Este viernes se retransmitió “el último gran evento” de la historia de Sálvame: la retransmisión en directo de la boda de Kiko Matamoros con Marta López Álamo desde la basílica de San Miguel de Madrid. El evento empezaba a las cinco de la tarde, pero el programa, desde una hora antes, iba narrando cómo estaban llegando los invitados y cómo transcurría la cosa, con Omar Suárez como reportero.
Pasadas las cinco, por fin, llegaba el coche en el que estaba Kiko Matamoros, y Suárez lo celebraba llamándole. “¡Kiko, estamos en directo!”, exclamaba, como si el que fuese concursante de Supervivientes no lo supiese. “Estás guapísimo Kiko!”, insistía el reportero, que añadía: “ponte (ininteligible), estamos en directo”, posiblemente refiriéndose al pinganillo para poder hablar con la gente en plató. “No, muchas gracias y un beso para todos”, respondía el antaño culturista, entrando en la iglesia.
Sálvame avanzó, el oficio acabó y los invitados salieron, y a pesar de que el programa estaba tirando la casa por la ventana para cubrir el evento, Kiko no se paró a hablar del programa. Ya en el Deluxe sí se vio que a las puertas del hotel donde se celebra el convite Matamoros sí hizo declaraciones, pero no en el directo.
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A lo largo de sus 13 años, Sálvame ha cubierto muchas bodas en directo, incluidas las de sus colaboradores. El 1 de octubre de 2021, sin ir más lejos, se volcó con la de Anabel Pantoja, y aunque las comparaciones son odiosas, resulta llamativa cómo fue la actitud de la sobrina de la tonadillera y cómo ha sido esta tarde la de Matamoros, que no ha querido (o no ha sabido) pararse para hablar con su programa.
Cuando Anabel se dio el sí quiero con su ya ex Omar Sánchez, en la isla de La Graciosa, Sálvame duraba hasta las 9 de la noche. Pasaban las siete cuando los contrayentes se acercaron al altar, y Anabel jamás se olvidó de su programa. “¡Por vosotros!”, gritaba Anabel a cámara, mostrando su ramo, regalo del programa y diseñado de forma muy especial para narrar su historia de amor. “Aquí está el ramo, aquí estáis vosotros”, insistía, refiriéndose a todos los compañeros del plató, a quienes les decía también: “¡Os quiero!”.
Es posible que la estrategia de Kiko de mostrarse más reservado con el programa sea alguna de las lecciones que dice haber aprendido al negociar exclusivas. O que, como en Sálvame le quedan dos telediarios, haya decidido no gastar energías y volcarse con su reportaje para una revista. Él se ha casado para sí, pero a Sálvame no le ha dado un plato fuerte, ni un contenido de calidad. Todo lo contrario que sucedió con Pantoja, que hizo que todos los espectadores viviesen una boda de ensueño, y que marcó un 15,5% de cuota y 1.673.000 en con Sálvame Limón y un 19,8% y 1.740.000 con Sálvame Naranja. Y ya en el tramo final, en el desaparecido Sálvame Tomate, bajó hasta un 15,5% y 1.470.000.