El pasado 22 de febrero, Jesús Álvarez sorprendía a toda la audiencia con la noticia de su salida de TVE, y es que la cadena pública y el presentador anunciaban su jubilación. Concretamente, todo ocurría el mismo día en el que el periodista cumplía 65 años.
Ahora, el comunicador no ha dudado en contar "la realidad" de su marcha de la Corporación en dos entrevistas, un tanto más dolorosa de lo que pareció. "En televisión falta mucha mano izquierda. Tenía dos proyectos importantes de trabajo para hacer en la casa y pedí hablar antes de irme", confesaba a El Debate.
"A mí no me ha recibido nadie y he llamado a varias puertas para hablar cinco minutos con la gente. Tú me dices '¿es una cuestión política?' No. Es una cuestión de educación. Me puedes decir 'Jesús, oye, en este momento esto no cuenta entre nuestros proyectos, o ahora mismo no podemos afrontarlo'. Lo que sea. Pero recíbeme. Por lo menos escúchame. Que llevo muchos más años en la casa que tú", se quejaba.
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El comunicador asegura haber "vivido una época en TVE en la que hemos sido los amos del mundo. Hemos tenido audiencias millonarias, publicidad, dinero para comprar derechos de grandes acontecimientos deportivos...".
"Ahora no tenemos ni esas audiencias ni ese prestigio. Seguramente, ni tenemos esa ilusión ni esas ideas que había antes. Me duele. Es una casa complicada. Pensé: 'Si algún día yo soy director de deportes, ya verás cómo intento cambiar esto'. Pero se queda en un intento porque, cuando llegas ahí, te das cuenta de que estás atado de pies y manos", asegura.
Asimismo, el comunicador también ha realizado duras declaraciones a la revista Pronto, donde se ha explayado todavía más, confirmando que la decisión de salir de la pequeña pantalla no fue suya. "Me jubiló TVE", confirma. "Me quedé perplejo cuando me obligaron a jubilarme. Me siento defraudado. No han tenido en cuenta todo lo que he dado a esa casa".
Además, Álvarez no ha dudado en criticar el comportamiento de los directivos de RTVE. "A lo mejor los dirigentes de esa casa deberían dejar de mirarse el ombligo", afirma. "Deberían pensar qué están haciendo mal o por qué la gente toma determinadas decisiones", añade.