo que cobra por alquilar una habitación. El día que se le cae el potaje en la cena le meten patadas en las costillas y le tiran de las coletas. Susana acaba por quitarse las mismas para no poner fácil a sus agresores que la maltraten, por consejo de Felipe.
Ella empieza a desarrollar amor propio, y a sentir más vergüenza que dolor por cada palo que le dan. Como es muy buena (o tonta, según a quien se le preguntase), Susana ofrece sus dolores a su difunta madre, que murió en el parto, para que alcance la gloria eterna. Así se lo cuenta a un cura con el que va a confesarse, pues ella cree que es un pecado el sentirse incómoda al verse maltratada “como si no fuese un ser humano”. El párroco la consuela diciéndole su “paciencia y resignación tienen mérito a los ojos de Dios”, pero no la invita a huir, ni nada que se le parezca.
[¿Por qué ‘Cine de Barrio’ repite tanto sus películas?]
Un día, Felipe y un empresario descubren casi por casualidad que Susana tiene un don innato para el baile, y le ofrecen un contrato para hacer gira por el mundo. Pero la noticia no es bien recibida en casa, porque Engracia se había enamorado del profesor de baile, y por ello la recibe a palos, hasta que Susana abandona la casa con lo puesto para nunca más volver. En ese momento, que ya todos la saben adinerada y exitosa, empiezan a protegerla, como si nunca la hubiesen humillado ni maltratado, y se vuelven en contra de Engracia, y la abandonan porque la acusan de estar loca. Si esto no es un drama teñido de violencia física y psicológica en el seno familiar más que una comedia, que Lina Morgan levante la cabeza y me lo explique. Eso sí, al final, Susana reunirá a la que era su familia para anunciar su boda y recibe el cariño de todos. Assumpta le pide perdón, y ella dice que qué tiene que perdonarle, como si nunca la hubiese molido a palos ni hubiese dejado su dignidad y autoconfianza por el suelo. Como dijo una conocida presentadora, el amor todo lo pudo, echando tierra sobre el maltrato.
Casi cada año La tonta del bote se emite en Cine de Barrio, y es fácil entender el por qué. Funciona muy bien en audiencias, y de hecho, en su última emisión, el 6 de noviembre de 2021, superó los 1,5 millones de espectadores, fue lo más visto en La 1 y la cuarta emisión más seguida de la jornada. Destacar que, además, funciona muy bien cuando se emite en canales temáticos, y, por ejemplo, cuando se pasó por TRECE hace escasos dos meses, el 30 de octubre de 2022, fue lo más visto de la TDT.