Hay pequeños detalles en el despacho de Ramón Campos que le definen muy bien. Su teclado no es un teclado normal. Es un teclado que simula al de una máquina de escribir antigua. Una máquina como la que tiene unos pasos más allá y que le recuerda quién es y de dónde viene.
También cientos de libros. Y mucho merchandising de ET. Y pequeños recuerdos de cada una de las series que ha producido en Bambú, la productora de televisión que fundó hace ya dieciseis años junto a la que por entonces era su pareja, Teresa Fernández-Valdés, y que en solo unos años consiguió convertirse en la empresa de ficción más importante del audiovisual español.
¿Por qué Bambú? "Íbamos en el coche de camino al registro y llevábamos dos nombres anotados. Entonces empezó a sonar Bambú, de Miguel Bosé, en la radio y lo anotamos por si acaso no aceptaban los dos primeros", nos confiesa a las puertas de la sede de la compañía en Pozuelo de Alarcón.
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Una sede amplia, bastante diáfana, espaciosa. Quizá ahora algo más tras la marcha amistosa de la productora de Fernández-Valdés hace tan solo unas semanas. Su despacho aún sigue allí vacío, sin prisas por buscarle una nueva función. "Sin ti no sería ni la mitad de lo que soy. No sabes cómo te voy a echar de menos en el día a día y que afortunado me siento de tenerte a mi lado para siempre gracias al mejor regalo que me pudiste dar fruto de nuestro amor. Nos vemos en Marte", le escribía justo hace dos semanas en Instagram.
Y justo con esas bonitas palabras quería empezar la entrevista ya que, tras una ruptura profesional y personal como la suya, donde se ha compartido tanto, no resulta sencillo alcanzar una relación amistosa con tu expareja. Sin embargo, en la mesa del despacho de Ramón hay un libro que sobresale por encima de cualquier otro: Nosotros Podemos.
Veo que la serie de Podemos está entre tus objetivos prioritarios ahora mismo...
Sí. Tenemos Podemos, que la idea es empezar a rodar en enero aproximadamente; una serie con Netflix, tenemos La Promesa, que está yendo como un tiro; tenemos varias series documentales, tenemos Tierra de mujeres, que estamos cerrando montaje para Apple...
¿De dónde surge la idea de hacer una serie sobre Podemos?
No me apetecía nada hacer un biopic de gente famosa ni nada de esto, pero sí me apetecía volver a la realidad, que a mí siempre es algo que me gustó mucho como Fariña, En el corredor de la muerte o en documental Asunta. Y buscando y buscando, resulta que yo estuve en las primeras elecciones de Podemos y recuerdo la foto del grupo de amigos. Y tengo las fotos mías porque pedí a laSexta una acreditación de prensa y estuve primera fila. Así que recuerdo ese grupo de amigos abrazándose y ahora los veo y digo: 'joder, qué viaje'. ¿Cómo puede ser que en diez años estos tipos que soñaban con todo ya ni se hablen? Íñigo Errejón, Pablo Iglesias, Carolina Bescansa, Miguel Urbán.
Y empecé a investigarlo con gente que los conocía y me empezaron a contar cómo era sus reuniones al principio. Tenemos muy idealizado todo el principio de Podemos, pero no fue tan ideal. Cuando ellos presentan el partido en el Teatro del Barrio, ellos estaban cagaos. Pablo (Iglesias) me contó que, cuando salieron de allí, decían que aquello no iba a salir. Y hasta que no vieron que durante las 24 horas llegaron a los 50.000 avales, no entendieron que algo estaba pasando. Me parecía interesante toda esa parte. Y con todo lo que ha estado pasando de las cloacas atacándolos y de las cosas que no hicieron bien. Porque la verdad es que todos ellos están siendo muy generosos, porque te hablan de lo que hicieron bien, pero también de lo que hicieron mal.
El único con el que no hemos conseguido hablar todavía es Íñigo Errejón. Pero estamos hablando con Pablo, con Carolina, con Monedero...
¿Han accedido todos a hablar con vosotros?
El único que no hemos conseguido todavía es Errejón. Pero estamos hablando con Pablo, con Carolina, con Monedero, con Sergio Pascual... Estamos hablando con los dos lados.
Últimamente estamos viendo que se hace mucho biopic. ¿Había que volver a este tipo de historias para atrapar a la audiencia? ¿A las historias más de personajes?
No tanto en este proyecto. Aquí queremos hablar más de las relaciones de amigos. Porque todos sentimos que queremos cambiar el mundo y el mundo nos acaba cambiando a todos para un lado o para otro. La promesa es volver a esa televisión que llegaba a todo el mundo y Podemos es de esos proyectos que es eso y además poder hacer este otro. Y podemos promediar. Eso es una cosa que yo sigo insistiendo es que hay que promediar, solo hacer Fariña no hace que esta industria crezca, hay que hacer la promesa, hay que hacer series de este tipo y estas sostienen estas otras.
¿Se había olvidado la industria del espectador medio? ¿Se dejó cegar por las plataformas y las ganas de hacer series de autor? ¿Nos estamos dando cuenta ahora?
Yo creo que aún no nos hemos dado cuenta. Creo que la industria no se ha dado cuenta de eso. La ficción española viajó y trajimos las plataformas. Empezamos a hacer series para las plataformas y creo que nos hemos olvidado de con qué viajamos. Y las series de ahora no viajan como las de antes y algo está pasando. Pero, ¿cuáles viajan? Entrevías, El Príncipe... Son series de las de antes y eso no quiere decir que el público sea tonto, es que la gente quiere llegar a casa y muchas veces desconectar. No quiere series profundas todo el rato, quiere una profunda, pero las demás para desconectar. No podemos obligar a que la gente que cuando llegue a casa le pongamos una tesis encima de la mesa que tenga que estudiar.
Empezamos a hacer series para las plataformas y creo que nos hemos olvidado de con qué viajamos. Y las series de ahora no viajan como las de antes.
¿Hará esto que volváis a las generalistas? Porque justo vuestro alejamiento ha coincidido en el tiempo...
Yo quiero volver. Fue una cuestión de posicionamiento. Cuando decidimos alejarnos de la tele tradicional, era por presupuesto y por posicionamiento de la empresa. El presupuesto era mucho más alto, pero sobre todo queríamos llevarnos la marca de los primeros en Netflix, los primeros en Amazon, los primeros en Apple... Y decíamos: 'Cada vez que consigamos uno de estos hitos, fortalecemos nuestra marca'. Es cierto que las televisiones tradicionales han cambiado el chip y y no hablamos de 500.000 euros por capítulo sino que empiezan a subir sus presupuestos a 800, 750... Entonces ya se pueden hacer proyectos interesantes. Y también tenemos a Studio Canal, que si no nos llega el presupuesto que nos da la tele tradicional, ellos coproducen como pasa con La Promesa. Entonces podemos meter un poquito más de dinero para que esta serie luzca un poco más. Y una reflexión en torno a esto es la relevancia. En el momento en el que nosotros decidimos posicionarnos en las plataformas, la relevancia estaba allí. Ahora siento que la relevancia vuelve estar en la tradicional. La promesa hace mucho más ruido que muchas series de plataformas. Si tú pegas un pelotazo en Antena 3, en Telecinco o en TVE, la gente habla más de él que cuando pegas un pelotazo en Netflix. Porque en Netflix hay muchos pelotazos ya. Creo que hay que volver ahí porque esas series son las que viajan.
Es que La Promesa está en la conversación de la calle...
Hay tal cantidad de contenido en la plataforma y tan poco en el abierto... En Netflix es muy difícil llamar la atención.
¿Es La Promesa la puerta a una nueva serie en prime time en Televisión Española?
A nosotros nos encantaría, pero no lo sabemos. Es cierto que Televisión Española es una cadena pública y que tiene que repartir el juego. No puede darle todo a Bambú. Entonces entendemos que nuestro hueco por ahora está cubierto con La Promesa y cuando Televisión Española ya esté estabilizada en audiencia, ya podemos entrar.
¿Y con Atresmedia? Porque es verdad que también ha coincidido con la marcha de la que era su directora de ficción, Sonia Martínez, y que ella ahora comande una productora y haya más tarta a repartir...
No creo que sea tanto eso. Es cierto que nosotros nos alejamos mucho y ahora tenemos que encontrar las conexiones de nuevo. Parece sencillo, pero no lo es tanto. Yo intento adelantarme a lo que van a hacer las plataformas, pero muchas veces no es fácil. Adelantarme a lo que va a hacer Atresmedia y, con todos los proyectos que ya tienen en marcha, es muy difícil. Y yo ahora he llegado a la cola. Ahora tengo que ganarme de nuevo el puesto ahí. Y hay gente que lo está siendo muy bien. También es verdad que antes éramos seis productoras y ahora somos 40. Es mucho más difícil encontrar tu hueco. Pero, bueno, es una cuestión de tiempo y espero encontrar ese proyecto para hacer con ellos. Tener una serie en TVE y otra en Antena 3 es cómo volver al origen de Bambú. Y si ya le sumo Telecinco sería maravilloso.
Tener una serie en TVE y otra en Antena 3 es cómo volver al origen de Bambú. Y si ya le sumo Telecinco sería maravilloso.
¿Se ha abierto una nueva oportunidad con con la nueva directiva de Mediaset para trabajar por primera vez con ellos?
Estamos en conversaciones, nos hemos reunido con ellos, con el consejero delegado y con Arantxa Écija, con Manuel Villanueva y estamos buscando proyecto.
Viendo que en plataformas funcionan tan bien las ficciones diarias como Café con aroma de mujer o Pasión de gavilanes y que vosotros tenéis ya experiencia, ¿os han pedido series de este tipo?
No, ninguna plataforma cree en las series diarias, en las series de largo recorrido en España. Sienten que si se tienen que comer 150 capítulos, aunque como presupuesto sean lo mismo que un prime time, les hace más daño de imagen. Tener un catálogo de 150 capítulos que no funcionan es peor que tener seis capítulos que no funcionan. Esto les da miedo. Pero cambiará. Al abierto les daba miedo que pusieran una serie varios días y lo han hecho.
Háblame de la internacionalización de la productora. Hasta ahora siempre habéis apostado por el español, salvo en contadas ocasiones como En el corredor de la muerte, Now and then, Refugiados o Tierra de mujeres...
No es algo que a mí me obsesione especialmente. Creo que el inglés no es el camino a seguir. Primero es muy difícil convencer a un ejecutivo americano de que nosotros somos personas para hacer una serie en inglés y luego tengo la sensación de que tenemos que hacernos fuertes en el español. Y si tú gastas los esfuerzos en irte al inglés, estás perdiendo fuerza aquí. Nuestro objetivo en los próximos años tiene que ser hacernos más fuertes aquí.
Hacerlo aquí, pero no sólo con la visión de aquí, sino con la visión de Latinoamérica...
Sí, pero desde aquí. Estamos tocando plataformas allí, pero siempre vamos a ser valiosas en Latinoamérica si aquí somos fuertes. Una productora que no es fuerte en España no la van a contratar en Latinoamérica.
Si tú gastas los esfuerzos en irte al inglés, estás perdiendo fuerza aquí. Nuestro objetivo en los próximos años tiene que ser hacernos más fuertes aquí.
¿Y en cine?
Ahora mismo estamos trabajando en la nueva película de Dani Sánchez Arévalo, estamos trabajando en una película con Diana Toucedo, que es una directora gallega. Y estamos trabajando una línea de terror a un nivel más europeo: ccrear una especie de marca dentro del propio canal para el terror. La idea es que Estudio Canal, que es una distribuidora muy fuerte, pueda tener un catálogo de películas de terror dentro del grupo. De alguna manera en el cine estoy haciendo la misma jugada que en la televisión: cine comercial que me soporte hacer un día, una noche.
Iba a empezar la entrevista de otra manera, hablándote del mensaje tan bonito que le dejaste a Teresa cuando anunció que abandonaba la compañía...
Ha sido una salida gradual. En realidad el otro día fue la noticia, pero Tere no estaba en la compañía desde septiembre. Acordamos que ella se hacía cargo del final de Nacho porque era un proyecto suyo, pero desde que decidimos que ella se marchaba y yo me quedaba, dio un paso atrás porque no podía seguir vendiendo proyectos. Esto ha sido como el punto final, pero fue algo gradual. Para ella fue más duro que para mí.
Lo que he visto es que también ha sido una evolución natural porque cada uno comandábais ya proyectos muy distintos...
Es verdad que a mí me tira mucho la realidad, me tira Asunta, Alcasser, 800 metros, Podemos, y a ella le gusta más la línea Velvet o Un asunto privado, que yo la disfruto muchísimo, pero ya estaba claro en la productora que hacía cada uno. También habíamos dividido plataformas: ella se ocupaba de Amazon, yo me ocupaba de Netflix. Cada uno era como el responsable de una plataforma y yo empezaba a sentir que necesitaba ir a vender a otros sitios. Así que, como al final podíamos chocar y en nuestra privada también nos unen nuestras niñas, decidimos que era la mejor.
Si tenemos este problema de que 4.000 personas se suicidan al año, tratemos el tema, hablemos del tema. Pero da miedo por ahora.
Hace ahora un año contaste una cosa muy personal...
Sí, lo del suicido. Hubo mucha gente que me criticó por poner en riesgo a la compañía al hablar de eso. Pero es que 4.000 personas mueren al año en España y yo conozco a mucha gente que se le está suicidando gente cercana. Entonces, me pareció una cuestión de responsabilidad. Hablé con mis hijas del tema y les pregunté si les parecía mal que hablase de ello.
Una de las cosas que más se le critica a los directivos de televisión es que no son humanos, que son personas muy frías y lo que tú has hecho precisamente contando ese episodio es humanizarte...
Hablé con Román Reyes, que lleva a Stop Suicidios, y me dijo que no conseguía visibilidad. Entonces empecé a pedirle a gente que ayudase. Y de repente pensé que era un hipócrita y que tenía que ser yo el primero que debería dar el paso y no pedirle a la gente que hablase del tema. Entonces fue cuando decidí hablar, primero en Twitter, luego me entrevistó Carles Francino y luego en el XXL Semanal. Y ya ahí cerré el círculo. Intenté hacer un proyecto documental sobre los suicidios en adolescentes y nadie lo compra aquí. De alguna forma el miedo sigue estando ahí en la industria. Este es un tema que no interesa. Y es una putada porque yo creo que las plataformas deberían meter pasta por la parte de conciencia. Si tenemos este problema de 4.000 personas al año, tratemos el tema, hablemos del tema. Pero da miedo por ahora.