Esta semana pasada, La 1 veía cómo la serie histórica británica Poldark finalizaba sus emisiones. La ficción, creada por Debbie Horsfield y basada en la saga de novelas de Winston Graham, funcionó como tándem de La promesa, el serial de época que se ha convertido en uno de los grandes aciertos de TVE en esta temporada. Para evitar desgastarla, se optó por dejar de lanzar doble emisión de capítulo y poner tras ella otra ficción.
Por supuesto, la emisión de Poldark se vio como algo temporal, dado que la serie de BBC One tenía apenas 43 episodios divididos en cinco temporadas. De ahí, que TVE haya estado buscando sucesoras. La primera de ellas es El bazar de la caridad, una ambiciosa miniserie de época francesa creada por Catherine Ramberg y que narra la terrible tragedia real ocurrida en El Bazar de la Charité de París en 1897, en el que fallecieron 126 personas, la mayoría de ellas mujeres de la alta aristocracia, como Sofía Carlota de Baviera, duquesa de Alençon y hermana de la emperatriz Sissi.
A los más seriéfilos les habrá sonado familiar el anuncio de El bazar de la caridad y tiene toda la lógica del mundo. Coproducción entre Francia y Bélgica, la miniserie protagonizada por Audrey Fleurot, Julie de Bona y Camille Lou es una producción de TF1 y RTBF. Su emisión en el canal francés fue el 18 de noviembre de 2019. Ahora bien, tras su lanzamiento en la televisión lineal de Francia, Bélgica y Suiza, la ficción se estrenó mundialmente en Netflix el 29 de diciembre de ese mismo año.
De hecho, se convirtió en una de las producciones que la propia plataforma en streaming recomendó tras el éxito de Los Bridgerton y estuvo entre las más vistas de varios mercados europeos. Dado que es una, esencialmente, una producción de TF1, su emisión en La 1 no tiene por qué sorprender. Es más, su lanzamiento fuera de la plataforma se produce más de tres años de haberse visto en Netflix. Sin embargo, este movimiento puede tener más lecturas.
El hecho de que sea una miniserie de apenas ocho episodios provocará que la vida en las tardes de La 1 sea muy corta. Dado que su estreno fue este 27 de marzo, El bazar de la caridad terminará sus emisiones el 5 de abril, coincidiendo así con las vísperas de los días festivos de la Semana Santa, lo que le deja margen a TVE para encontrarle una sucesora. Pero toca ir más a fondo y analizar por qué la pública se ha atrevido a rescatar una serie distribuida por una plataforma en streaming para sus tardes.
Lo cierto es que tanto Netflix como Amazon Prime Video y demás plataformas han acumulado un buen puñado de títulos que tienen su sello (como producto exclusivo) pero que, realmente, no han producido, solo distribuido. El caso de El bazar de la caridad no es único. Por ejemplo, la serie austro-alemana Freud. Creada por Marvin Kren, Stefan Brunner y Benjamin Hessler, esta producción narraba los años de juventud del psicoanalista Sigmund Freud y se emitió originalmente en la cadena austríaca ORF, pero Netflix fue la encargada de lanzarla internacionalmente.
Otros ejemplos son la estadounidense El alienista, originalmente de TNT, o la canadiense Alias Grace, la cual se vio primero CBC. La plataforma también hace ese movimiento con ficción española, los casos más notables son La catedral del mar, La cocinera de Castamar o Entrevías, primero emitidas en abierto en canales generalistas, para después pasar a su catálogo y vendidas como títulos originales en otros mercados.
Una oportunidad para la divulgación de cultura europea
Ahora bien, más allá de entrar a debates sobre lo que se esconde tras el sello 'original', toca verlo como una oportunidad para TVE para ir probando suerte con un buen número de series que pueden tener una segunda vida con su emisión en abierto. Además, títulos de diversas nacionalidades y muchos de época. De hecho, tanto Poldark como El bazar de la caridad tienen en común en que son producciones muy ambiciosas en su apartado técnico y que, precisamente, siguen la temática de La promesa, convertida ya en serie estrella de la cadena (hasta el punto de corrió el riesgo de convertirse en comodín para el ente).
Es evidente que tanto Poldark como El bazar de la caridad y sus más que previsibles sucesoras son parches hasta que TVE dé luz verde a una serie diaria que sirva de tándem con La promesa (lo ideal sería realizar un contraste y apostar por una ficción ambientada en el presente, por ejemplo). Pero, mientras tanto, la pública puede aprovechar esos inmensos cajones de sastre que son las plataformas y darles protagonismo a ficciones que tengan parte del espíritu de servicio público de TVE.
El bazar de la caridad es una serie francesa. Precisamente, las ficciones galas se han convertido en un auténtico fenómeno en la televisión de pago española. Por otro lado, Poldark fue producida por la BBC, o sea, otro canal público. El emitir series europeas, por ejemplo, forma parte de ese espíritu de divulgación cultural que tiene que tener el ente. No tiene por qué limitarse solo a Europa, bien podría aprovechar la emisión de títulos que haya distribuido plataformas y que sean procedentes de Iberoamérica, por ejemplo.
Ya lo dice el refrán, “hacer de la necesidad virtud” y TVE, hasta que tenga un plan concreto para esa franja de tarde, puede aprovecharla para, justamente, hacer gala de su espíritu como canal público.