Antena 3 ha demostrado ser el canal que mejor ha gestionado el éxito de las series turcas. Desde que, allá por julio de 2020, la cadena principal de Atresmedia se atreviese a estrenar en su prime time Mujer, el furor por las producciones otomanas no ha dejado de crecer, dejando de ser algo exclusivo de los canales temáticos, con títulos como Mi hija, Infiel o Secretos de familia triunfando en las noches del canal. Entre las ficciones actuales, una de las que más destaca es Hermanos.
La serie creada por Gül Abus Semerci, conocida por series como Me robó mi vida o Entre el amor y el odio, tiene como principal premisa cómo los hermanos Eren -Kadir (Halit Özgür Sarı), Ömer (Yiğit Koçak), Asiye (Su Burcu Yazgı Coşkun) y Emel (Aylin Akpınar)- deben enfrentarse a las adversidades de la vida después de que sus padres muriesen por culpa de Akif Atakul (Celil Nalçakan). Una cruda realidad que les hace tener que vivir en el antiguo gallinero de sus tíos.
Con su primera temporada ya emitida y en la segunda en plena emisión, una de las principales virtudes de la ficción es que ha sabido captar tanto a la audiencia tradicional de las telenovelas turcas, con personajes protagonistas de diferentes clases sociales, enredos amorosos, intrigas y crímenes encubiertos; como al público juvenil, con elementos más cercanos a telenovelas muy reconocidas como Rebelde Way o, mirándolo de forma más contemporánea, Élite.
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Precisamente, es con la serie de Netflix con la que tiene ciertas semejanzas que, a priori, nadie hubiera relacionado. Ambas producciones tienen el elemento en común de que una terrible desgracia provoca que parte de sus protagonistas, provenientes de clase trabajadora, pasen a estudiar a un instituto para alumnos de clase privilegiada. Pero este factor, que también la emparenta con Rebelde Way, no es lo único en lo que coincide con estos títulos. Es más, parte de sus tramas han tocado temas similares.
Los alumnos del Ataman College bien podrían estudiar en Las Encinas
Tanto Hermanos como Élite o Rebelde Way han tratado a sus personajes adolescentes como adultos y han estado implicados en situaciones que poco tienen que ver con la vida adolescente. En el caso de la telenovela turca, además del excesivo dramatismo que impregna en la serie, poco a poco ha ido metiéndose en una serie de arcos narrativos cada vez más turbios, con robos, asesinatos y hasta un tiroteo de por medio. Lo que llama la atención es que son sus protagonistas adolescentes los que se ven implicados en estos sucesos.
Tras haber superado la treintena de episodios emitidos, ha podido verse tanto a los jóvenes de la familia Eren como a sus compañeros de instituto envueltos en peleas de pandillas, tiroteos de mafias, homicidios, intentos de asesinato, secuestro, tráfico de influencias y encubrimiento de crímenes. Actos que bien podrían haber formado parte de las tramas de la ficción creada por Carlos Montero y Darío Madrona.
Lo último ha sido cómo uno de los hermanos Eren, el primogénito de la familia, Kadir, moría en un trágico accidente automovilístico, al chocar su moto contra el coche que conducía, precisamente, su novia, Melisa (Damlasu İkizoğlu), hija del antagonista principal y menor de edad en el momento del incidente (la edad mínima para tener carné en Turquía son los 18 años).
A ello se suma un cuerpo de policía que queda igual de bien representado que la mentada Élite. Es más, a nadie le hubiera sorprendido que apareciese la inspectora que interpretó Ainhoa Santamaría en la serie de Netflix para entrevistar a alguno de los alumnos del Ataman College.
Precisamente, estas premisas son uno de los principales ingredientes que ha hecho que Hermanos esté siendo un éxito de audiencias. Historias extremas protagonizadas por adolescentes a las que se le añaden las ‘superparejas’, al más puro estilo Carmuel u Omander, es lo que está sucediendo con las relaciones de Doruk (Onur Seyit Yaran) y Asiye o la de Berk y Aybike (Recep Usta y Melis Minkari), convertidos por los fans en AsDor y AyBer. Historias amorosas que han conquistado de lleno y que saben cómo enganchar al público.
Los enredos adolescentes le dan entidad propia a ‘Hermanos’
De ahí, que Hermanos pueda considerarse la prima turca de las citadas Rebelde Way o Élite y se citan estas dos ficciones, dado el empeño en que los protagonistas lleven uniformes tremendamente parecidos. Eso sí, la lógica de la ficción otomana resulta muy distinta a las otras producciones, dada la propia realidad sociológica del país del que procede, con tramas más machistas, donde se remarca más la diferencia de clase y en la que sus historias de amor despiertan solamente ternura, con sus enamorados agarrándose de la mano o dándose un recatado beso.
Es por eso por lo que, aunque la ficción turca sabe replicar elementos propios de las series adolescentes, los sabe encajar dentro de la realidad del país euroasiático. Un elemento más que explica su éxito a nivel internacional. Dado que apuesta por ser la ‘versión desnatada’ de títulos similares, esto le permite llegar a un mayor número de audiencias, romper el nicho propio de las series juveniles (gracias también a que tiene tramas reservadas para sus protagonistas adultos) y tener un horario en la parrilla más flexible (en España se emite en prime time, como en su Turquía natal, pero en otros mercados internacionales se ha podido ver en la franja de tarde).
Ser la ‘versión desnatada’ de Élite bien le ha valido a Hermanos para crear su propio perfil dentro del fenómeno de series turcas. Quizás no rompa esquemas como Infiel o, sobre todo, Secretos de familia; pero sí ha sabido tener una personalidad propia que le ha hecho destacar y conquistar al público, el que sea líder de las noches de los lunes y los martes lo corrobora. Un ejemplo también del buen ojo que tiene Antena 3 a la hora de elegir el tipo de telenovela otomana que emite en horario de máxima audiencia.