Tras causar baja la semana pasada, Tamara Falcó regresó este jueves a la mesa de actualidad de El Hormiguero, donde charló, como es habitual, con Cristina Pardo, Nuria Roca y “el polémico” Juan del Val. Todo ello bajo las directrices de Pablo Motos, que comenzó la tertulia preguntándole a Tamara por el evento que vivirá el próximo sábado. Y es que vivirá la pedida de mano de su prometido, Íñigo Onieva, en un evento en el que se conocerán las familias de los dos.
“Es una cena de discursos, hay un intercambio como de regalos, pero de su familia a ti y de mi familia a él”, detallaba la colaboradora. Explicó que puede ser cualquier clase de regalo, y detalló que ella está “súper agradecida con la joya que me regalaron, así que no me tienen que regalar nada a mí lo que me apetece es que se conozcan las familias no se conocen”. Juan del Val, por su parte, explicó cómo conoció a la familia de Nuria Roca, tiñendo de humor la anécdota.
Tras hablar de temas como la ley del sí es sí, y de cómo hay gente que está cantando mal para que llueva, pasaron a la sección que protagoniza Juan del Val en solitario, donde se gana la etiqueta de “polémico”. Y empezó a cargar contra “los monologuistas que utilizan al público”. Nuria Roca entonces le recordaba que tenían muchos amigos monologuistas, pero él siguió su discurso. “He venido aquí tranquilamente a reír, a ver alguien que se ha currado una historia para que yo me ría y he pagado para eso, ¿qué haces bajando aquí a incomodarme? Empiezan a decirte ¿y qué es tu novia? ¿No?”, se quejaba el escritor.
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Y luego criticó a “los que se pasan media hora delante del sabor de los helados”. Y entonces Tamara Falcó se sintió identificada, diciendo que ella era una de esas personas. “ Y pido cucharitas de todos, desde que me (enteré de que) eran gratis”. Al hablar sobre sabores extraños, Cristina Pardo contó que una vez probó en televisión el helado de mostaza. “Los helados deben ser de chocolate, de vainilla y de fresa, y si tienes más de 78 años, de turrón”, insistió del Val. Y acabó su sección criticando a los escaparates de las inmobiliarias que están llenas de pisos vendidos y a los fabricantes de tiritas porque tienen formas “que no sirven para nada”.