TheGrefg presentó ‘Un, dos, tres’ en Twitch.

TheGrefg presentó ‘Un, dos, tres’ en Twitch.

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El regreso del ‘Un, dos, tres’ en Twitch: una colección de sinsabores, no apto para nostálgicos

Ruperta casi no estuvo presente en el programa, en el que los fallos en su mecánica fueron una constante.

19 octubre, 2023 22:40

Las siete de la tarde. Esa era la hora a la que habían invitado al personal a poner el canal de Twitch de TheGrefg para disfrutar la vuelta del mítico concurso Un, dos, tres, responda otra vez. Aunque quizá, disfrutar, no haya sido la palabra que mejor defina la experiencia. El evento empezó con una alfombra naranja Ruperta, y por allí pasaron concursantes, históricos del programa como Mayra Gómez Kemp o Lydia Bosch, los humoristas, actores que aprovechaban para comerse su poquito de jamón, y solo faltó el técnico de luces. Una horita de nada que duró la alfombra. Que será habitual en eventos de esta plataforma, pero esas cosas se anuncian, digo yo.

Que sí, que Twitch es Twitch, no la televisión lineal. Pero lo que ha salido esta noche al aire no era el Un, dos, tres en una versión pura, pero actualizada. Por más que haya sido Alejandro Ibáñez, el hijo de Chicho, el que haya puesto en pie el evento audiovisual, parecía algo amateur, improvisado. ¡Si ni cabecera tuvo! Y a Ruperta solo la veíamos de lejos en los pantallones. No la apreciamos en condiciones hasta el final, que apareció en la subasta.

El Un, dos, tres de TVE era grabado y muy editado, y este era en directo. Ello supuso que se encadenasen todo tipo de problemas, de fallos, especialmente, en la ronda de preguntas. Concursantes habituados a las redes sociales (Gemita y DJMariio, Luzu y Lluna Clarck y Yosoyplex y Marta Díaz) a los que el aire les faltaba cuando le preguntaban por colores que no fuesen primarios.

[TheGrefg recuerda su entrevista en ‘El Hormiguero’ en 2021: “Me di cuenta de que había ido a una matanza”]

Las reglas no las conocía ni el presentador, al que se le venía grande el formato. Se pasó por el arco del triunfo normas básicas del formato, como que los concursantes repitiesen la respuesta que él daba de ejemplo. Llegó a pedir que no la dijesen, de hecho. Quizá no entendió el porqué de esa coletilla de “un, dos, tres, responda otra vez”. En cierta ocasión, directamente, ni ofreció un ejemplo. Sin duda, el programa no era apto para nostálgicos ni puristas del formato (como el que aquí escribe).

Al ser directo, los tacañones debían corregir los fallos sobre la marcha. Y claro, era fácil meter la pata. La mayor cagada vino en una pregunta relacionada con Minecraft, que tuvo que ser anulada, y como no había más tarjetas preparadas, tuvieron que volver a hacerle la misma poniendo el reloj a cero de nuevo.

TheGrefg en 'Un, dos, tres'.

TheGrefg en 'Un, dos, tres'.

Podría hacer una lista de todo aquello que me ha parecido un error, un horror, un despropósito o inserte aquí la palabra que quiera. TheGrefg con problemas para leer las preguntas, concursantes que se quejan porque se están meando y no les dejan ir al baño, una prueba eliminatoria de cinco fases más larga que un día sin pan. Carla Pulpón enseñando regalos que ni siquiera sabe qué carajo son, marcadores en los que no entran todas las cifras, pruebas que parecían que no se habían ensayado previamente. Y así, un largo etcétera.

Uno de los momentos más aberrantes vino en la subasta. Salió el humorista Juan Dávila, e hizo humor a costa de una institución del entretenimiento como Pepe Carabias, al que, para colmo, confundió con Quique Camoiras. Con mucho talento, Carabias llegó a decirle al final que se dirija a él como excelencia. Di que sí, Pepe.

Lo peor de todo es que si algo caracterizaba al Un, dos, tres era su exquisita realización. Chicho Ibáñez jugaba con la cámara como le daba la gana. Nos transmitía la emoción con planos interesantes, con insertos del público contemplando la estampa, con una edición que el directo no permitía. Pero una cosa es no poder hacer magia por cuestión de medios, y otra que hayamos visto tantísima gente dando la espalda a la cámara. Por no hablar del ritmo, carente en tantos momentos.

Lo mejorcito que ha tenido el programa ha sido Carla Pulpón, que tuvo un papel de copresentadora, como el que tenía Miriam Díaz-Aroca en los 90, y que desempeñó con éxito. Sin ella todo habría sido mucho peor, con diferencia. Sabía resolver problemas sobre la marcha, colocaba a cada cual en su sitio, aunque el caos en el que estaba envuelta a veces era insalvable. En definitiva, es una profesional del entretenimiento, y no una estrella de las plataformas de streaming.

Ruperta apareció en la subasta de 'Un, dos, tres'.

Ruperta apareció en la subasta de 'Un, dos, tres'.

Esta vuelta del Un, dos, tres nos ha dejado claro, una vez más, que Twitch no es televisión, y la televisión no es Twitch, por más que puedan convivir y tener puntos comunes. Es más, para haberse emitido en el canal de TheGrefg, que tiene más de 11 millones de suscriptores, con concursantes con millones de seguidores en Instagram, en TikTok y demás, ha manejado unos datos de unos 70-80.000 espectadores de media a lo largo de la emisión, y que bajó de los 60.000 en el tramo final. Una cifra que no invita a pensar en un éxito de la plataforma.

Tras descartar todos los objetos de la subasta, Luzu y Lluna se quedaron con unas zapatillas de deporte que escondían de regalo una moto BMW, y que ganó una chica anónima, Estela, que fue elegida como sufridora.

Cuando el Un, dos tres acababa sus temporadas, Chicho Ibáñez Serrador solía hacer algún show para dar a entender que mataba al programa para siempre. Lo metía en un ataúd, hacía estallar el decorado, o lo que correspondiese. Visto el resultado, en opinión del que aquí escribe, igual no era el momento, o la forma, o ambas, de devolverle la vida a Ruperta y compañía. Y hasta aquí puedo leer.