El cantante David Bisbal se convertía este lunes en el primer invitado de El Hormiguero del mes de octubre. El almeriense acudía al programa de Pablo Motos para hablar de sus próximos conciertos y también de la película documental Bisbal, que se estrena el próximo 17 de octubre en Movistar+.
“Lo primero, David, Cómo están los máquinas”, le preguntó Motos, en referencia a la frase que se hizo viral hace unos meses. “Perfecto, gracias. ¿Cómo están los máquinas, bien?”, dijo el invitado al público. “La gente de Almería decimos cómo están los máquinas, desde que nací. Es algo tan habitual que se convierte de la noche a la mañana tan viral… Fue divertido”, recordaba al respecto el que fuese concursante de Operación Triunfo.
En Bisbal, el artista habla con su padre, quien sufre Alzheimer. Sobre él, Pablo Motos le preguntó si le reconoce o no siempre, y ahí se abrió sobre cómo vive la situación. “Ya no, pero tampoco a mi hermana, ni a mi hermano, y a veces ni a mi madre, que siempre está con ella. Ya nos hemos acostumbrado, pero fue duro la primera vez que no te reconoce”, contaba el invitado. “Se te parte el alma, no reconoce a sus nietos”, contaba con mucha templanza.
Su padre, de joven, fue boxeador, y aquella época la recuerda bien, y tampoco olvida que es almeriense. “Yo le gasto bromas, le digo: el granaíno José Bisbal. Y dice: no, almeriense. Dentro de la nostalgia, o del mundo donde viva ahora mismo, hay momentos graciosos y en esos momentos trato de cobijarme”, exponía, sin omitir que “es durillo”. “Ha sido una persona muy bromista toda su vida e intentamos recordarlo así”, finalizaba.
Sobre su repertorio, Bisbal reconoció que Corazón latino no está entre sus favoritas porque “es una letra que dejas de sentir”. Sin embargo, a su público le encanta. “La gente se volvió loca cuando la canté en Almería, y dije nunca más voy a dejar de cantar esta canción”, contaba. Del mismo modo, estuvo hasta 10 años sin cantar Bulería, pues “tenía un repertorio muy amplio y no hacía falta ponerla”. Sin embargo, en la actualidad finaliza sus recitales “yendo al grano” con Ave María, Bulería y Corazón Latino, tres de sus primeros éxitos.
Aunque comenzó en la música desde joven como cantante de orquesta, Bisbal reconoció que iba para guarda forestal. “Creía que iba a tener mucho trabajo en mi sierra, pero siempre he sentido la música desde mi infancia”, admitía. De su etapa en la orquesta, contó cómo sentía ganas de vomitar antes de actuar porque pasaba “muchísima vergüenza”, en parte, por las coreografías. De hecho, sus amigos iban a verle a los pueblos donde actuaba para reírse de él. En ocasiones, siguió contando, prefería no cantar aunque estuviese con la orquesta, y su jefe, ya fallecido, llegó a decirle una vez que como no saliese a cantar la siguiente canción no cobraría ni la mitad de lo que le correspondía.
Tras 20 años de carrera sigue imponiéndole el escenario, pero “es un nervio que te ayuda”. “Me siento tan vivo porque sé que tengo un equipo respaldándome”, añadía, en referencia a los músicos, técnicos y demás profesionales que le acompañan de gira.