El cantante Omar Montes fue el segundo invitado de El Hormiguero de esta semana. El que antaño fuese colaborador del formato acudió a presentar Arena y sal, el tema en el que colabora con Nicky Jam. Un artista estadounidense que un día le llamó de madrugada por sorpresa.
“No me puedo creer que me está llamando Nicky Jam”, exclamó Omar, que llegó a dar una palmada para comprobar que no era un sueño. Así, Nicky le dijo que “estaba escuchando música tuya en bucle, me gustas mucho y me gustaría colaborar contigo”. “No jodas, que te llevo escribiendo años. Mira en Instagram, que te tengo los Dm explotados”, le respondió el madrileño, quien precisamente conoció a Jam hacía seis años en El Hormiguero, donde acudió en calidad de admirador.
Aunque no quería hacerlo, Pablo Motos le acabó preguntando a Omar por “la joyería” que llevaba puesta. “Llevo un dinero aquí colgado, y estas son mis nuevas adquisiciones de diamantes”, admitía el que fuese ganador de Supervivientes, que se ofreció, con humor, a prestar sus complementos de lujo a Pablo Motos para que se fuese de fiesta por Requena.
El presentador introdujo entonces que recientemente le nominaron en los Grammy Latino. “Lo puedes decir a las claras, perdí”, se sinceraba, lamentando que es algo que le pasa mucho en la vida, el ilusionarse con algo y que luego no suceda. “Me pasa desde pequeñito, pero me puse muy triste”, añadía. “Dijiste si ganabas te comprarías un avión”, le decía Motos, y él aseguraba que eso fue precisamente la única parte buena de no ganarlo. Además, reconoció que se alegró porque la premiada fuese María (Niña Pastori), pues no es alguien envidioso. “Me alegro del éxito ajeno”, resumía.
En ese sentido, Pablo Motos le aseguró que los dos son “de la misma arcilla, del mismo barro”, pues él también se decepcionó cuando El Hormiguero fue nominado a los Emmy y no ganó el premio. “Esperé que cantara un amigo y me levanté y me fui sin cenar” porque se le cerró el estómago, continuaba narrando Montes, y Pablo contó que él, en Nueva York, vivió lo mismo. “En los Emmy había toda la comida que quisieses. Me fui al hotel y me comí unas papas asquerosas que había en la nevera”, afirmaba el presentador.
Volviendo al tema del avión, el comunicador valenciano dijo que le vendría bien comprárselo por “lo que ahorras en champú”. “Yo gasto dinero en cosméticos, no cojo cualquier cosa, un champú bueno, de farmacia. Y cada semana tengo que comprar dos o tres champús, porque me los quitan en los aeropuertos”, se sinceraba. Y contó cómo una vez le dijo al vigilante que en vez de tirarlo se lo quedase y se lo diese a su madre para no estar tirando el dinero.
En los Grammy Omar lució un traje lleno de piedrecitas, y aseguró a algún medio que eran siete kilos de diamantes. “Igual no eran siete… Eran 5”, comenzó exponiendo al respecto. “Pero si me apuras, lo compré en el Shein. No puedo yo decirte una mentira, me costó 30 euros y la gente se pensaba que llevaba la hostia. ¿Cómo voy a comprar siete kilos de diamantes, soy tonto yo?”, se preguntaba.
También habló de cómo no ha probado el alcohol “en la vida”, aunque “últimamente me dio más las ganas” de cogerse una borrachera. “Será que estoy haciéndome grande”, afirmaba con humor, aunque “no he sucumbido a la tentación”. Sobre su sobriedad, narró que lo pasa mal a veces cuando está en la discoteca con sus amigos bebiendo y él sin tomar ni una gota, porque “te agarran, te hablan cerca. Yo desentono y he descubierto la fórmula de no quedar mal: irte sin decir nada”.