Tamara Falcó y Joaquín Torres han dado carpetazo definitivo a la inesperada guerra mediática que han protagonizado en los últimos días a cuentas del ático dúplex al que se va a mudar la marquesa de Griñón junto a su marido Íñigo Onieva, y que iba a ser renovado por el popular arquitecto.
Todo sucedió por unas palabras en las que la colaboradora de El Hormiguero parecía no estar muy conforme con el diseño planteado y de las que Socialité echó más leña al fuego el pasado fin de semana emitiendo unas declaraciones en las que el arquitecto estaba bastante indignado.
Ambos hablaron este jueves en los programas que colaboran. Joaquín Torres rompió su silencio primero en Espejo Público, alegando que el supuesto lío ya se había resuelto y que todo "es pura manipulación". Eso sí, reconoció que "no parece muy inteligente la metedura de pata que tuvo [Tamara] con Pablo Motos diciendo ciertas bobadas del ático".
Torres aclaró en que la queja de Tamara iba dirigida a la promotora de la construcción y no al diseño que él elaboró para su vivienda. El arquitecto, además, anunció en el matinal de Susanna Griso que ha demandado al programa de Telecinco por "haberme grabado sin permiso y por haber dado una comunicación totalmente contraria a la que yo les di".
"Me llama Socialité, no me dicen que me están grabando, no me comentan absolutamente nada, y de una conversación de más de tres cuartos de hora donde les digo que no insistan, acabé haciendo comentarios. Sacaron esa parte y dijeron que estaba molesto", explicó.
Ya por la noche, Pablo Motos le sacó el tema a Tamara, que puntualizó: "Se me ha liado una esta semana por una cosa que dije en El Hormiguero". La tertuliana manifestó su alegría por su nuevo hogar: "Mi casa es genial. El bloqueo botánico [ha colocado árboles para evitar que el interior de su casa sea visto desde el exterior] va viento en popa. Estoy feliz, nos mudamos ya. Ya he hecho las fotos... Con la cocina de mis sueños", dijo.