El reality de Telecinco Supervivientes va de salir adelante en una isla del Caribe en condiciones extremas. Con mosquitos, pasando frío, hambre, teniendo que buscar cada día la comida por la playa o la montaña. Y robando. Porque si algo sabemos los espectadores es que en la competición el que más y el que menos mete mano donde puede con tal de tener el día un poco más tranquilo. En ocasiones se roba comida, pero si cuela algo más, que cuele.
Bien sabe esto Bosco Martínez-Bordiú, que el pasado domingo, tras ganar la prueba de recompensa, tuvo el privilegio de abrir su maleta y coger de ella tres objetos. Tres. Y entonces eligió dos bañadores, unos escarpines… Y un cuarto artículo, un peine que se escondió en el bañador. Laura Madrueño, la presentadora desde Honduras, tuvo que darle un toque de atención, pidiéndole que le enseñase los bolsillos. Él disimuló, dijo que había contado mal y devolvió el peine. En esta ocasión no hubo ninguna sanción.
¿Hay algo más descarado que robar en la cara del presentador? Pues lo llamativo del caso es que no es la primera vez que sucede una cosa de este estilo. El año pasado, sin ir más lejos, durante otra prueba de recompensa Lara Álvarez estaba con Ignacio de Borbón y Nacho Palau a su lado, y no se percató que, por detrás, Anabel Pantoja, Yulen, Alejandro y Ana Luque se fueron a la mesa donde estaban los trozos de queso que se llevaría el ganador y se lo metieron en la boca. Fue algo rápido, que la organización no vio o que prefirió no ver. En las redes sociales, sin embargo, muchos espectadores dieron buena cuenta de ese hurto sibilino.
Cuesta imaginar un concursante que no haya robado en Supervivientes, el que más o el que menos. Ya sea al equipo del programa, a sus propios compañeros, o al equipo de hondureños que los trae y lleva en barcas en las diferentes galas.
Si en Supervivientes hubiese un trofeo al mejor ladrón del año, esta temporada se lo llevaría la ya eliminada Katerina Safarova, que incluso dio una clase magistral de cómo hay que hacerlo. Ella vivía en la Playa de los Olvidados con Jaime Nava y Artur, y aprovechaba cuando los cámaras estaban grabando los confesionarios de sus compañeros para ir hasta donde el equipo de Supervivientes come. Las cámaras de vigilancia la captaron llevándose provisiones, que luego repartía con los demás. Así, este trío de ases ha comido gallegas, pan de molde o aceite, y todo lo que no sabrá el Pirata Morgan.
A veces, los concursantes roban cosas que son difíciles de disimular. Seguro que muchos recuerdan la famosa lata de chóped que Isabel Pantoja tenía entre sus pertenencias. Ella no dijo que lo había robado: cuando la pillaron solo apuntó que se la dio un ‘Pirata Olvidado’: “Pero no puedo decir ni quién ni cómo ni cuándo”, sentenciaba la tonadillera, que perdió 9,5 kilos en el tiempo que permaneció en la competición. Su hija Isa Pantoja, sin embargo, solo perdió 100 gramos en 84 días, cuando participó en el año 2015, algo que resulta sospechoso al menos. Otros robos que se han producido en el programa son cerillas o incluso un cepillo de dientes.
Eso sí, no siempre se roba a la organización: muchos han sido los concursantes que han visto cómo aquello que guardan para sí desaparece en un abrir y cerrar de ojos. Melyssa Pinto comprobó hace un par de años que su crema de cacao, que ganó como recompensa, había mermado sin meter ella la cuchara. Y Gianmarco Onestini una hamburguesa y a Alejandro Albalá unas patatas. Tras estos hurtos estaban Tom Brusse y Olga Moreno, que a pesar de todo fue premiada como la mejor superviviente de su temporada.
Dependiendo de la gravedad y de las circunstancias el hurto de comida tiene más o menos castigo. Pero nada superará la broma que gastaron a Lola, que venía de La isla de las tentaciones, y también concursó en 2021. Tras ser pillada, el programa le gastó una broma. “Lola, lo siento mucho pero estás expulsada”, le llegó a decir Jorge Javier Vázquez, que hasta le presentó a quién sería su sustituta. “Lo asumo, aquí la supervivencia es real, pasas hambre y te desesperas, cogí dos galletitas. Me lo merezco, lo siento”, se lamentaba la influencer, que llegó a montarse en la barca que le apartaría de la competición. Solo entonces Jorge le destapó que era una broma, un simple escarmiento para que no volviese a suceder algo así. Pero se ve que pasan los años y sigue pasando.