Redactor de Bluper

El pasado fin de semana HBO Max estrenó Traitors, un reality en el que un grupo de famosos procedentes de todos los ámbitos cuya mecánica consiste en dividirlo en dos grupos: el de traidores y el de fieles. Los traidores eliminarán a un rival durante la noche, mientras que los fieles deberán estar con el ojo avizor para identificar cuál de sus compañeros le puede dar una puñalada por la espalda cuando menos se lo esperen.

Este concurso resulta un soplo de aire fresco en nuestra televisión, y más cuando los participantes no tienen que convivir únicamente, sino también llevar a cabo una misión secreta. En varias ocasiones los realities de la televisión generalista han apostado por esto, como Secret Story: La casa de los secretos. Pero hubo un formato, emitido por Cuatro primero y por Telecinco después que jugó muy bien con los roles de los concursantes, si bien, en ningún caso llegó a convertirse en un éxito. Hablamos de The Mole, que fue emitido primero como El traidor, y más tarde como El topo.

La mecánica es diferente a la de Traitors, pero en cierto modo, complementaria. En un grupo de concursantes anónimos, todos ellos deben realizar pruebas de diferente índole para acumular dinero. El traidor, en este caso, lo que tenía que hacer era poner palos en las ruedas de forma sibilina para que las pruebas no llegasen a buen puerto, como si ya fuesen muy sencillas por sí mismas. No era, sin embargo, un ‘asesino’ como en el programa de HBO, sino que se iba eliminando a aquellos participantes que más alejados estuviesen de la identidad del infiltrado. Para ello, debían responder a un test en el que se le hacían numerosas preguntas sobre sus sospechas.

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Esto resultaba muy interesante, pues para continuar en la competición no había que hacer alianzas con otros compañeros para que no votasen tu expulsión, como ha sucedido en cierta medida en Traitors. Sencillamente había que abrir los ojos al máximo para no perder detalle de todo lo que ocurre a tu alrededor, y si no te enteras de lo que te tienes que enterar, estás fuera. El espectador, en casa, jugaba también intentando adivinar quién era el malo y quiénes los buenos, algo más complicado de lo que pueda parecer.

El traidor se emitió en Cuatro en el año 2006, con Luis Larrodera como presentador en el plató y Sergio Muñiz en las pruebas. Había 100.000 euros en juego, de los que se obtuvieron 49.000 y que se embolsó un opositor a Policía Local, David Rua. La traidora era Eva Pablo, una administrativa de Gerona, que consiguió llegar hasta la final.

Sus audiencias fueron bastante moderadas, aunque hay que destacar que fue emitido en verano, cuando baja el consumo audiovisual. Estrenó con un 5,9% con 741.000 espectadores, y despidió con su entrega más vista, con 792.000 espectadores y un 7,8%. Se dejó en el aire la posibilidad de una segunda edición, que no llegó como tal.

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Tras esto, Telecinco (que todavía no se había fusionado con Cuatro) se hizo con los derechos y lo emitió en 2007 con el nombre de El Topo. Daniel Domenjó presentaba en plato y por Emilio Pineda en las pruebas, pero esta vez el formato pinchó, y solo vimos dos entregas, pues fue cancelado, sin conocer a su ganador.

El formato original, The mole, arrancó sus emisiones en Bélgica en 1999, en plena era del boom de los realities. Desde entonces se ha emitido en cerca de 20 países, algunos encadenando una edición tras otra. En España, de hecho, además de estas dos versiones nacionales se emitieron otras dos autonómicas, en TV3 y ETB. En la actualidad The mole sigue funcionando, y el pasado 2022 hubo ediciones en Bélgica, Estados Unidos e Italia, en 2021 hubo otra en Suecia, y en 2020, en Alemania. Por ello, igual es el momento de darle una nueva oportunidad a El topo en España y traerlo a la televisión actual, quién sabe si en la televisión en abierto, o en una plataforma como Netflix, que ofrece su versión estadounidense.