Tal como vaticinábamos en estas páginas, Lydia Lozano se enfrentó a una tarde de lo más complicada en Sálvame este jueves. La periodista había sido señalada un día antes como alguien que frecuenta un club de intercambio en Madrid, y le tocaba defenderse. En su línea habitual, Lydia estuvo con los sentimientos a flor de piel y terminó llorando en varias ocasiones, a pesar de que tenía el firme propósito de no derramar más lágrimas.
En un momento dado de la tarde, Jorge Javier Vázquez, presentador de Sálvame en la entrega de este 9 de febrero, daba paso a un misterioso invitado que conocería muchos secretos de Lydia y de su marido, Charly. Se trataba de Jimmy Giménez-Arnau, y eso hizo a Lydia poner pies en polvorosa. No estaba de acuerdo en que Jimmy hablase de su esposo, huyó del plató, cogió sus cosas y se iba dirección hacia la calle. Se justificaba diciendo que no todo vale y que hay veces en las que hay que saber decir no. “Si queréis, hoy no me pagáis”, le decía a dirección.
Jimmy conoce bien al marido de Lydia, y ya habría hablado de él en el pasado, y por esa misma razón Lozano quería protegerlo. “Se hizo dos programas y yo me quedé en mi casa ¿Ahora viene a hablar de Charly y de mí? ¡Yo me voy!”, exclamaba la colaboradora que ha popularizado el baile chuminero.
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Jorge Javier Vázquez salía tras la periodista, intentando convencerla de que se quedase en el plató. Lozano solo respondía que no quería que Giménez-Arnau hablase de Charly, ni mal, ni bien.
Durante su salida, Carmen Alcayde quiso limar asperezas con la protagonista de la tarde, y le entregó una maceta con una planta de naranjas. Le recordó la cantidad de años que hace que se conocen, y le dijo que el naranja es su color y que echase tierra sobre lo sucedido, pues Carmen fue quien dio el nombre de Lydia como clienta de locales de intercambio. Muy seria, Lydia le dio dos besos y siguió camino hacia la calle. Poco antes, Lozano le había reprochado cómo ella había ayudado y defendido a Carmen cuando se dieron informaciones sobre su marido. Finalmente, Lydia acababa entrando al plató, una vez se calmaron las aguas.