El actor Leo Harlem ha ido tantas veces a El Hormiguero que en la entrega de este lunes ha recibido su tarjeta Platino, la cual le permite pedir lo que quiera cuando acuda como invitado, así como el poder de acudir en cualquier momento, incluso si no tiene nada que promocionar. En esta ocasión, sin embargo, sí que iba a hablar de un proyecto reciente: la película Como dios manda, que se estrena este 2 de junio.
La cinta trata sobre “un inspector de Hacienda buenísimo, pero que afectivamente es duro. Tiene problemas en el trabajo, en casa, tiene un hijo trans que no acepta. Y le mandan al Ministerio de Igualdad, cuando él sigue en el siglo XIX” relataba el artista, quien asegura que le ha “encantado” este personaje. “El salto es importante”, añade, refiriéndose a cómo trabajaba en Hacienda y pasó a Igualdad.
“Luego la película da un giro…”, comentaba entonces Pablo Motos, el maestro de ceremonias de El Hormiguero, que se da cuenta de que podría haber hecho spoiler. “Ya lo has dicho”, le confirmaba su compañero, en referencia a la “adaptación” que sufre su personaje. “No es mala persona, tiene unos valores muy grandes, pero es calamitoso”, seguía explicando. La película se grabó hace dos años, “en plena pandemia” y aunque hubo complicaciones por la situación sanitaria “todo salió para adelante, y es muy divertida”.
La historia está narrada en clave de humor, y “el mensaje también cala”. Leo confesó que a veces se asustaba de lo “burro” que era el personaje. De las escenas de la película, se destacó una en la que su jefa de Igualdad dice piropos como si fuese un hombre “y nos tirábamos por el suelo”. Pablo Motos propuso leer uno de los que pronuncian, y advirtió: “Los enfadadidtos ya podéis empezar a tuitear”. El piropo en sí era “Te voy a comer y me voy a coser el culo para no cagarte”. Otra escena obligó a Leo Harlem a ir en patinete, aunque en principio había un doble. “No confían en mí, por lo que sea”, reconocía con humor.
La charla a partir de entonces fue un devenir de temas salpicados. Así, Harlem reconoció echar de menos el anís. “Aprovecho que estoy aquí. Es más fácil encontrar sustancias estupefacientes que anís. Pides un chupito de anís del mono y no hay, hay 500 referencias de ginebra, de ron. Es destrozar una vocación, una vida”. Con Pablo recordaron cómo el anís lo tomaban “los currantes” antes de irse a la obra, y que lo definieron como “el Red Bull de antes”.
El invitado, sin embargo, no se lleva muy bien con las nuevas tecnologías, y hasta enseñó su móvil, un Nokia antiguo al que la batería le dura más de 5 días. “Tengo una orden de alejamiento con ellas”, reconocía con humor, aunque se comprometió a actualizar más Instagram, pues la gente se lo demanda. Motos le preguntó entonces si se iba a hacer influencer. “Perdóname, yo no le he faltado el respeto”, le respondía con semblante serio.
La entrevista continuó hablando de cómo vivimos “en un mundo de demasiado éxito y demasiado competitivo” en el que la gente va muy acelerada. Y pidió que a los niños no se les carguen muchas responsabilidades. “Cuando sea un adulto hablaremos con él, pero mientras hay que tenerlo los más tranquilos posibles. Viven estresados, el colegio, los móviles, equitación, violín, paracaidismo, al niño no le cunde, y a los padres tampoco porque tienen que recogerlo”, aseguraba. Y propuso que “los niños fueran autónomos” con una cuota de 20 euros al mes. “El niño autónomo no se pone malo, si coge piojos los empaqueta y los vende en el recreo. Y cuando se quiere dar cuenta lo valora”. Además, aconsejó a los padres tener más tranquilidad, y aseguró que para él cruzarse de manos y mover los dedos viendo la vida pasar es “yoga para mí”.