“De un plató a otro”. Así llegó este jueves Sonsoles Ónega a El Hormiguero, tras haber presentado por la tarde Y ahora Sonsoles en Antena 3. La presentadora acudió al programa de Pablo Motos para hablar de su magacín, y la charla comenzó con una pregunta muy directa. “¿Cómo vas con el tema de las audiencias, eres de las que se despiertan a las ocho menos cinco para mirarlas?”, quiso saber Motos, y la presentadora le confirmó que, aunque no quiera, acaba despertándose a esa hora y mira los mensajes y el correo electrónico.
De esta manera, El Hormiguero quiso acercar al público lo que es la guerra de las audiencias, que se definió “como si te hicieran un juicio en el que eres culpable o inocente” y que tiene lugar cada día. “Te condiciona hasta el humor”, reconocía Sonsoles Ónega en referencia a las audiencias, que si van bien puede tener la sensación de flotar, pero si son malas “se le ahúma el pescado” y no se le puede ni hablar al tomar el café. “En radio la dan cada tres meses y van mucho mejor”, bromeaba Pablo Motos.
El presentador llevó entonces una escaleta del día anterior, en el que contó, por ejemplo, cómo el día anterior cuando hicieron el juego de los mejillones, tras entregar el coche, perdieron 100.000 espectadores. Y que el momento más visto fue cuando estaba Marron con un experimento. “Lo digo para que la gente entienda lo que es, es una receta para volverte loco, cada puñetero día”, continuaba contando Motos. “A veces digo: no nos emborrachemos. Y me dicen: no disfrutas de nada, pero es que puede que ya mañana no sea”, valoraba por su parte Ónega.
En la actualidad, Sonsoles Ónega está al frente de su segunda temporada al frente de Y ahora, Sonsoles. Y se sinceró de cómo hacer las tardes es más difícil que la mañana porque “ya viene todo el pescado vendido”. Por eso, ella suele decir que lo que van a contar ya se ha visto con Sandra Golpe y Susanna Griso. También confesó cómo tiene el problema de no tener “un enemigo claro”, pues el magacín se enfrenta con diferentes programas en su franja. “No digo enemigos, sino rivales, ofertas para los espectadores. Pero no está claro contra lo que compites, puede haber fútbol en una cadena de pago, como ayer, y nos robaron once puntos. La mañana es más frenética, la tarde más sosegada”, reconocía.
En la charla, Ónega narró cómo ha cambiado mucho el periodismo que hacía su padre, Fernando Ónega, al que se lleva a cabo en estos momentos. “Tuteamos a los políticos. Yo creo que a la gente hay que tratarla de usted siempre”, valoraba la comunicadora. En ese sentido, Motos contó cómo a los políticos los trataba inicialmente de tú, pero cuando le empezaron a caer peor los volvió a tratar de usted. “Me parece que no tengo el trato con ellos como para tratarles de tú”, contaba el presentador.
De su labor frente a Y ahora, Sonsoles, recordó cómo un momento surrealista su entrevista a Paulina Rubio. “Me decían: que se quite las gafas. ¿Cómo se lo voy a decir yo, a una artista internacional”, preguntaba la invitada. De aquel encuentro se destacó cómo Paulina afirmó que solía hablar con Rocío Jurado, y que ella no le dio importancia porque “yo también hablo con el más allá”. “Y luego dijo: me he confundido con su hija, y dije que qué alivio”, añadía.
Sobre esa conexión con el más allá, Sonsoles Ónega asegura que recibe “las energías de quien me las quiere mandar”. Y que en su programa suele hacer el pino para limpiar las malas energías. “Me dicen: déjala, está con el brote”, bromeaba. Sin ir más lejos, esa tarde tuvo que hacer el pino porque “un gilipollas me ha dicho una cosa”. Además, explicó que siempre tiene que salir a orinar a las siete de la tarde porque suele beber mucho en el programa.
El encuentro terminó con Sonsoles Ónega sacando pecho por lo que ha conseguido el programa Hablando en plata, con el que intenta ayudar a las personas mayores. Tras la emisión del último varios bancos han dejado de cobrar comisión a los mayores de 65 años por gestiones como sacar dinero en ventanilla o conseguir un extracto.