Uno de los propósitos que La 1 está buscando cumplir para 2023 es levantar los datos de audiencia de su sobremesa. Con la franja de la tarde consolidada gracias a El desafío y Aquí la tierra, la cadena pública tiene el reto de volver a encantar con su oferta de ficción de las primeras franjas de la tarde. De ahí, que se viese con expectación el desembarco de La promesa, ficción que, inicialmente, se anunció para ser el relevo de Dos vidas y que, finalmente, ha terminado convertida en la sucesora de la veterana Servir y proteger, con emisión de doble episodio diario hasta el pasado 23 de enero.
La promesa es una ficción de época, ambientada en la España de 1913. Situada en la provincia de Córdoba, Jana Expósito es una mujer que llega al Palacio de la Promesa, en el valle de Los Pedroches, para trabajar como doncella para los marqueses de Luján, considerados unos de los mayores terratenientes de la región. Su objetivo real es encontrar respuestas a la misteriosa muerte de su madre, a quien vio morir cuando era una niña, además de descubrir el destino de su hermano, quien le fue arrebato de sus manos cuando era apenas un recién nacido.
Una historia que visos de ser un relato épico de época, producido por Bambú y que, en sus primeros episodios, recuerda a otras aplaudidas series de la productora como Gran Hotel o a las primeras telenovelas de la productora, Gran Reserva: El origen y Seis hermanas. Al deseo de justicia de su heroína protagonista se une un romance imposible, pues Jana conocerá a Manuel, hijo de los marqueses y convertido en heredero del título tras el asesinato de su hermano mayor, Tomás, en la noche de su boda.
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De momento, el público está respondiendo positivamente a la propuesta. El pasado 25 de enero, una semana después de comenzar sus emisiones, llegó a superar el millón de espectadores, con 1.040.000 televidentes y un 10,5% de cuota, lo que le hizo acercarse mucho a su principal rival, Amar es para siempre. Aunque sus datos han descendido ligeramente, estando entre los 850.000 y el 1.000.000, sí que está logrando consolidarse, paso a paso, como una alternativa tanto a la telenovela de Antena 3 como a Sálvame Limón.
Creada por Josep Cister Rubio, La promesa está coproducida por la francesa Studio Canal, lo que le asegura mayor visibilidad, dado la compañía gala se encargará de su distribución en varios mercados internacionales, mientras que RTVE la distribuirá tanto en España como Estados Unidos e Iberoamérica, siendo un proyecto cuya ambición busca ir más allá de la conquista del público nacional, algo lógico, si se tiene en cuenta que otras telenovelas españolas como El secreto de Puente Viejo o Acacias 38, ambas producidas por Boomerang, tuvieron una importante repercusión internacional.
Una serie con alma de clásica. La alternativa ideal
De ahí, La promesa busque ser tanto una alternativa a los programas de la competencia como una serie de prestigio cuya calidad artística, técnica y visual sea superior al que suelen tener las producciones diarias, grabándose en exteriores reales y localizaciones de Madrid y Guadarrama. Es más, el Palacio El Rincón, situado en Aldea del Fresno y propiedad de Tamara Falcó, actual marquesa de Griñón, es donde se rueda parte de la telenovela, lo que indica el compromiso de que sea una producción de época diferente.
Con un relato que alma de épico, con una heroína con una fuerza interior increíble; un romance imposible, de esos que conquista y que está pensado para ser cocinado a fuego lento y un apartado técnico muy cuidado, con una fotografía digna de series de emisión semanal; otra de sus virtudes reside en su reparto, que combina talento nuevo con rostros populares y de reconocido prestigio.
Sus protagonistas son Ana Garcés y Arturo Sancho. La primera, a pesar de tener una amplia carrera en el teatro, es una desconocida para el público televisivo; mientras que al segundo solo se lo vio en un par de episodios de Los herederos de la tierra y era más conocido por haber sido concursante de la duodécima edición de Gran Hermano. Con dos jóvenes promesas que contrastan con figuras reconocidas como las de Eva Martín, Manuel Regueiro, María Castro, Joaquín Climent, Antonio Velázquez o Andrea del Río.
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De momento, las primeras impresiones, con ya más de una veintena de episodios emitidos, son positivas. La trama va fluyendo, la intriga engancha y los villanos están bien perfilados, destaca también el contraste y la crítica hacia el sistema de clases que realiza la ficción a través de tramas aparentemente secundarias.
Ahora bien, a TVE solo le queda hacer honor de su sentido de cadena pública y dejar que La promesa se vaya asentando poco a poco. Ya, a priori, apunta maneras a ser una digna sucesora de Acacias 38, la telenovela de época que mejor le ha funcionado al ente desde la abrupta cancelación de Amar en tiempos revueltos. Precisamente, a Acacias se le dio margen para ir creciendo poco a poco, llegando a rivalizar con Amar es para siempre.
Que La promesa sea la alternativa a la telenovela de Antena 3 sería esa victoria personal que tanto ha buscado la pública desde que Antena 3 le arrebatase su serie más longeva y simbólica por la crisis financiera que sufrió RTVE en 2012. Por otro lado, le da espacio a su predilección del público por la época, algo que falta en la oferta diaria actual (Amar ya ha llegado a los 80, lo que le resta esa aura de antaño que tuvieron las primeras temporadas).
Pero para algo así, la cadena tiene que ser paciente; además de ir pensando en otra serie diaria que sirva de tándem para reforzar su sobremesa, tal y como hace Antena 3 con Amar es para siempre y Tierra amarga. Eso sí, de momento, los pasos que va dando la pública están siendo los acertados.