Tal como estaba anunciado, este viernes concluyó en Divinity la serie Mía es la venganza, tras 110 episodios. En ella, Aurora Guerra, su creadora, nos trasladaba hasta el club de ocio Los Olivos, donde un drama del pasado volvía a tener vigencia para atormentar a todos en el presente. La ficción comenzó su andadura en Telecinco el pasado verano, pero sus bajos datos de audiencia hicieron que Mediaset la trasladase a Divinity, y que parase sus grabaciones, eso sí, dando un final más o menos cerrado a la historia. (¡Atención, este artículo contiene spoilers)
Fernando (Ibrahim Al Shami), el hijo de Sonia, ha roto definitivamente con Orson (Claudio de la Torre), el chef del club que se acercó a él por interés. Lo ha hecho para caer rendido en los brazos de otro hombre, Andrés (Rubén de Eguía). Mario (José Sospedra) acepta casarse con Lola (Julia Frigola), pero ella aparece muerta en la cárcel por una sobredosis, y el trabajador culpó de la tragedia a Sonia, la mujer de la que quería vengarse por dejar morir a su hermana ahogada tras un accidente de coche. Casi acaba con Sonia, a la que intenta estrangular, pero Olivia lo impide. Finalmente, Mario acabará con Olivia, tal como ya se intuía al principio de la serie.
La muerte de Lola tiene un culpable: Jaime Serra (Carlos Manuel Díaz), el padre de Olivia y Fernando, quien debía frenar a Mario para que no interfiriese en sus propios planes de venganza. Jaime, enloquecido, intenta acabar con la vida de Sonia, la que un día fue su esposa, a la que maltrató de forma sistemática. Sonia se defiende y le clava unas tijeras, y recordando todos los episodios que marcaron su vida, acaba con él para siempre. Mario y Olivia acuden en su ayuda, y descubren la trágica estampa. Sonia entonces aprovecha para hablarles de Silvia, la pequeña a la que dejó morir ahogada, aunque los espectadores no pudieron ya ver qué ni cómo se lo contó.
Mía es la venganza se estrenó el 12 de junio, y lo hizo ocupando parte de la franja de emisión de Sálvame Limón. Sus datos no superaron en ningún momento los que firmaba el programa de corazón de La Fábrica de la Tele, y poco a poco se fue hundiendo hasta caer con datos cercanos al 6% y los 650.000 espectadores. Eso provocó que Mediaset la acabase despachando en un canal secundario como Divinity para no hundir el share de la cadena principal del grupo.
En este canal de la TDT, sin embargo, dio buenos resultados, pero no por ello Mediaset la cuidó. La sometió a diferentes cambios horarios, provocando las quejas de sus protagonistas. Así, el episodio final comenxó a las 17:50 horas, si bien inicialmente se disfrutaba a partir de las 15:30 horas.