Con la violencia machista hay una gran concienciación en los medios de comunicación. Este martes, sin ir más lejos, veíamos cómo Nacho Abad cortaba a un individuo que tocaba el trasero a la reportera Isa Balado durante la emisión de En boca de todos. Los ciudadanos y los periodistas están luchando cada día por frenar ciertas actitudes que, si bien en años venideros podían pasarse por algo, ahora tenemos el conocimiento y la capacidad de comprender que son intolerables.
Es más, constantemente se echa una mano a las víctimas a través de la televisión, sobre todo, cuando se informa de crímenes machistas, esto es, cuando una mujer muere a manos de su pareja o expareja. Entonces suele aparecer sobreimpresionado en la pantalla el número 016, el teléfono de atención a mujeres que sufren malos tratos físicos o psicológicos.
El poder de la televisión y de lo que se cuenta en ella es innegable. Recordemos que cuando Rocío Carrasco narró su historia con Antonio David Flores, antes, durante y después de ser pareja, el número de llamadas al 016 creció hasta un 61%, pues su relato en Rocío. Contar la verdad para seguir viva sirvió a otras personas en su situación como reflejo.
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La sensibilidad de los programas es tal que, en ocasiones, hasta ponen el teléfono cuando se cruzan ciertos límites. Por ejemplo, en el Deluxe, en el año 2017, Gustavo González insinuó que su pareja María Pascual habría sufrido violencia machista. Durante este momento del programa, se puso un faldón con el teléfono 016, el número de ayuda para víctimas de violencia machista.
Y en este mismo sentido, la televisión debería comenzar a mover ficha a la hora de hablar de agresiones LGTBIfóbicas, pues desde el pasado mes de julio entró en funcionamiento el 028, para denunciar casos en los que la orientación sexual o la identidad de género de las personas sea el motivo de agresiones físicas o verbales, así como de cualquier otro tipo de discriminación. Un servicio del Ministerio de Igualdad que se lleva a cabo a través de la empresa Atenzia, la misma que gestiona el 016.
Porque en televisión se habla de este tipo de agresiones y discriminaciones a menudo. Ya sean personas que cuentan en una entrevista cómo sufrieron en el pasado, como hizo Manolita Chen en Viernes Deluxe, o porque lo hayan vivido recientemente en sus carnes, como ha narrado Jonan Wiergo con su negocio en diferentes programas de Telecinco.
Sobre este último caso en concreto se puede destacar, por ejemplo, que en la entrega de En boca de todos del 25 de agosto se informó primero de una agresión machista en una casa okupa y el 016 estuvo sobreimpresionado en el faldón en todo momento. A continuación, contactaron con Wiergo, relató su historia de agresiones homófobas, pero no se ofreció ningún número telefónico de apoyo.
Con el testimonio de famosos y anónimos en magacines, noticieros, realities y demás espacios y el correspondiente faldón del 028, muchas personas en situaciones vulnerables sabrán dónde acudir a buscar ayuda. Porque el calado de la televisión es innegable, y puede ayudar a cambiar muchas situaciones individuales.
Hay que recordar que el 016 comenzó a aparecer en las televisiones en el año 2007, pero no de forma espontánea. Fue tras un acuerdo entre el Gobierno y la Unión de Televisiones Comerciales (UTECA). Entonces, María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta primera del Gobierno, habló de cómo era “imprescindible” la pequeña pantalla para “dar un nuevo impulso a la lucha contra la violencia de género”, y para cuya erradicación era necesario el compromiso de todos, incluidos los medios. Y lo mismo se puede decir, 16 años después sobre la violencia contra gays, lesbianas, bisexuales, transexuales y demás personas del colectivo.