Hace un par de meses en atresplayer arrancó UPA Next, la secuela de Un paso adelante que nos contaba qué fue de aquellos personajes que nos enamoraron al son de Sámbame, a la vez que presentaba una nueva hornada de alumnos de la escuela Carmen Arranz. Si ya en la serie original había abierta una puerta a la diversidad, con personajes como el de Beni, al que interpretó Asier Etxendia, un joven que tuvo que lidiar con la homofobia de algún compañero, ahora tenemos a Marc Betriu como Luca, a Karina Soro como Tara o Almudena Salort como Lala, que vienen su sexualidad sin demasiados problemas.
Lo llamativo de esta nueva etapa de la ficción creada por Ernesto Pozuelo, Pilar Nadal, Jesús del Cerro, Daniel Écija y Juan Carlos Cueto es que también se ha creado una trama LGTBIQ+ con la que muchos no contábamos. El romance entre Silvia (Mónica Cruz) y Sira (Marta Guerras), la profesora de canto y movimiento, aunque también podría dar esgrima, halterofilia o pole dance, tal como nos explicó en su presentación.
A Silvia la presuponíamos heterosexual. En el Un paso adelante original mantuvo un romance con su compañero Rober, con el que terminó y de no muy buenas maneras. Fue en el episodio cuarto cuando descubrimos que ahora ha rehecho su vida con una mujer, aunque intenta que esto no salga demasiado a la luz. “Sabes que hay 30 alumnos ahí fuera”, le dice Sira a Silvia cuando les vemos darse su primer beso, a escondidas, en una habitación a la que habían ido por vino durante una fiesta.
Lo interesante de todo esto es mostrarnos cómo una mujer que ronda los 40 puede explorar su sexualidad cuando y como quiera. Sin importar que en el pasado, cuando alcanzó la fama, como le ocurría al personaje de Silvia, se le conociese una relación con un chico. Eso no significa, sin embargo, que no pueda tener ciertos demonios de su cabeza, o que se haya sacudido del todo la homofobia interior, porque parece que le cuesta mucho mostrar cómo es en público. De hecho, casi ni se identifica como persona LGTBIQ+.
Cuando Rober es conocedor de esta relación, el que está promoviendo el musical sobre UPA Dance está “flipando”. “Normal. Pero te dije que habían cambiado mucho las cosas en 15 años”, le responde el personaje de Silvia. “Una cosa es que cambien mucho las cosas y otra que vuelvas de viaje y no esté la Puerta del Sol, o la Cibeles, o que tu exnovia se haya hecho lesbiana”, le dice entonces el tito Rober. “Yo no me he hecho nada. Para mí ha sido la cosa más natural del mundo. Ya sabes cómo es esto de enamorarse, o muy fácil o imposible, y con ella fue muy fácil”, reconocía.
La trama de Silvia y Sira podría haber pasado de puntillas. Eso que algunos tildan de inclusión forzada, como si las personas LGTBIQ+ no formasen parte de la vida real, y meter alguien en homosexual en una historia de una academia de artes escénicas resulte tan fantasioso como haber introducido un alumno que fuese una sirena, o un vampiro. Para Silvia y Sira las cosas no son fáciles, tienen los mismos problemas que cualquier pareja, y de hecho, terminan chocando al hablar de maternidad. Sira quiere ser madre, pero Silvia no, al menos, en este momento. “Ahora con 40 y mi vida hecha, no me apetece. Llevo muchos años sintiendo que la maternidad no es para mí”, le aclara a su novia, que acaba rompiendo mientras le confiesa que han sido los mejores años de su vida.
Nos falta solo un episodio, disponible desde este domingo, para saber cómo acaba la historia entre ellas. Si habrá un final feliz y se reconcilian, o si la maternidad acaba distanciándolas, tal como querían evitar. Igual, al final, la cosa entre Silvia y Sira no termina siendo tan fácil como nos contaron.