Parece que el regreso a las series diarias por parte de Telecinco será mucho más accidentado de lo que apuntaba inicialmente. En noviembre del año pasado, se anunció que la cadena principal de Mediaset tenía pensado volver apostar por una ficción de tira diaria, algo que no hacía desde agosto de 2009, cuando finalizó Yo soy Bea. El proyecto, Mía es la venganza, apuntaba a ser una apuesta en serio y en firme, al contar, además, con Aurora Guerra, una de las figuras imprescindibles de la producción actual, con telenovelas de gran calado como El secreto de Puente Viejo o Acacias 38 a sus espaldas, y tener a Lydia Bosch como una de los protagonistas.
Ahora bien, todo ha saltado por los aires. Según reveló FórmulaTV, el pasado 20 de febrero, Guerra, quien era la showrunner, creadora y guionista principal de la serie, se ha visto obligada a abandonar el proyecto tras las muchas discrepancias que ha habido con la productora, Alea Media. Los inesperados cambios en el perfil de los protagonistas, pues ambos actores fueron despedidos tras verse parte del metraje de las grabaciones iniciales, así como la introducción de otro productor ejecutivo y los continuos cambios en el reparto, han sido los que han propiciado la marcha de Guerra.
Su marcha ha sido polémica y no crea un buen referente para una serie que busca ser la gran apuesta de cambio de Telecinco en su franja de access prime time. Una propuesta un tanto arriesgada como necesaria, ya que la cadena de Mediaset España necesita un buen telonero para su prime time, como así tiene Antena 3 y tendrá La 1 con Cuatro estrellas.
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Ahora bien, con noticias como esta, el proyecto nace señalado. Guerra no es una desconocida precisamente, además de las icónicas El secreto de Puente Viejo o Acacias 38, ha estado detrás de otras series diarias de éxito como Bandolera o Lalola, además de ser guionista de la mentada Yo soy Bea. Además, su relación con Telecinco está muy presente, al ser creadora de Escándalo, relato de una obsesión, una de las apuestas fuertes de la cadena por la ficción en abierto en su prime time.
En un momento en el que hay cada vez más consciencia sobre la importancia del reconocimiento de las figuras tanto de guionistas, como de creadores y showrunners, una salida tan abrupta no está bien vista y, por supuesto, perjudicará a lo que venga, lo que puede provocar que el público rechace el resultado final, especialmente, porque se ha revelado que el nuevo productor ejecutivo de la ficción carece de experiencia en ese tipo de puesto, frente a una consolidada guionista de reconocida carrera.
Y, la verdad, la premisa original de Mía es la venganza apuntaba a un thriller que aspiraba a ser un contrapunto tanto a la ochentera Amar es para siempre como al relato de época de La promesa. La ficción narraba cómo una mujer, Sonia, sufre un accidente de tráfico y solo logra salvar a una de sus dos hijas que viajaban en el asiento trasero del coche, Olivia.
Veinte años después, Sonia se ha convertido en una empresaria de éxito, dueña de un selecto club deportivo, mientras que Olivia vive de forma frustrada, al ser la hija que nunca logra estar a la altura de las expectativas de su progenitora. Marcadas aún por la tragedia, ninguna de las dos esperaba la irrupción de Mario, un joven a quien ese accidente también le arruinó la vida y que buscará vengarse tanto de Sonia como de Olivia, pues su deseo es que ambas sufran lo que él ha sufrido. Lo que Mario no esperaba es que sus propios sentimientos se interpusiesen en sus ansias de vendetta, poniéndole en un dilema moral en el que deberá elegir entre el amor y la sed de revancha.
Sin duda, el proyecto propuesto por Guerra atraía. Aunque no se describía la época, todo apuntaba a que sería una serie ambientada en el presente, lo que rompería con el espíritu de serie nostálgica que tienen tanto Amar es para siempre, como La promesa. De hecho, sería la única ficción diaria española situada en el presente que estaría en emisión, tras la cancelación de Servir y proteger, la cual se unió así a Dos vidas, Mercado central, Derecho a soñar y Centro médico, todas emitidas en La 1, lo que convertiría a Mía es la venganza en la primera producida por una cadena privada.
No se explican los motivos que hayan provocado que el proyecto haya terminado con la salida de su propia creadora. Sí, la serie fue una propuesta directa de Paolo Vasile, exconsejero delegado de Mediaset España, como de Manuel Villanueva, director general de contenidos de la corporación. Dado que Alessandro Salem, actual consejero delegado del grupo, optó por mantener a Villanueva en su puesto, no parece que haya sido cosa de Mediaset estas diferencias creativas, sino de la productora que sigue ligada al proyecto, Alea Media.
Independientemente de quién o qué haya provocado la marcha de Guerra, lo cierto es que su salida deja gravemente herido al proyecto. Una producción de tira diaria tiene una responsabilidad enorme, más si se tiene en cuenta que Telecinco no ha apostado por una desde hace 14 años. Que venga con toda esta polémica detrás, no aporta lo que puede decir como ‘buena prensa’. Eso sí, dado que aún es temprano para ver el resultado final, tocará esperar a su estreno para ofrecer un dictamen.