En uno de sus picos de popularidad, Rayden ha dejado la música... tal y como lo entendía hasta ahora. Pero, en realidad, el madrileño solo abandona los discos, las canciones, los escenarios, los platós de televisión. La música, como tal, no la deja, porque ésta forma parte de él de una u otra manera.
Tanto es así que el artista, que no quiere volver a tirarse veinte días lejos de su hijo, ha decidido contribuir a hacer más grande el Benidorm Fest, ese formato televisivo que quiere servir de trampolín de nuevos artistas, convirtiéndose en uno de sus asesores junto a Pablo Cebrián y Tony Sánchez-Ohlsson. Una especie de mecenas del siglo XXI.
Y nadie mejor que él que ayudó sobremanera a que la primera edición del festival fuera todo un éxito brindándonos una de las mejores representaciones que se recuerdan en nuestras preselecciones de Eurovisión con Calle de la Llorería. Porque, si te llama alguien como Rayden, ¿cómo no escucharle?
- ¿Cómo va la elección de las canciones?
- Muy bien. Muy ilusionante. La verdad es que cuando vas escuchando cosas y ves lo que hay... Un hueco entre los 16 va a estar bastante caro. Incluso entre gente conocida. Pero, ya lo he dicho antes, las canciones que más han pegado hasta ahora eran de gente aparentemente desconocida para el gran público.
- ¿Qué es lo que podría hacer un compositor o un cantante para que en una primera escucha te llame la atención un tema?
- Eso sería buscar una fórmula. Creo que si te haces entender con tus formas y suena la flauta y la gente conecta con tu mensaje, ahí pueden pasar cosas. Nunca se sabe. Yo tuve la suerte de hacer un camp de creación con Vicco y ahí vi lo gran compositora que era. No se sabe. Pero, debe ser algo sincero, especial.
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Si llega una canción en euskera que es buena, pelearé por ello, pero no voy a llenar ningún cupo porque creo que ahí se perdería.
- ¿Cuál es tu técnica para escuchar las canciones?
- Hay algunas canciones de artistas que no conocía o no seguía tanto que ahora se han convertido en uno de mis artistas favoritos. Pero, también hay que guiarse por las primeras impresiones porque la gente lo que va a ver muchas veces es una primera impresión. Y luego sí que es cierto que también suma el relato y el contexto histórico. Por ejemplo, después de una pandemia, yo me quiero relajar y aparece Nochentera, que se ha convertido en el himno de una generación. Y ahí conectas.
- ¿Se va a intentar hacer una representatividad de toda la música que se escucha en España?
- Yo no voy a llenar ningún cupo. Mira, por ejemplo, para mí la lengua española más bonita es el euskera. Así que si llega una canción en euskera que es buena, pelearé por ello, pero no voy a llenar ningún cupo porque creo que ahí se perdería. Sí que es cierto que si hay que buscar 16 puestos y hay algo de música muy repetido, pues a lo mejor tenemos que elegir lo mejor porque no queremos que esto sea El ataque de los clones. Y porque España tiene una riqueza multicultural, lingüística y de estilos. En definitiva, voy a dejar que las canciones hablen.
- Por lo que has dicho antes, parece que no buscas una fórmula. Pero, lo cierto es que la canción ganadora de Eurovisión de este año, Tattoo, de Loreen, tiene bastante de fórmula. Entonces, ¿cómo sitúas Eurovisión a la hora de seleccionar las canciones?
- Yo no pienso de cara a Eurovisión porque billete sólo hay uno, pero se está viendo que ganamos todos. Todos tocamos en las fiestas patronales, en los festivales, formamos parte de las playlist de lo mejor del año... Cómo se piense en buscar un poquito más de drama, un poquito más de esto, al final va a haber palazos y nos vamos a fustigar. Yo quiero que la gente desde sus casas vea lo mejor. Yo veo Sanremo y veo lo mejor. Y si no está lo mejor, veo con quién colaboran y te haces una idea. O ves lo Premios Mercury en Reino Unido. A mí me encantaría que gente que siguiese el Benidorm Fest, luego no le interese tanto Eurovisión.
- En Eurovisión pasa muchas veces que si algo funciona, al año siguiente se copia. ¿Has escuchado cosas que suponen un avance?
- Yo ya he escuchado cosas que sé que se entenderían fuera de fuera de España... Yo tuve la suerte de tener ese típico profesor que se convierte en amigo y me dijo que si quería saber cómo funciona el futuro había que entender el pasado. Yo viendo trayectorias me hago una idea de por dónde puede ir el siguiente año y si que es cierto que hay adelantarse y, sobre todo, no repetir fórmulas.
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Me encantaría llegar a gente que siguiese el Benidorm Fest que luego no le interese tanto Eurovisión.
- En este 2023 se está volviendo mucho a los 2000, a lanzar mucho sample. ¿Hacia dónde crees que va a ir la música el año que viene?
- Sí, la música disco de los dosmiles y el EDM está siendo ahora una realidad. Entonces, solo hay que ver qué fue lo siguiente, pero con las herramientas de ahora. Veo que hay mucho folclore, mucha música independiente, pero con las tecnologías de ahora. También con mucha electrónica. Sonoridades como pueden ser Bastille, como pueden ser 1975... Gente que mueva y apueste por la dinámica. También el pop punk. Creo que se va a dejar de escuchar los estilos latinoamericanos que ya están establecidos y a lo mejor llega más música similar a Brasil, al folk carioca o africana. Otro tipo de formas de unir a la electrónica.
- ¿Cómo ves el tema de los mensajes en las letras de las canciones? Porque hay letras con mensajes machistas o poco adecuados...
- Cualquier canción que limite la parte de la libertad de un colectivo, para mí no es una canción, para mí es otra cosa. Yo lo que me imagino es que la gente se sienta en sus casas para sentirse identificada con las canciones. Entonces ahí, por la parte que me toca, cualquier cosa que denigre, que excluya, no tiene sentido en un festival de la canción que sirve como un punto de encuentro.