La relación de Mónica Naranjo con el Festival de Eurovisión siempre ha sido un poco de amor y odio. Y es que la cantante nunca ha tenido pelos en la lengua a la hora de hablar del certamen, lo que le ha llevado alguna que otra críticas por parte de los eurofans.
Sin embargo, ahora que se están haciendo bien las cosas con el Benidorm Fest, la pantera de Figueras no se lo ha pensado ni un segundo ponerse a los mandos de las galas del certamen junto a Rodrigo Vázquez e Inés Hernand.
"En la edición pasada estábamos en México de gira y estuvimos viendo a través de los canales internacionales lo que podíamos. Y la verdad es que dijimos que por fin se estaban armando bien las cosas, por fin se estaba haciendo para que todo el punto prestase atención a un evento tan importante como es el musical y cultural", se sincera la catalana con BLUPER.
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"Y luego el repertorio de artistas que tuvimos en esos escenarios. Y al final te das cuenta de la preparación que tienen nuestros artistas. Solemos mirar mucho hacia afuera, pero tenemos que mirar hacia dentro porque tenemos grandes artistas descubiertos y por descubrir", añade.
Una de ellas es, por supuesto, Chanel. "Ha dejado el listón muy alto, pero también ha sido una inspiración porque va a hacer que la gente no se relaje. Lo que pasó el año pasado fue algo espectacular y espero que no sea algo excepcional, que siga ocurriendo, que sigamos pensando que va a Eurovisión a representarnos un fuera de serie. Sé que este año se están preparando cosas muy fuertes porque saben que es decisivo. Antiguamente Eurovisión era la mejor canción, la mejor interpretación y ahora esto no pasa. Es exigente".
Su compromiso con el Benidorm Fest es tal que "en el momento que decimos que sí a toda esta aventura, cerramos la agenda. La agenda solamente es el Benidorm Fest. No hay más. Precisamente para poder estar muy volcados durante esa semana. Esa semana va a ser muy exigente".
¿Alguna favorita? "Es inevitable tener favoritas, pero no los voy a decir. Al final va a depender mucho de lo que ellos hayan preparado. Entonces a lo mejor habrá un tema que conecte contigo y que a lo mejor esa puesta en escena no te llega. Eso es como el artista que te gusta escucharlo, pero no verlo. Se da mucho el caso. Hay que esperar".
Y pide respto y mucho cariño por los 18 concursantes. De hecho, cree que su elección como presentadora es porque servirá de punto de apoyo. "Al ser artista sabes lo que hay detrás. Y estos chicos se arriesgan mucho. Las personas que se piensen que subirse a un escenario es un trabajo fácil, nunca lo es. Y cuando hablamos de un concurso como este hay mucha más presión".
"Ya que están mostrando la valía, el ahínco que se necesita para llevar a cabo una actuación como ésta, apoyemos y seamos generosos. Lo que no puede ser es que después de una actuación vayan a saco contra la gente. Hay que cuidarlos, hay que mimarlos. Se están desnudando. Si en algún momento de la vida la gente pudiese subirse a un escenario como ese, creo que lo comprenderían del todo", añade.
"Eurovisión no es para mí"
Por eso ahora también agradece que su rol sea el de presentadora y no el de jurado, como ya ocurrió en 2014. "En Tu cara me suena, por ejemplo, era un rol distinto porque era un concurso muy bonito, muy canalla, pero en el que nos reíamos. Pero de ahí a pasar a trabajar con niños, en Eurovisión o con Operación Triunfo, que era salvaje, son cosas ingratas. Ser jurado mola porque al final te curte muchísimo, pero después también es ingrato porque nadie está de acuerdo. A través de las redes se arma siempre el escándalo y a la mañana siguiente te encuentras con todos los titulares y te hacen sentir como que eres la Bruja Avería. Pero bueno, ya está superado".
En cuanto a sus compañeros, Naranjo se deshace en buenas palabras. "Son un par de amores. Sobre todo con Inés (Hernand), que cada vez que habla sube el pan. Es una semana en la que buscas que tus compañeros también sean tus amigos. Porque la química lo es todo y si tenemos una buena sintonía, tenemos la confianza final de arroparnos entre nosotros".
Y respecto a la eterna pregunta de si ella iría a Eurovisión, la presentadora tira de humor. "Todos los años me lo pedía. Hasta que hace poco dije que ya. Eurovisión no es para mí. Por eso digo que hay que ser generoso. Soy una persona que me gusta mucho todo lo que yo controlo. Llevo controlando una carrera desde hace 30 años. Así que, lo que no controlo, no me siento cómoda. Entonces, ¿para qué meterme en un frasco que no me apetece? Y tampoco me hace ilusión. Si me hiciera ilusión, lo hubiera hecho hace ya muchos años".
¿Y después del Benidorm Fest? "Ya me activé en diciembre con la gira. Empezamos en Chile, hemos hecho un paréntesis con el Benidorm Fest, tenemos otro programa de televisión y, si Dios quiere, haremos gira en España a través de diversos festivales. Cuando rodaba La isla de las tentaciones no podía hacer festivales y es una cosa que tengo pendiente".