Una de las pocas personas que tiene escrito su nombre con letras de oro en la historia de los realities españoles es María José Galera. Una sevillana a la que conocimos en el cada vez más lejano año 2000 como concursante de Gran Hermano. Dentro de la casa de Soto del Real (pues entonces no se grababa en Guadalix de la Sierra), esta relaciones públicas de discoteca peleó con compañeros como Silvia, y se enamoró de otro, Jorge Berrocal, con el que acabaría teniendo una relación tormentosa.
Durante años, María José volvía a la televisión para agitar el avispero. Lo mismo discutía con Jorge en un plató que regresaba puntualmente a algún reality como El reencuentro, el cual tuvo que abandonar por motivos de salud. Siempre fue una mujer de armas tomar, con carácter, y cuando está rodeada de cámaras, parecía estar especialmente partidaria del conflicto y de alzarse protagonista de la historia, no sabemos hasta qué punto de forma consciente o inconsciente.
Su potencial era algo evidente, por más que pasasen los años. Por eso, en 2016, la edición de anónimos de Gran Hermano la repescó. Entonces se creó una estancia especial llamada El Contraclub, en la que entraron Maite Galdeano, María José Galera y Amor Romeira. El objetivo era que las tres, quienes habían conseguido alzarse como protagonistas de este reality a pesar de ser expulsadas por el público, viviesen con con Pablo, el primer eliminado de aquel GH 17. Maite Galdeano fue muy excesiva con el muchacho desde el minuto uno, y Pablo, que no se esperaba semejante estampa, decidió volver a su casa. El Contraclub cerró de forma exprés y pasó a la historia del programa, y María José Galera vio así cómo se esfumaba su oportunidad de volver a un concurso donde todo se ve y se oye.
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Desde entonces, María José regresaba a la televisión para dar alguna entrevista y aportar datos de su vida reciente. Tras pasar algunas penurias económicas y pedir trabajo de forma activa en sus intervenciones, Galera ha vuelto a ser vigilante de seguridad, oficio que ya tenía en su juventud, antes de entrar en Gran Hermano. Sin embargo, a ella le seguía picando el gusanillo de los realities, y en diciembre de 2022 dijo en el Deluxe: “Al único reality al que iría sería a Supervivientes, a demostrar cómo se pesca y cómo se come. Me merezco entrar en un reality”. Unos meses antes, a través de sus redes sociales contó que se había “quedado a las puertas” de ir a Supervivientes, “pero no ha podido ser. Esperemos que para el año que viene. Estoy dispuesta a volver cuando queráis”.
Por todo esto, muchos imaginábamos que más pronto que tarde María José saltaría del famoso helicóptero de Honduras. Causaba cierta curiosidad imaginar cómo sería su convivencia en situaciones extremas, y cómo aplicaría todo lo que sabe de televisión 23 años después de su puesta de largo.
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Sin embargo, Telecinco decidió darle una oportunidad concursando no en Supervivientes, sino en Pesadilla en El Paraíso, un reality que podríamos calificar como menor, participando encima en su segunda edición. Y como concursante suplente, entrando en la competición después de varias semanas, y cuando las audiencias no estaban acompañando.
Pesadilla está siendo un fiasco en audiencias, no consigue llegar al millón de espectadores ni al doble dígito de cuota de pantalla. Por eso mismo, cualquier cosa que haya hecho María José allí dentro ha pasado bastante desapercibido.
Este jueves, María José se convirtió en la nueva expulsada, cayendo en las votaciones ante Mar López, que se convertía así en semifinalista. Y justo después, Telecinco cerraba la granja, escasamente un mes después de haber abierto sus puertas. En su despedida, la andaluza, entre lágrimas, atinaba a decir que se esperaba su salida, pues había sido la última en llegar y no había tenido el tiempo de otros granjeros de congeniar entre sí o de enamorar a la audiencia.
Ha sido una pena que el cartucho de Galera se haya gastado de esta manera tan exprés, casi sin dar contenido. En la web de sus noticias en la página de Telecinco casi no hay vídeos de su concurso. Y no hay duda de que en Supervivientes podría haber dado mucho juego, porque allí todo se vive de forma más intensa. Podría haber sido la villana de la edición, como pareció serlo en el primigenio Gran Hermano. O haber demostrado que las personas cambian, y que tras una barrera de carácter es todo corazón y haberse convertido en la madre de otros concursantes más jóvenes. En cualquier caso, eso ya resulta difícil de imaginar, pues no van a pescarla para otro reality de vida en directo cuando acaba de salir de uno del mismo tipo. No tiene sentido.
Ojalá que en otra edición María José sí que vaya a Supervivientes y cumpla ese deseo personal que tiene. Como ella misma dijo, esperemos que sea el año que viene. Seguro que ella está dispuesta, cuando Telecinco quiera. Y que vuelva a darnos grandes contenidos, peleas y romances. Sin que nadie le ponga la pierna encima.