7 episodios de 'Farmacia de Guardia' que mostraban el compromiso social de Antonio Mercero
La serie de Antena 3 prepara su desembarco a Netflix coincidiendo con el día de su estreno en 1991.
10 septiembre, 2023 13:12El 19 de septiembre de 1991, Antena 3 estrenó la serie Farmacia de Guardia. Una producción de Antonio Mercero que logró datos descomunales de audiencias, y que, en clave de comedia, trató temas de gran calado social.
Ese mismo día, pero de este 2023, la serie desembarcará en Netflix, lo que permitirá a un montón de usuarios con ganas de nostalgia pasearse por la botica del licenciado E. Cano (pues, recordemos, el negocio originalmente era de Enrique Cano -José Soriano-, el padre de Lourdes -Concha Cuetos-).
La premisa de la serie ya era, en sí, particular. Las andanzas de un exmatrimonio bien avenido (ella responsable, él, un golfo), sus hijos, los amigos de los hijos, y también, la vida de todo aquel que cruzaba la puerta de la farmacia, aunque fuese para pedir una caja de aspirinas.
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Por eso, vamos a recapitular 7 episodios que demostraron que Farmacia de Guardia, que también está disponible al completo en Atresplayer, era una comedia con mensaje, con reflexión, que entre risa y risa (enlatada) pretendía cambiar las cosas, o al menos, reflexionar al espectador, con ese sello tan propio que Mercero tenía.
Moras y cristianas – Temporada 1, capítulo 20
En la primera temporada, Antonio Mercero trató la transexualidad bastante tacto, y más en la época en la que nos encontrábamos, inicios de los 90. Así, conocimos a la tía transexual de Lourdes (Concha Cuetos), a quien dio vida el transformista Fernando Telletxea, Fama.
En este episodio esperaban en la botica al tío Mariano, que se presentó con identidad femenina. Esto chocó mucho a la familia, pues “la última vez que le vieron era un tío y ahora es una reinona”, y le continuaban llamando con su nombre de nacimiento, Mariano, pese a que se presentase como Clara Eugenia.
“¿No te da vergüenza, a tu edad, hacer esas cosas?” preguntaba Lourdes. “Ahora o nunca, sobrina”, respondía Clara, dejando claro que cada cual puede y debe vivir su vida como quiera. Como era habitual en la serie, la tolerancia y el respeto acabó gobernando y todos acabaron aceptando la identidad sexual de la tía abuela Clara, eso sí, después de haber hecho mucho humor a su costa y a su pasado.
Para los amigos, Cuin – Temporada 2, capítulo 17
La trama principal del episodio giraba alrededor del colegio, pues los padres del barrio no querían mandar a sus hijos porque una compañera era VIH positiva. La pequeña en cuestión estuvo interpretada por Montse Sierra, una niña malagueña que sufrió una situación similar a la que narró Antonio Mercero.
En una época de gran desconocimiento sobre el VIH y el sida, la serie hizo pedagogía al demostrar que no pasa nada por besar a alguien con anticuerpos. Así, la entonces recién llegada manceba Cuin (África Gonzálbes) besa y abraza a Montse, después de que una niña le preguntase a su madre que si le daba un beso a su compañera se podía morir.
Los visitantes – Temporada 2, capítulo 34
Frente a la farmacia se instalan dos chicos de raza negra, que venden pañuelos y complementos en una manta. Por el barrio comienzan a pasear dos neonazis, que proclaman dentro de la botica cosas como “España para los españoles”, y se queja de que al negocio dejen pasar animales, en referencia a los vendedores ambulantes. Esa noche vuelven a increparles, destrozan la mercancía que venden, pero la policía los para.
Normalmente, Farmacia de Guardia acababa con finales felices y con moraleja, pero no fue este el caso. Esa misma noche, los neonazis regresaron, les dieron una paliza, y uno de ellos acabó muerto. A pesar de ello, se dio un mensaje de que la violencia no se combate con más violencia, y que la solución no es, literalmente, cortar los huevos a quien hace algo así.
Con un par – Temporada 4, capítulo 9
La violencia machista fue tratada con extrema dureza en esta entrega. Isabel (Eva Isanta) visita a su madre en la farmacia, y allí se reencuentra con Clara (Alicia Borrachero), una antigua amiga que se casó con el chico por el que ambas suspiraban en la juventud. Clara siempre oculta su mirada tras unas gafas, y al quitárselas, demuestra golpes en los ojos.
Al caer la noche, Clara regresa a la farmacia, después de una paliza en la que su marido (Ramón Langa) le había golpeado en la espalda. Explicó entonces que no sabe cómo aguantó tanto, que la primera vez que fue le pegó le pidió perdón y prometió que no volvería a pasar. Que cómo se va a separar, si su familia le adora, y además, está embarazada. El marido acaba presentándose en la botica, pero Lourdes, Cuin e Isabel le plantan cara. El capítulo terminaba con Clara poniendo una denuncia por malos tratos, y dando un poco de luz a aquellas mujeres que en ese lejano 1994 se encontrasen en la misma situación.
No se lo digas a nadie – Temporada 4, capítulo 19
Farmacia de Guardia también fue pionera en tratar la homosexualidad en adolescentes, antes de ficciones como Al salir de clase o Compañeros. Pablo, el mejor amigo de Kike, le cuenta con bastante tormento que es homosexual. Esto supone un shock para el hijo de la farmacéutica, que intenta encontrar una explicación a lo que le ocurre a su amigo.
“Verás, tengo el hipotálamo muy pequeño. No, no es eso. Deben ser mis hormonas prenatales, no, tampoco me convence. Ya está, son las secuelas de una sórdida infancia. ¿Qué quieres que te diga, Kike? ¿Qué más da? ¿Te sentirías mejor si te trajera un certificado médico diciendo que lo mío es una enfermedad, algo biológico, algo que no se puede evitar? ¿Te ayudaría eso a aceptarlo? Sabes de sobra que eso no va a pasar”, le exponía su amigo, dejando claro que es como es sin tener que buscarle tres pies al gato.
Kike sufre homofobia en el capítulo. Le choca que su amigo “no parezca marica” por no tener pluma, y piensa en todas las veces que ha compartido vestuario con él. Tampoco ayuda el padre, Adolfo (Carlos Larrañaga), que llega a decir que si los heterosexuales son una raza en extinción, y que si para ser sensible “hay que ser marica” su hijo y él pasan. Por suerte, Kike sigue apreciando a su amigo y retoman sus quedadas tal como lo hacían antes de la salida del armario.
Carita de ángel – Temporada 4, capítulo 28
Guille (Julián González) empieza a recibir anónimos de una admiradora, y se hace ilusiones. Aunque tiene novia, queda con la muchacha, que resulta ser Carmen, una joven con síndrome de Down. Para Guille es un momento tierra, trágame, y no sabe dónde meterse.
Lourdes le da una valiosa lección entonces, de cómo tiene que comportarse una persona de bien. Y más él, que ya va haciéndose mayor y le está cambiando la voz. Carmen, por su parte, se toma de maravilla que Guille quiera ser su amigo, porque sabe que ya tiene novia, y además, demuestra que de tonta no tiene un pelo, por ejemplo, corrigiendo los deberes a Fani (Alicia Rozas).
Salvación total - Temporada 5, capítulo 9
Pocos episodios antes de que acabase la serie, Antonio Mercero advirtió de los peligros de las sectas que venden mensajes apocalípticos. Dos predicadores extranjeros entran en la farmacia para hablar del fin del mundo, y Sandra (Emma Ozores), la manceba, les atiende encantados.
Poco a poco, Sandra, quien hasta hacía poco trabajaba en el burdel La gata con botas, abraza con ilusión su lado más espiritual. Uno de los predicadores le pide quedar esa noche, y ella accede. Entonces le cuenta que, en realidad, es un periodista, que está infiltrado en la secta y le advierte de los peligros que hay en ella. Sandra, al final, logra salir del movimiento.
Bonus track - Sor Aleluya - Temporada 3, capítulo 13
Hemos hecho un repaso por aquellos episodios que tuvieron una importante carga social en Farmacia de Guardia. Sin embargo, la serie es recordada por lo que nos hizo reír, y también, por la enorme cantidad de cameos que tuvo: de Regina do Santos a Fernando Fernán Gómez, pasando por Lola Flores, el propio Antonio Mercero, José María Carrascal o Ana Obregón.
Y es que Ana interpretó a Sor Aleluya en el episodio homónimo de la tercera temporada. La actriz y presentadora se metió en la piel de una divertida monja que al grito de “¡aleluya!” iba pidiendo donativos por el barrio. Pero se descubre el pastel de que no es precisamente una hermana de la caridad, aunque tampoco tiene mal corazón.