El Hormiguero ha comenzado su última semana de marzo con uno de los invitados más famosos de nuestro país, el cantante Omar Montes. El también concursante de realities ha acudido al plató de Pablo Motos para promocionar su próxima gira, que comenzará el próximo 21 de abril, y para contar más detalles del combate de boxeo en el que participará en junio.
El presentador ha querido conocer cómo será su show en vivo y Omar no ha dudado en confesar una de las grandes sorpresas que le espera a todos los que acudan al concierto del madrileño. "Fui a Alemania a comprar un Ferrari. Lo he cortado para poder subirlo al escenario, le he quitado el motor, lo he descapotado... Un bailaor se sube encima del Ferrari y baila", espetaba.
Tras esto, el conductor ha asegurado que se necesita "mucho dinero" para comprar un Ferrari y aprovechado este dato, Motos ha querido saber si Omar tiene amigos "interesados". "Hay gente que da por hecho que por tener dinero ya tienes que pagar todo, es que no sacan ni la cartera. Por lo menos que hagan el amago", confesaba.
"Inevitablemente, el dinero te cambia. Al final puedes ser la misma persona y que no se te vaya la cabeza, pero antes yo iba a Zara y miraba el precio de la ropa, ahora ya no lo miro solo lo cojo", contaba.
Para concluir la entrevista, Pablo Motos ha querido preguntarle a Omar una cómo fue su experiencia en el concierto que dio en Qatar durante la celebración del Mundial de Fútbol hace unos meses. El artista salió al escenario vestido con el atuendo propio del país y con una bandera española a la espalda. Lejos de interpretar sus canciones y quedarse callado, Montes lanzó mensajes reivindicativos entre tema y tema: "Viva España"; "Vivan las mujeres"; "Vivan los gitanos"; y "Viva el amor libre. Que cada uno se vaya con quien le dé la gana".
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"¿Qué pasó después de que dijeras esto?", le cuestionaba el presentador. "Sigue que casi nos matan, gracias a Dios, estoy aquí. Se lo tomaron medio mal, porque al final aunque yo lo diga de buen rollo...", aseguraba el cantante.
"Cuando llegué al hotel, el recepcionista, que era mi amigo, me dijo que habían ido preguntando por mí y que no tenían muy buena pinta. Me dijo que me fuera a dar una vuelta, pero al final me pillaron. Salí corriendo y me escondí en una lavandería, estuve debajo de una tapa de plástico como dos horas. Aproveché para despedirme de mi madre por si acaso", añadía entre risas.