"Por mucho que nos pese, en la vida todo es política". Quizás estas palabras de Jorge Javier Vázquez hace unos meses en Sálvame explican por qué la política ha pasado a formar parte de las escaletas de casi todos los programas de televisión. La polarización de la sociedad y el nacimiento de nuevas formaciones que pretendían acabar con el bipartidismo han hecho que la política entre de lleno en los programas de entretenimiento.
Pero echemos un vistazo atrás. Antes, la política estaba desterrada a momentos puntuales como elecciones o los Debates sobre el estado de la Nación. Apenas interesaba. Los políticos eran demasiado aburridos. Pero hace poco más de diez años, la cosa cambió con el 'nacimiento' de oradores políticos mucho mejor preparados para comunicar sus ideas delante de una cámara.
La política experimentó un boom gracias a las tertulias políticas Al Rojo Vivo de Antonio García Ferreras y Las mañanas de Cuatro, de Jesús Cintora, espacio que, por cierto, vio el debut de políticos como Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera, Alberto Garzón o Pablo Casado. Movimientos ciudadanos como el 15-M en 2011 hicieron disparar las audiencias de este tipo de formatos.
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En su afán por convertirse en referencia informativa, laSexta supo crear un formato para su prime time que recogía opiniones de todo el arco político: laSexta Noche. Durante años, el programa pilotado por Iñaki López se convirtió en la ventana perfecta para recibir a los líderes de las distintas formaciones, así como para debatir de asuntos políticos y sociales. Aquí daría Pablo Iglesias su gran salto.
Además, los matinales también han incorporado secciones en los que se analiza la actualidad política. Originariamente, estos formatos se centraban más en sucesos, pero hoy día, sería impensable no ver política en El Programa de AR o Espejo Público. Ana Rosa Quintana y Susanna Griso, sus presentadoras, son líderes de opinión, y lo que digan tiene un gran impacto mediático. Además, en los pasillos del Congreso se curtieron Sonsoles Ónega y Cristina Pardo, rostros de magacines de Atresmedia.
Los programas han captado el mensaje de que la política importa más que nunca a la sociedad española y que, por lo tanto, da audiencia. De un tiempo a estar parte, los espectadores han visto cómo no solo Ferreras habla de política. También lo hace Pablo Motos. A raíz del confinamiento de 2020 por la pandemia, el presentador de Antena 3 se rodeó de su equipo de confianza para tratar de rellenar un programa al que no podían asistir los invitados de forma presencial al plató por las restricciones de las autoridades.
El formato de las hormigas se remodeló al acortar la duración de las entrevistas (entraban a través de videollamada) para incorporar dos tertulias. La de cómicos, con Marron, El Monaguillo o Luis Piedrahita; y la de actualidad, con Cristina Pardo, Tamara Falcó y el "polémico" Juan del Val. El experimento salió tan bien que estas tertulias han pasado a integrarse de forma definitiva en el programa.
Ayudan a que el ritmo no decaiga, en el caso de que un invitado no tenga tanto renombre o no pueda acudir al plató. Cada cosa que dicen Juan del Val o Tamara Falcó propicia un tremendo revuelo en redes. Además, esta temporada, Pablo Motos sumó una tertulia más los martes, en la que repite el marido de Nuria Roca junto a Rubén Amón, Miguel Lago y María Dabán.
A raíz del adelanto electoral al próximo 23 de julio, Iker Jiménez también quiso sacar tajada al montar una tertulia política el pasado jueves en Horizonte, el programa de actualidad que pilota en Cuatro. El periodista vasco analizó las claves del anuncio de Pedro Sánchez con colaboradores habituales como el médico forense José Cabrera; el analista económico Marc Vidal; el analista político Daniel Bashandeh, Enrique de Vicente y el coronel Pedro Baños.
La cosa no se queda aquí. Magacines como La Roca en laSexta, o Ya es mediodía en Telecinco también dedican un tiempo al analísis político. Programas de actualidad como Todo es mentira, Cuatro al día o Más vale tarde ya lo llevan implícito en su fórmula.
Está claro que los programas de televisión se han llenado de tertulias políticas porque les funciona en audiencia, pero también es preciso recordar una reflexión interesante que hizo Paolo Vasile hace unos años: "El hecho de no hacer hincapié en política es porque, más allá de un límite, sabemos que se entra en la propaganda, que es la manipulación del cerebro".