El fútbol fue el protagonista de la primera noche de El Hormiguero. Y es que el jugador del Fútbol Club Barcelona Ferran Torres acudía por primera vez al programa de Pablo Motos, un día después de haber jugado con la Selección Española y haber logrado la clasificación para la Eurocopa del próximo verano.
La charla comenzó con el futbolista contando cómo veía el programa desde pequeño. “Para ti soy como Miliki. No sabes ni quién es Miliki”, le decía Motos al invitado, que reconocía que solo lo conocía de oídas. “¿Quién te ha cortado el pelo?”, preguntaba con humor el presentador, a lo que Fernán Torres contaba que se habían hecho gratis. “Le digo al peluquero: haz lo que te dé la gana, pero creo que esta vez se ha equivocado”, reconocía el deportista.
En el partido del domingo, que se disputó en Noruega, Torres se puntuó con un 7 sobre 10. “Estuve muy bien. No metí ni un gol, pero estamos en la Eurocopa”, se alegraba. Sobre cómo se juega en la Roja, explicó que él se entera como el resto de personas, cuando el seleccionador da la lista, y que a veces le pilla entrenando y se lo comunica un fisioterapeuta o alguna otra persona del equipo. Cuando juega en la Roja, admite que hay piques con jugadores de otros equipos, y así, “siempre hay alguna coñita, sobre todo cuando la cosa va bien”.
El invitado de la noche venía de una temporada pasada complicada. “En la pretemporada tuve una lesión en el pie y no conseguí ponerme a mi nivel. Fue una temporada débil a nivel de cabeza, fue un año duro, pero a día de hoy pienso que es el mejor año de mi vida, he aprendido un montón y gracias a eso he aprendido a ser la persona que soy hoy”, contaba.
Eso le sirvió como llave para hablar sobre salud mental, y contó su experiencia al ponerse en manos de profesionales, lo que le ha permitido ganar autoconfianza. “Con una lesión pasas de una rutina con tus compañeros a estar en el fisio en el gimnasio tú solo. Ves a tus compañeros y dices: quiero estar ahí. Fue entonces cuando me puse en manos de un profesional, le conté toda mi historia, y fue el momento de hablar con mi familia, mis amigos, mi círculo de confianza y apoyarme en ellos”, narraba. “La opinión que me importa es la que ellos tengan de mí y la que tenga yo mismo. Cuando no tengas ganas de ir al gimnasio que sean ellos los que te motiven. O cuando tienes un partido malo, que jugamos cada tres días. Me cambió la forma de ver las cosas y ahora estoy en un momento en el que tengo confianza en mí mismo y estoy agradecido al círculo que tengo”, continuaba diciendo.
Una de las cosas que hace por salud mental es no leer la prensa, ni las redes sociales. En ese sentido, recordó cómo en la anterior convocatoria de la Selección Española, tras meter dos goles, dijo en una rueda de prensa, “con un poco de chulería, porque a veces me gusta ser un poco chulo, no lo voy a negar”, que por su salud tiene bloqueada a la prensa, no tiene contacto con los periodistas “y no me importa lo que puedan decir de mí”. Continuando con el tema, explicó que en las redes puede leer 100 comentarios buenos y uno malo, y que se queda con el malo; esa es la razón por la que no lee nada.
“Ahora te llaman el tiburón en el vestuario. ¿Se refiere a una actitud o una parte de tu cuerpo?”, preguntaba con humor Pablo Motos. “Eso lo dejo ahí… No, es por una mentalidad. Siempre he sido competitivo y ambicioso, con mal perder. Esas ganas de querer mejorar, qué puedo dar más de mí van acorde a la mentalidad de tiburón”, le respondía el futbolista, que se está planteando sacar su propia marca de roba con la marca del tiburón.
Del mismo modo, Ferran Torres se sinceró sobre el mal carácter que tiene. “Contesto muy mal. Lo he mejorado, respiro y cuento hasta diez. Alguien que tuviste aquí me llama el vinagre, no sé por qué, pero es verdad que tenía muy mal perder. En el colegio me he pegado por perder”, afirmaba. En la actualidad los enfados solo le duran una hora, pero es porque ha trabajado para que así sea.
Por otro lado, Torres contó cómo es muy bromista, porque le “encanta el mal ajeno menor”. Como ejemplo, contó que le gusta asustar a quienes tienen miedo a volar, y contó que el día antes, con Morata, visitó la cabina del piloto el en viaje desde Noruega, porque le da algo de respeto los trayectos en este medio de transporte. “Y le digo: sabes que si nos estrellamos somos los primeros en morir, pinchándole ahí. Estuve diciendo que el avión hace ruidos raros, ¿no vamos de lado? Y Morata diciendo: no te voy a volver a llamar”. También informó sobre cómo en el vestuario suele gastar bromas echando jabón a sus compañeros, tanto en la ducha como cuando ya están secos. “¿Cómo se lo toman?”, preguntó Motos. “Me da igual. Pero si me la hacen a mí me sienta muy mal. Siempre intento hacerlas yo primero, y estoy muy atento. Si se me acerca Pedri es que algo pasa”, narraba el invitado.
De sus rutinas como futbolista, contó cómo duelen los balonazos detrás de la pierna. “Me cago del dolor”, reconocía. Poco antes de finalizar la charla, el jugador recordó cómo con 12 años pegó el estirón durante el verano y creció 12 centímetros, y entonces el control. “No sabía agarrar el balón, me cambiaron de extremo a interior. Yo agobiado, pensando que me iban a echar. Pero empecé a meter goles y a partir de ahí fue más coordinado”. También evocó cómo tras coger la mononucleosis, en el mismo tiempo, estuvo enfermo varias semanas, pero al regresar al campo “empecé a subir de categorías y pensé: necesito una mononucleosis todos los años”.