El pasado lunes, Kiko Matamoros se convertía en el protagonista involuntario de Sálvame. El programa tenía en su poder información sobre su pareja, Marta López Álamo, con la que ya tiene fecha para casarse, y eso provocó que a Kiko le diese una subida de tensión.
Tras una pausa publicitaria, el colaborador había desaparecido del plató, y explicaron entonces a la audiencia que estaba “siendo atendido por el equipo médico de Mediaset, después de anunciar que tenemos una información sobre Marta López, ha tenido que salir del plató. Se le ha tomado la tensión aquí los médicos han decidido que debía ser trasladado a las instalaciones médicas, porque la tenía muy alta”, contó Terelu Campos, quien presentaba el formato ese último día de enero junto a Adela González.
Este martes, Matamoros reapareció en el programa, y se sentó a hablar de lo sucedido con Jorge Javier Vázquez, quien volvía a tomar las riendas del programa. “Estaba un poco mareado, me dolía la nuca y sentía como con mucha presión”, explicaba el que fuese concursante de la última edición de Supervivientes. “Sabía que era una subida de tensión muy violenta”, reconocía, pues sería una persona con hipertensión, si bien “siempre he tenido la tensión más o menos controlada”.
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En el hospital le hicieron varias pruebas y todo estaba bien, pues le había bajado la tensión. Para Matamoros, lo ocurrido no es “ninguna tontería, porque puede producirte un problema serio de salud como un ictus”.
En su charla con Vázquez, Matamoros lanzó una crítica al programa en el que trabaja, y es que se recogiese con audio y video su problema de salud. “Este es el juego y las consecuencias, me jodió mucho que no tuvieran el detalle de quitarme el micro, pero bueno…”, exponía. Y también decía que “no tuvieron problema en grabar esas imágenes”. Jorge Javier salió entonces en defensa del formato, pues es algo que “se hace siempre”. Matamoros no quedó conforme con esa respuesta, y el de Badalona narró cómo Matamoros pidió que quitasen la cámara y que así se hizo. “Lo entiendo”, respondía con resignación Kiko Matamoros, que lamentaba que no le gustaba ver las imágenes de su subida de tensión, especialmente, por sus hijos.