Ya en su primera gala, El Conquistador demostró ser un programa de supervivencia muy alejado de Supervivientes, reality con el que se le ha llegado a comparar. Un formato muy distinto y más extremo que ha mostrado de nuevo su cara más salvaje en su segunda gala, en la que ha perdido hasta cuatro concursantes de tres formas completamente distintas: desde el abandono forzoso hasta la clásica expulsión.
Finalmente, el desenlace para Perla ha sido el que muchos esperaban. La diseñadora marbellí se ha visto obligada a dejar el concurso tras las graves lesiones provocadas por su caída. La mujer de 41 años hizo un salto del equivalente de cinco pisos, sufrió un golpe en el pecho y tuvo que ser asistida por los médicos primero y trasladada a un hospital después. La joven lloraba de dolor por la mala caída, pero también de impotencia. Ella quería quedarse en el concurso, pelear con su equipo verde, ser la mejor, que es para lo que había viajado al otro lado del charco.
Esta segunda entrega, comenzaba con Julian Iantzi entrando en la habitación del hospital donde se encontraba ingresada la marbellí. "No me quiero ir, Julian. Me tiré, pero no hice nada de lo que me habían dicho. No quiero irme, no estoy para irme", dijo la diseñadora entre lágrimas. El presentador le pidió que se tranquilizase y dejase hablar al médico. El doctor vino con malas noticias. "Te hicieron varias pruebas de imágenes en base a tu condición que llegaste. Dada esa condición no puedes continuar", le transmitió, provocando que Perla se derrumbase.
"No, por favor. Soy una desgraciada, puta vida, soy una desgraciada. Salgo de mi país y lo sigo siendo. Allá donde voy", soltó la diseñadora, quien fue consolada por Iantzi. Se producía así la primera baja forzosa por cuestiones de salud. Sin embargo, no iba a ser la primera de la noche. Lo siguiente fue la salida voluntaria de Magda y Mar.
Ambas formaban tándem, lo que provocaba que su continuidad dependiese la una de la otra. El dolor de espalda de la restauradora procedente de Barcelona fue el detonante. Su situación preocupó al equipo del programa, que se acercó para revisarla y ver si necesitaba ayuda. Sin embargo, la mujer de 40 años respondió de muy malas formas. A pesar de que otra compañera masajista también le ofreció ayuda, Magda siguió mostrándose negativa.
En el momento del desafío, Mar, también de profesión restauradora, apareció sola. Al no estar presente su compañera, los presentadores le preguntaron qué sucedía. "No puedo luchar contra un peso muerto, ni siquiera ha hecho el amago de levantarse de la cama. Yo voy a hacer el desafío pero estamos hablando de la espalda que es muy delicada. No queremos abandonar, llegar aquí cuesta mucho. No queremos irnos, pero queremos saber qué tiene en la espalda", se justificaba la de Conil de la Frontera.
Julian Iantzi y Raquel Sánchez Silva explicaron que la situación era grave, dado que tenía que participar las dos. Si una no quería, ambas tenían que abandonar. La gaditana dijo que no se planteaba el abandono. Sin embargo, al día siguiente, la pareja optó por marcharse del programa. "Abandonamos porque mi pareja está peor y no tenemos ni ilusión por seguir aquí. Llevamos toda la noche pensando en ello", argumentaba.
"Nos hacía muchísima ilusión y nos comemos a todos, pero no se nos ha dado la oportunidad por un fallo. No me veo que haya tenido esa oportunidad de demostrar. Si no me pasa lo de la caída yo peto aquí porque soy creativa, sé de matemáticas, sé hacer de todo. Y más si estamos juntas", dijo Magda, quien antes había rechazado la ayuda del programa.
Dado lo excepcional de la situación, el programa al final sí que le propuso a Mar seguir a solas. Sin embargo, la gaditana rechazó continuar en el concurso. "Yo he venido con ella y me voy con ella porque yo ya no estoy bien aquí", respondía, convirtiéndose así en la primera baja doble del formato.
A pesar de tener tres marchas inesperadas, el programa mantuvo la ronda de eliminaciones, convirtiendo así a Anita en la cuarta baja de la noche y en la segunda expulsada oficial. La actriz y modelo se marchaba entre lágrimas del formato, al ser la única que se quedaba fuera por el sistema tradicional.