Por qué Atresplayer eligió 'No se lo digas a nadie' como su primer true crime: sus creadores dan las razones
Hablamos con Luz Aldama y Juan Carlos Arroyo, productora ejecutiva y director de la primera incursión en el género de la plataforma de Atresmedia.
25 mayo, 2023 13:44En los últimos años, cada vez son más los títulos españoles que se han sumado a la moda del true crime, un género nacido en EE. UU. y que reconstruye crímenes reales. Muerte en León: Caso Cerrado (HBO), El caso Alcàsser (Netflix) o Lo que la verdad esconde: Caso Asunta (Netflix) son algunos de ellos. Pues bien, Atresplayer Premium se engancha a este género con No se lo digas a nadie, un documental que ahonda en el brutal asesinato de una familia brasileña en Pioz, Guadalajara.
A lo largo de cinco capítulos -los dos primeros se lanzan en la plataforma el domingo 28-, No se lo digas a nadie reconstruye con precisión quirúrgica el crimen que cometió Patrick Nogueira, un chaval brasileño que mató y descuartizó a la familia de su tío. Primero, acabó con la vida de su mujer, Janaina, y de sus hijos pequeños, María Carolina y David, de solo tres y un año. Ya a la noche, culminó su plan asesinando a Marcos.
"Es un crimen que no tiene precedentes porque fue compartido por WhatsApp", dice a Bluper Luz Aldama, productora ejecutiva del primer true crime de la plataforma de Atresmedia. "Aborda problemas, dilemas y debates del presente. Estas fueron las razones principales por las que decidimos que había que contarlo, porque en su momento, no se valoró lo suficiente la dimensión social de esta historia".
[¿Y si Antena 3 fichase a Belén Esteban tras el adiós de 'Sálvame'? El poder de su transversalidad]
Aquel 16 de agosto de 2016, Patrick iba contando a Marvin Henriques, un amigo suyo que estaba en Brasil, todo lo que iba haciendo. "Pensé que me daría asco, soy un enfermo". "Maté primero a la mujer y luego a los niños". "Por lo menos lo hice todo con guantes. No hay huellas", fueron algunos de los mensajes que envió. Y la cosa no quedó ahí, pues los vídeos, fotos y mensajes que hizo el asesino desde la escenas compartieron por otro chat, en el que estaban más adolescentes. Todos se callaron. Excepto una chica, que sí se atrevió a denunciar lo ocurrido.
"El hecho de que estén involucrados adolescentes, que en su momento tenían de 17 a 19 años, nos pareció que nos permitía abordar la percepción de la realidad que tienen los jóvenes a través de las pantallas: la falta de empatía", asegura Aldama. "No se lo digas a nadie tiene mucha carga emocional porque hablan todos los implicados: desde Patrick, que lo hace a través de sus conversaciones, hasta la propia víctima, que hace un relato del período previo de convivencia con su sobrino, por medio de audios de WhatsApp que nos proporcionó su familia".
El true crime incluye los testimonios de las autoridades policiales, de las familias de Marcos y Janaina, y del propio Marvin. "Estuvo un año en prisión y otros cinco con una tobillera electrónica y arresto domiciliario provisional, hasta que una jueza decidió en 2021 que no había cometido delito y, por tanto, se dictaminó que no fue ni cómplice ni colaborador. Fue cuando accedió a ser entrevistado", cuenta Luz Aldama aclarando que "la Fiscalía recurrió esa decisión" y que ahora "todos están esperando a saber si se va a aceptar ese recurso y si finalmente se le hará un juicio en su contra".
¿Fue difícil conseguir que hablaran? "Complicadísimo", responde. "Nunca podríamos haber hecho una serie sin las familias de las víctimas. Estas decidieron participar en la docuserie y contar lo que había sucedido. Y parte de lo que cuentan es el cuádruple dolor que sufrieron, no solo porque mataran a su familia, sino cuando se enteraron de que el autor era un miembro que los compartió por WhatsApp y que todo circuló por un grupo de jóvenes que nadie denunció salvo una niña de 17 años".
"Nunca podríamos haber hecho esta serie sin las familias de las víctimas" (Luz Aldama)
Jordana también rompe su silencio en No se lo digas a nadie. "Su entrevista tiene un valor inédito y la docuserie plantea la pregunta de '¿por qué solo una dio el paso?", reflexiona explicando que la joven "pertenecía a una clase social diferente a la de los demás". "Hay otro testimonio, el de Rafa, un amigo de Patrick que no tuvo nada que ver con el chat, que da unas claves muy interesantes sobre el perfil del asesino", añade. "Todos fueron muy generosos y accedieron a hablar a sabiendas que esto condicionó sus vidas para siempre. Son testimonios que le dan contexto y profundidad a la historia".
Juan Carlos Arroyo, director de la serie documental, pone en valor todo el material proporcionado por las familias de Marcos y Janaina, que "nunca habían hablado con los medios, ni en Brasil ni en Europa". "Quiero pensar que para ellos fue una especie de terapia", dice desvelando que el equipo se sorprendió por "la calidad y la cantidad de los detalles que nos estaban ofreciendo".
"Pero no detalles del suceso en sí, nos interesa la vertiente social", puntualiza Aldama. Al final, el objetivo de No se lo digas a nadie es reconstruir la mente del asesino. "Todo ese material nos permite entender cómo es este joven de 19 años, estudiante de Derecho, perteneciente a una familia acomodada, a diferencia de su tío, inmigrante y con dificultades económicas, que se va a Europa a cumplir su sueño de ser futbolista".
"Una de las cosas más sorprendentes de No se lo digas a nadie son todas las señales que se estaban produciendo cuando Patrick era un niño. Ni la familia ni los amigos más cercanos fueron capaces de verlas", asegura Arroyo, que reflexiona: "Es muy fácil caer en la lágrima fácil en este tipo de productos. Nos hemos querido alejar de eso radicalmente. Les abrimos los micrófonos, pero para contarlo desde un punto de vista que genere empatía, sin caer en el sensacionalismo".