Tras la visita de Alba Paul y Dulceida, este miércoles El Hormiguero también recibió a otra pareja de invitados. En esta ocasión se pasaron por Antena 3 para hablar con Pablo Motos Carmina Barrios y Silvia Abril, quienes estrenan el largometraje Alimañas. Una comedia con mucho humor negro que cuenta la historia de dos hermanos que están pensando en la herencia que cobrarán de su madre cuando se muera, pues la mujer “está a punto de traspasar al más allá”.
“Yo hago de buena al principio”, avanzaba Carmina sobre su personaje, que se llama Chita. Sin embargo, cuando ven que un personaje “se porta tan malamente con las vecinas somos alimañas”. A la andaluza la vistieron con un chándal para el largometraje, pero a ella no le parecía bien, pues defendía que en su casa ella está cómoda, “con una coleta aquí”.
Tras ver el tráiler del largometraje, Pablo Motos le pidió a Silvia Abril que contase la vez que un policía no le multó tras reconocerla. “Yo iba en moto por la Rambla de Barcelona. Y hay un momento en el que si te equivocas tienes que dar una vuelta grande. Me subí en la acera para dar la vuelta, como si fuese una bici, y me pillaron in fraganti dos guardas urbanas, dos hombres”, comenzó relatando la intérprete. Los agentes le pidieron la documentación oportuna, pero no estaba todo en regla. “Cuando crees que lo llevas todo en regla lo llevas todo fatal. Llegó el momento de quitarme el casco, y uno de los agente dice: me cago en la leche, ¡si es la niña de Shrek! Se les olvidó el ITV, el recibo del seguro, todo”, contaba con humor.
Esto sucedió hace una década. “El tío se partió la caja, que si a su chica le encantaba, si no tenía nada para darle de la niña de Shrek… Y no me pusieron la multa”, explicaba, en referencia al personaje que interpretó en programas como Leit Motiv y Homo Zapping.
Volviendo a la película, Carmina reconoció que en ocasiones se inventaba su diálogo. “Había cosas que me las dejaba y otras que no. No me dejaron decir ni un taco. Tarea difícil, hice un trabajo de cojones. Había cosas en las que te pedía decir un taco bueno”, contaba con su gracia habitual. Eso sí, en una escena en la que había un parto “dije lo que me dio la gana”.
La madre de Paco León narró entonces una anécdota real que le sucedió con una vecina, en referencia a las relaciones vecinales de Alimañas. Ella pidió a una vecina que pagase su recibo de la luz por el cajero, pero le terminaron cortando la electricidad. Incluso se atrevió a decir el nombre de la mujer: Consuelo. Ella le preguntó qué había pasado, pero la vecina fingía no saber de qué le hablaba y dijo que Carmina había perdido la cabeza. “La cabeza la vas a perder tú de la hostia que te voy a meter. Que se quedó con el dinero y ya está”, remataba la actriz. Esta historia es posible que suene a muchos espectadores, pues Paco León la retrató en Carmina y Amén.
Durante el rodaje, Silvia se lo hizo pasar mal a Barrios porque se escondía para darle sustos. “El edificio era terrible, decadente, sucio, con unos pasillos… Yo me escondía con la cara deformada, y le pegaba el susto. Y le decía: eso es gimnasia para el corazón”. Además de asustar, Silvia reconoció su talento para caerse, tanto cuando está de pie como cuando se sienta, y lo demostró desde el lugar de Pablo Motos.
Además de promocionar Alimañas, Silvia Abril aprovechó para anunciar Pérdidas de risa, el libro que lanza el próximo 15 de noviembre. “Es un poco un libro en el que a los 52 años que tengo miro hacia atrás y me río de las cosas que me han pasado. Es autoficción, he cambiado cosas, nombres. Es un ejercicio de risa, de relajémonos, abracemos la imperfección. Soy una madre imperfecta, una esposa imperfecta, una actriz muy imperfecta y quería reírme de eso”. En ese sentido, contó cómo en cierta ocasión quiso cortarle el flequillo a su hija, y lo hizo tan mal que la dejó también sin cejas.
Por su parte, Carmina contó otra anécdota de su vida, relacionada con el oro. Así, un gitano iba a su bloque y probaba qué cosas eran de oro o no pasándoselas por la camisa, que era blanca, y oliéndolas después. Aseguraba que si la tela se vuelve negra y la joya huele no es oro. “Y le dije: es verdad. Porque mi padre me decía: ay mi chocho de oro. Y ahora se ha puesto negro y huele”.