“Allí éramos todos sospechosos. Yo, el primero”. Estas son las palabras de uno de los vecinos de los pueblos de la Comunidad de Madrid que, en 2013, se vieron afectados por una racha de incendios forestales que acabaron con cientos de hectáreas quemadas. Testimonio que ha sido recogido en el programa de Mamen Mendizábal, “Anatomía de un pirómano”, juntos a otros escalofriantes, que se emite en La Sexta este domingo a las 21:30 horas.
Y es que los incendios forestales son una especie de plaga que cada año asola la Península Ibérica. En concreto, y hasta el 30 de abril de 2023, ya han ardido en España 39.381,43 hectáreas. Dicho de otra manera, más del doble de la superficie media del decenio (18.731 hectáreas) y unas 25.000 hectáreas más que las siniestradas el año pasado en estas mismas fechas, según Ecoavant con datos del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
“Todos estábamos pendientes del vecino de al lado”, comenta otro protagonista del reportaje que emitirá La Sexta el próximo domingo. Un programa en el que diferentes personas ofrecerán su visión de lo sucedido en aquellos trágicos momentos. Pero sólo una de ellas resultó ser el culpable.
Pesadilla de grandes dimensiones
Aquellos días fueron días difíciles para los vecinos de localidades de la Comunidad de Madrid como Colmenar del Arroyo, Villanueva de Perales, Navas del Rey y Chapinería. “El operativo fue de los más grandes que yo recuerdo en mi carrera profesional”, destaca un agente de la Guardia Civil.
Conviene recordar que más de la mitad de los fuegos que arrasan cada año los bosques en España son intencionados. Unos, por razones económicas; y; otros, por la acción de un pirómano. “Para mí sólo existía el pasto”, confiesa el autor material de los incendios.
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En esos días de 2013, en la zona antes indicada, tuvieron lugar la friolera de 20 incendios en tan solo 20 días. “Cada media hora estaban llamando diciendo que había un conato de fuego”, recuerda uno de los testigos de dichos incendios.
Otro indica cómo lo que comenzó siendo un hecho puntual acabó convirtiéndose en una pesadilla de grandes dimensiones: “El primer día no se habló de un pirómano pero el segundo sí”. Certeza que se fue confirmando, por desgracia, cada día que pasaba con nuevos y nuevos focos.
Lo nunca visto
Tal fue la desazón que invadió la vida de los vecinos de los pueblos colindantes a los incendios que un anciano llega a confesar lo siguiente en el programa de Mamen Mendizábal: “Lo que ha pasado ahora no ha pasado en la vida”.
Una sensación de desasosiego que fue ampliándose con el paso de las horas, y la aparición de nuevos incendios. “Casualidades hay muy pocas en la vida. Hay un incendio, pues sí. Dos, bueno. Pero tres es como si me toca a mi la lotería tres veces”, se lamenta otro de los protagonistas de ‘Anatomía de un pirómano’.
Las razones del pirómano
Mientras los vecinos asistían atónitos a la cadena de incendios que asolaban las tierras cercanas a sus domicilios, poniendo incluso en peligro los mismos, el pirómano sólo tenía en mente una cosa: “Para mí sólo existía el pasto. Sólo prendía pasto seco”.
¿Por qué llegó al extremo de llevar a cabo tan execrable acto, un día sí y otro también, incluso varias veces en el mismo día? El argumento esgrimido puede parecer vago. Quizás fuera de tono. Incluso ser irracional. Pero, sea como fuere, la razón que le llevó a iniciar 20 incendios en tan solo 15 días fue la siguiente: “Prender fuego me calmaba la ansiedad”.