Elegir un titular para una entrevista con Pedro Ruiz es una de las tareas más difíciles a las que se puede enfrentar un periodista. Y es que, en poco más de media hora de charla, florecen más de una frase que merecen el protagonismo para que, en este mundo de consumo rápido, los lectores decidan pinchar y dedicar algo de su tiempo a leer a uno de los pocos grandes nombres que quedan de la televisión de autor de los 90.

Después de veinte años de ausencia, el catalán regresa a la televisión pública con Nada del otro Mundo, un especial producido por el Terrat (The Mediapro Studio) que se emite esta noche a partir de las 22:00 horas y que estará vertebrado en tres charlas, tres ficciones comedia grabadas y dos canciones. "Siempre he preferido ser un buen recuerdo a una mala presencia", confiesa cuando se le pregunta por qué vuelve solo con un programa.

Un programa en el que no habrá política. "He sido yo el que ha decidido no hablar de política. Como considero que es imposible arreglar esta barahúnda en la que vivimos, que es la humanidad, finalmente he decidido ponernos pomada para pasar ratos mejores, porque yo no voy a arreglar nada ni de la independencia, ni de la ONU, ni de Ucrania, ni de Gaza... Por lo tanto, en mi entorno, si consigo que estén un poco más agradables, ya he ganado". 

¿No te va a saber a poco un solo programa?

Bueno, lo poco si malo, menos malo. Por lo tanto, yo estoy ya muy de vuelta de las cosas. No muy de vuelta en el sentido de que esté desmotivado, pero sé lo que ocurre en el mundo y esto puede ir muy bien o muy mal o regular y ya está.

Has dicho que no lo verás...

Pero no lo veré porque es mi tónica. Yo suelo hacer programas en directo y éste no es en directo. Y a mí, sentarme a verme a mí dos horas o diez minutos, me cansa bastante. Normalmente lo que hago es que media hora antes del programa cojo el coche y me doy una vuelta por la sierra escuchando música clásica. 

La televisión es un microondas, recalienta los platos y de repente alguien que está olvidado lo meten, las palomitas revientan y está de moda otra vez

Pero, ¿verás las audiencias? ¿lo que se opine desde la prensa?

Las audiencias, sí. Lo que opinan lo respeto muchísimo, pero no me va a condicionar. Lo que hay fuera de uno es lo lícito de las opiniones ajenas. Yo me puedo equivocar, como es natural, pero no me obsesiona eso.

Pasar de La 2 a La 1, ¿eso te va a hacer cambiar tu forma de hacer el programa?
No porque el que me ha visto en el teatro sabe que en el teatro tengo una conducta mucho más llamativa y mucho más agresiva, mucho más incorrecta. La televisión no lo admite. Aquí en España no se concibe un show de Celentano. Yo ahora tampoco lo haría porque no tengo interés por eso. La televisión es un microondas, recalienta los platos y de repente alguien que está olvidado lo meten, las palomitas revientan y está de moda otra vez. Pero no hay que fiarse mucho de la vida solamente en la televisión. Hay vida fuera de ella. Yo en estos 20 años he hecho muchísimo teatro y muchas cosas. La tele tiene unos parámetros y esto lo digo con todo el respeto: las televisiones públicas de todo el mundo tienen muchos condicionantes y las privadas también. En el caso de las públicas es la política y en las privadas, el dinero. Es decir, la libertad está en el teatro.

Nada del otro mundo.

¿Has visto mucho cambios en la televisión en estos veinte años?

No, he visto darle muchas vueltas a la misma albóndiga. Es la misma albóndiga que se realimenta. Hay un tipo de programas que son los realities, que yo no los sigo nunca pero respeto a quien vaya, que en según que cadenas se hacen listas de famosos que normalmente no llegan a fin de mes. A mí eso me parece maldad. Yo soy muy contrario a formatos como Gran Hermano, etcétera. 

Hay un tipo de programas que son los realities, que yo no los sigo nunca pero respeto a quien vaya, que en según que cadenas se hacen listas de famosos que normalmente no llegan a fin de mes. A mí eso me parece maldad

¿Te han ofrecido alguna vez participar en un reality?
No, me han ofrecido en este tiempo muchas cosas, incluido MasterChef. Pero yo hago vida de autor. Si me equivoco, me equivoco por mi cuenta, que es posible. Lo mismo en el teatro que en el cine que en la canción que en el libro. Es mi condena personal.
Dices que estás un poco saturado del enfrentamiento. ¿Cuando te das cuenta de eso?

Cuando te das cuenta de que la ira de los demás ya no te cabe a ti mismo dentro, porque si no te pasas el tiempo discutiendo por lo mismo. Pasamos por la vida un rato por lo que conviene que este rato no sea tan desagradable. Por ejemplo, esta situación de levantar un muro, de bajar un muro, no me parece nada recomendable. La cordialidad de la transición hay que recuperarla. Estamos aquí un rato y nos morimos al cabo de un ratito. Entonces te mueres tú y aparca otro en tu sitio. Nadie va a cambiar el mundo a fuerza de llamarse estúpido o golpista. No conduce a nada.

¿Vuelves a la televisión porque te llamaron o porque tú te acercaste a presentar este programa?

Yo he presentado proyectos en la casa todos estos 20 años. Como unos 16 o 17. No tenían eco. Esta vez lo han tenido y me parece correcto. Yo aprobé la historia de que fuera una especial porque es un especial para comprobar la temperatura de la audiencia con respecto a tu persona, que es un poco olvidada o desconocida. Y yo siempre he preferido ser un buen recuerdo a una mala presencia. Por eso he dicho que no a montones de entrevistas en programas como Sálvame, el otro y el otro... Yo me puedo equivocar, pero quiero que si me equivoco, me pertenezca a mí la equivocación. A mí una productora por ofrecerme un millón de euros no me lleva a una isla ni me lleva a ningún lugar. Eso podéis tener la seguridad. Porque si mañana me fueran mal las cosas cogería una guitarra y cantaría en un bar. No me gusta verme como no me gusta ver a los demás.

¿Por qué crees que ahora te han escuchado?

Pues porque ha mejorado el clima de los interlocutores y porque me han escuchado de un modo distinto. Yo lo agradezco, pero tampoco es un gran logro. Es un programa único. No se firma una serie de 13 ni de 20. Espero que pueda haber más. Y si no lo haré en otros sitios. Yo estoy dispuesto y acepto ofrecimientos de todos los lugares. 

Muchas veces sonaba tu nombre pero se decía que eras muy libre... 

Puedo contar como anécdota que en un programa concreto que no voy a citar, yo he estado diciendo X cosas y he oído que al conductor -yo no soy presentador, yo soy pre pensador- le decían por el pinganillo: 'No digas eso, tú eres tan libre como él'. Yo no me dejo poner un pinganillo. Este programa ha sido hecho sin pinganillo, sin prompter y sin una guía de lo que hay que hacer. Más o menos ha ido ocurriendo la cosa con naturalidad. Luego sale mejor o peor, pero yo me he negado a llevar un pinganillo y me negaré siempre. Ni como invitado ni como conductor. Y reitero, no soy periodista, soy un artista que conversa. 

Antonia San Juan, Pedro Ruiz y Javier Quero.

Pero fíjate si tus programas se han quedado en la mente que Como Pedro por su casa no fueron muchas entregas y aún se recuerdan...

De Como Pedro por su casa hice siete programas y tenía 24 millones de espectadores. Evidentemente, había una televisión y media, La 2 y TV3. Y algunos creen que fueron setenta. Era un totum mezclado de charlas, de comedias que no se habían hecho nunca...

Y te atreviste a parodiar al presidente del Gobierno... 

Y a fingir que era él y llamar por teléfono a la gente. 

Lo digital ha convertido a todo el mundo en una terminal de su tienda. No ha habido un dictador en el planeta Tierra que haya tenido ni el 1% de la información de los demás que tienen ahora todos

También se recuerda mucho La noche abierta... 

La noche abierta nace como consecuencia de que mi madre tiene un ictus. Y como está 12 años, un mes y ocho días, con ese asunto, me dedico a ella. En La noche abierta no tenía mucho trabajo: charlaba con gente y tal. Pero con el paso del tiempo se hacen cinco temporadas y como yo no hago otra cosa, me estoy convirtiendo en un periodista, cosa que respeto, pero yo no lo soy. Nunca quise ser periodista. Cuando hice Estudio Estadio, yo transmitía partidos de fútbol por la radio. Lo hacía por una razón: uno, porque soy deportista, y dos, porque en tiempos de Franco era el único territorio en el que se podía decir que el árbitro había estado mal. Era un territorio de libertad restringido, pero de libertad. Y luego cuando llegó el momento de Estudio Estadio, empecé a hacer teatro y los que mandaban en la casa en ese momento, que eran miembros del Opus Dei, me dijeron que tenía que elegir entre el teatro o la televisión y me despedí en directo de Estudio Estadio.

¿Qué le dirías a toda esa gente como Alfonso Guerra que dicen que ahora no hay libertad para opinar?

La libertad sale bastante cara porque, como decía Bunbury, "se es muy libre, pero la libertad que tienes, luego te la cobran". O sea, tú tienes que decidir si te atreves a ir solo por la vida. Yo no formo parte del equipo A, ni del equipo B, ni estoy a favor de esto o lo otro. Creo que todo el mundo tiene su razón para tener su razón. Otra cosa es que te quiera convencer. Y como considero que es imposible arreglar esta barahúnda en la que vivimos, que es la humanidad, finalmente he decidido ponernos pomada para pasar ratos mejores, porque yo no voy a arreglar nada ni de la independencia, ni de la ONU, ni de Ucrania, ni de Gaza... Por lo tanto, en mi entorno, si consigo que estén un poco más agradables y he conseguido una pequeña cosa, ya he ganado.

¿Ha habido algo en este programa que hayas querido hacer y te hayan dicho que no?

No. Porque estaba planteado así.  He hecho lo que quería hacer. En casa tengo papeles para aburrir. A lo mejor me equivoco de contenidos. Habría mil cosas por hacer y he escogido 23, que a lo mejor no son las buenas, sino las que había por casa. Nadie me ha dicho nada. Y soy yo el que ha decidido no hablar de política.

Mercedes Milá contó el otro día que a ella no le habían dejado hablar de política en su nuevo programa...

Todo es político. Lo digital es política. Elon Musk es política. Mi madre decía una cosa muy inteligente:  todo lo que tú abandonas, te abandona a ti. Y lo digital ha convertido a todo el mundo en una terminal de su tienda. Viendo publicidad, gestionando vuestro dinero... Yo no quiero pagar con el teléfono. Yo no quiero que la gente sepa si me he comprado unos calzoncillos o me he ido a jugar a los bolos. No ha habido un dictador en el planeta Tierra que haya tenido ni el 1% de la información de los demás que tienen ahora todos. Os han hecho cómplices de vuestra propia delación. Todo el día contando lo que hacéis, dónde vais, qué compráis, qué coméis, qué os gusta, qué no os gusta... Pero, macho, pero esto es que te violen todos los días hasta cuando duermes.

¿Cómo tuiteas entonces?
Pues porque le mando unos sms por teléfono a una colaboradora mía, que es Lourdes, y entonces ella los coloca. Pero yo no contesto nunca a nadie jamás. Con todo el respeto del mundo, ¿qué hago yo discutiendo con un señor de Albacete al que no conozco?  Imagínate que vas por la calle y te dicen que puedes saber lo que piensan de ti todas las personas con las que te cruzas. ¡Te vuelves loco, te marchas y te tiras a la cloaca! En este tiempo que no he tenido altavoz, he usado Twitter para promocionar mi trabajo. 

Pedro Ruiz y Enrique Cerezo.

Pero también has hecho algún comentario que se ha convertido en noticia... 

Porque eso le conviene a las redes. El hecho de que yo haya hablado, por ejemplo, de El Hormiguero, que lo he hecho alguna vez, es porque me han preguntado por qué no iba al programa. La respuesta es sencilla: porque nunca me han invitado. Otra cosa es si iría si me invitaran. Esa es la segunda parte del asunto, pero la primera no ha ocurrido nunca.

¿Y si te invitasen?

Me lo pensaría. No estoy muy a favor. Yo no tengo nada contra nadie. Pero yo no he saludado nunca a Pablo Motos.

No he ido nunca a 'El Hormiguero' porque no me han invitado. Sé por qué, pero no lo voy a decir

¿Y tú llevarías a Pablo Motos a tu programa?

No tendría ningún problema. No lo digo por ellos. Yo no quiero ser como los que odian. Quiero ser como los que unen. A mí los que odian no me interesan nada. Estropea mucho la vida.

¿Por qué crees que no te han invitado?

Lo sé, pero no lo voy a decir.

Has dicho que ahora se habla mucho, pero se escucha poco y se juzga todo el rato... 
Vamos a ver, si yo te invito a un programa mío o tú a uno tuyo, porque yo he hecho una película o lo que sea, yo no soy el protagonista, el protagonista eres tú. Había un escritor catalán, Josep Pla, que decía que escuchar es poner atención a lo que dice el otro sin tener presente lo que tú piensas . Si yo le pregunto a él por su infancia y me habla de su bicicleta, yo no puedo pensar en mi balón. Hoy toca su bicicleta. Cuando vaya yo de invitado, ya me tocará a mí. Pero lo que yo no puedo es contraponer mi pensamiento contra el suyo, porque entonces, ¿para qué le he invitado? 
¿Ves la televisión?

Yo veo todo. Estoy trabajando en casa casi todas las mañanas y tengo puesta la tele de fondo. Voy al cine cuatro o cinco veces por semana, voy al teatro, voy a conferencias... Creo que mantener la juventud que se pueda mantener en la medida de cada uno consiste en tener muchas cosas que no tengan que ver con tu ombligo. Yo voy a conferencias de cosas que a lo mejor no me interesan. Voy a un festival de zumba que hacen un grupo de transexuales. Voy a una conferencia de fulano de tal... Son cosas de la vida que no quiero que me las cuenten.Hacer zapping de ti es muy saludable. Entre otras cosas, el cine me gusta mucho porque te apagas tú y se encienden otros. Y cuando se encienden otros, descansas de ti, que somos muy pesados todos. A veces entro a ver una película que sé que no me va a gustar, pero la media hora que aguanto a oscuras me ha quitado de mí. Con lo cual, durante media hora, me he quitado de mí, que es muy pesado estar todo el rato contigo mismo.

¿Qué te gusta de la televisión?

Pues hay cosas de Movistar que me gustan bastante. Por ejemplo, lo de Poquita fe. A mí la palabra formato, me echa para atrás. Cuando escucho formato, en seguida rimo con bicarbonato. Idea es una cosa y formato es otra. El formato es que han preparado para ti una cuadrícula en la que te quieren encajar a ti para que digas aquello que quieren. Yo a veces les he dicho: si quieres decir eso, bajas tú y lo dices tú. Yo hago vida de autor. Si quieres que haga eso, bajas tú y lo haces tú. Yo no voy a MasterChef a que me digas que discuto con Pepe por las alcachofas. Porque no me sale de los cojones del alma. Yo no quiero participar en esas cosas. Luego hay programas estupendos de La 2, hay programas en laSexta que están muy bien. También me ha gustado mucho Dúos increíbles. Yo lo veo casi todo.

De la gente más joven que hace televisión, ¿quién te gusta? ¿a quién sigues?

Autores están Jordi Évole, Jesús Calleja, Iker Jiménez y David Broncano, a su manera. Y no hay más autores. Yo creo que la televisión le ha cogido mucho miedo a los autores y lo único que se diferencia de los demás es la huella digital. Y la huella digital no es un formato.

Me llamaron una vez para 'Mira quien salta'. Les dije que sí con una condición: que primero saltara Vasile, después Rajoy y luego yo

Todo hombres. Es curioso como hay pocas mujeres con voz en televisión... 

Julia Otero hizo un programa que a mí me parecía muy aseado. Lo que pasa es que la televisión a veces no se digiere a sí misma cuando se habla tanto de la televisión. A mí Julia me parece una representante extraordinaria de la cultura. Me parece que es una de las más preparadas en lo que hace. Y luego, bueno, ha habido experimentos como Samanta Villar, etcétera Pero en realidad lo que falta es la apuesta, en mi modesta opinión, porque él sea él y porque él sea él. Si no funciona, le cambiamos a él por ella o ella por él. Pero eso de que el autor de miedo.... ¡Pero si lo único diferente que hay es el autor! Lo demás es un formato en el que se tiran del trampolín. Yo os voy a contar una cosa muy divertida. Un día me llamaron para el programa Mira quien salta. Y yo le digo medio en broma: 'Pues, mira, me lo voy a pensar. Pero tengo una condición'. Y cuando le digo cuál es la condición le digo que, como es un programa tan importante, mi condición es que primero se tira Vasile, luego Rajoy y tercero yo. Una cosa es salir en la tele y otra cosa es ir a la tele para decir cosas tuyas. A veces no te dejan, pero salir en la tele no es necesario para decir chorradas. 

¿Llegaste a conocer a Paolo Vasile?

Sí. Me recibió muy amable. Era un tipo muy amable y me dijo esa frase suya mítica: 'Ma, Pedro, tú tráeme cosas. Bueno, la haremos. Yo pongo el circo. A mí lo que digan los monos, no me interesa'. Yo hace mucho tiempo que no voy a Telecinco. Yo no pisaré Telecinco mientras siga habiendo un rótulo que diga: 'Si sabes algo de un famoso, llámanos'. Que pongan 'si sabes algo malo de un directivo, llámanos'. Pero, ¿por qué por ser famoso hay licencia para hablar gratis? Eso es incitación a la delación. Mientras no quiten ese rótulo no iré a ninguna entrevista de Telecinco.

Celebro el fin de 'Sálvame' y lo celebro por una sencilla razón: porque ha vivido de hacer cáncer de la vida de los demás

¿Hay algo o alguien que quitarías de la televisión?

No, no soy quién. Eso depende de los directivos. Yo sí que celebro el fin de Sálvame. Lo celebro por una razón sencilla: porque ha vivido de hacer cáncer de la vida de los demás. Entiendo que se pueda hablar de que Pepito y Manolita han roto. A mí no me interesa, pero lo entiendo. Pero la maldad programada y persistente durante años, fingiendo además que son los que saben. Los peores de la clase nos han dado clase durante 20 años. Y nadie ha reaccionado. Se ha acabado por la audiencia o por lo que fuere. Si me preguntas por Cuentos chinos, por ejemplo, no tengo nada contra Jorge Javier. He ido al teatro pagando a verle, cosa que no ha hecho conmigo, que no tiene por qué hacerlo. Y lo que hacía en la función, era difícil. En el mundo del teatro, eso no era fácil hacerlo. Otra cosa es que a la gente le guste más o menos. Pero cuando uno se establece en ese mundo es difícil cambiar. Entonces, haces Cuentos chinos y es cómo querer edificar la maternidad sobre un cementerio. No va a ser. A lo mejor haces una cosa muy limpia y tampoco es. Pero querer reestructurar la vida de un cuerpo que está enfermo, plagado de cáncer alrededor, va a ser complicado.

¿Cómo ves a Ana Rosa ahora en las tardes?

No es fácil. Yo creo que tiene mucho mérito Ana Rosa, teniendo en cuenta que ya ha salido de lo que ha salido y marcarse ese reto es complicado porque ella ya sabía que los demás no iban a estar quietos. Al final todo el mundo hace el mismo programa. Yo mismo. Puede ser que sea tu tono, tu manera, la de ellos.... Pero la competencia es la que hay. Lo que inventa un poco es la ficción. Hay buenas ficciones hoy en día. Entrevías, La Promesa... Por ejemplo, fíjate que Entrevías ahora, este año no les ha ido tan bien, pero hay muy buenas ficciones. Esta casa ha hecho una ficción muy buena. Lo que hace por las tardes está muy bien, pero claro.

¿Ves series?

Series no veo. Nunca me he enganchado a ninguna serie porque soy contrario a todo lo que me quiera enganchar. No fumo, no bebo, no me drogo, no veo series...  Voy al cine y veo una película concreta y  termino. Las series están hechas con el deseo de que te enganches 40 capítulos. Yo no me quiero enganchar 40 capítulos a ti. ¡No me he casado, me voy a casar contigo!  

¿Y a qué está enganchado Pedro Ruiz?

Pues no me puedo desenganchar de mí. Pero eso no tiene remedio. ¿Qué voy a hacerle? 

Actuación de Rozalén.

¿Va la televisión demasiado rápido?

Vamos de prisa en nuestra propia vida. Parece que no tengamos suficiente con lo que hacemos cada día. Te levantas por la mañana y hay 37 gestiones que hacer. Yo creo que en la vida, el 90% del tiempo lo tiramos en recados y solo el 10% en sentimientos. Y la televisión ha cogido este ritmo y lo está superando. Nos llevan como autómatas de aquí para allá. No puede ser, no hay relax, no hay escucha... A lo mejor eso no triunfaría, pero yo lo agradezco.

Yo a veces he propuesto en RTVE que hagan una vez o dos al año una charla de políticos donde esté prohibido hablar de política. Seguramente ninguno de los cuatro líderes quiere

¿No crees que la política también ha monopolizado toda la programación?

La política es muy culpable del enfrentamiento de la gente. Porque esa histeria en la que aparentemente viven, se traspasa abajo. Las manifestaciones que está viendo en Ferraz son un ejemplo de que así no podemos seguir. Yo he conseguido sentar en esta casa a jugar al dominó conmigo, con un personaje estúpido que yo hacía que era el Séneca, a Santiago Carrillo, a Fraga, a Rodríguez Sahagún y Chiqui Venegas.... Y no vino Felipe González y Adolfo Suárez porque estaban ocupados. Esto ahora, que no es ningún logro, es implanteable porque no vendría ninguno de ellos, porque han decidido estar enfrentados en la vida, lo cual va en contra nuestro. Yo a veces he propuesto en esta casa que hagan una vez o dos al año una charla de políticos donde esté prohibido hablar de política. Que hablen de sus niños, de sus inquietudes, de sus películas, de su música, de sus gustos, de sus hábitos... De política, cero. Yo supongo que eso sería unidor. Lo otro es separador. ¿Por qué no se hace? Seguramente porque ninguno de los cuatro quiere.

Quizá por no humanizar a gente con discursos realmente peligrosos... 

Pero, ¿de qué estamos hablando? ¿Estamos hablando de convivir o de enfrentarnos?

Ahora es que se saca rentabilidad al enfrentamiento... 

Vana romper el mantel y nos caeremos todos. Porque el mantel es la convivencia. Tengan ustedes ideas distintas, pero no se traten así porque están ustedes diluviando una crispación que los de abajo no quieren tener. O si la tienen, que la tengan por su cuenta. Pero no los azuze usted.

Pero hay políticos que agitan más que otros... 

En los grados, ya que venga un agrimensor y lo diga. Pero es que están todo el día con el 'Tú más y tú más'. Todo el mundo no puede tener razón. Yo, tampoco. Y alguien tiene que tener la culpa. Y resulta que nadie tenemos la culpa y todo mundo tiene la razón. Pues vamos mal.

Y en las televisiones hay editores que prefieren los cortes polémicos... 

No voy a citar a nadie, pero cuando lo de Rubiales hay personas que a mí me han dicho le habían pedido para el lunes dos mujeres que hablasen mal de Rubiales. Vende la maldad y yo estoy en contra de eso. Si alguien ha cometido un error, que lo pague. Sé cómo funciona esto y sé cómo funcionan los pinganillos. Pero, ¿esto qué es? Me estás violando el cerebro. Por eso yo no llevo pinganillo.

¿Cómo valoras la situación actual de Televisión Española con respecto a cómo tú la dejaste y cómo le ha ido en los últimos años?

Yo creo que ahora tiene una pequeña reacción recobrando personas. Esto es un ministerio y un ministerio es muy difícil. Las televisiones públicas de todos los países son como trasatlánticos navegando en El Retiro: tienen muy poca capacidad de movimiento porque hay controles parlamentarios, hay amigos, hay envidias...  Las televisiones públicas siempre tienen unos controles que son superiores. No sé si es peor el control del dinero de las privadas o el político de las televisiones públicas. Yo de repente estoy aquí y pensaba que tampoco se haría esta vez.

Pedro Ruiz conversa con Rozalén.

¿En tu época anterior alguna vez te dijeron de no hacer alguna cosa?

Nunca. Debo decir también, porque me gusta ser justo con las personas, que cuando trabajé con Felipe González nadie me dijo nunca que esto no se pudiera hacer. Y cuando trabajé con Aznar en La noche abierta, cierto que era un programa muy amable, nadie me dijo nunca nada. Y vino nada menos que el señor Ibarretxe el día de su plan Ibarretxe, que no hacía ninguna gracia. Y nadie me dijo que no viniese. Quizá por ser yo como soy o lo que fuere. Y vino Barrionuevo recién salido de la cárcel. Ahora ya no tengo esos intereses, pero debo decir que siempre he trabajado en esta casa con libertad.

Yo me quiero morir lleno de planes. Es la única forma de mantenerse joven

¿De dónde sacas la energía para tantos proyectos?

Porque aprovecho mucho el tiempo. Y porque mi manera natural de respirar es inventar canciones, libros, parodias, programas... Yo me quiero morir lleno de planes. Es la única forma de mantenerse joven.

¿Sin descansar nunca?

No, yo descanso inventando. Yo viví en el Hotel Intercontinental del 78 al 80. Y allí hay un conserje, que se llama Alfredo García, que ha leído más que todos los clientes del hotel juntos. Y desde hace muchos años, yo llego al mostrador y él me pone un título en el mostrador y yo escribo un poema en cuatro minutos. Todos los días, rodeado de chinos que están pidiendo la entrada por el Bernabéu o para un restaurante.  Habrá ya como 600. ¿Para qué hago esto? ¿Para publicar? No. Para estar en forma. Esto es un ejercicio, un ejercicio de salud. Esos cinco minutos son los más divertidos del día para mí. 

¿Cuál es el peor insulto que pueden decir de ti?

Que soy mala persona. Los demás, no me importan mucho. Se puede decir que soy intenso, tonto, vacío o lo que quieras, pero nunca he querido ser mala persona. Me equivocaré, como todo el mundo, pero lo peor que se puede decir es que eres mala persona.

¿Te atreverías a presentar una canción al Benidorm Fest?
Y, además, buena. Y yo soy capaz de ir a Eurovisión a cantar. Yo compongo canciones muy bonitas. Perdón por la inmodestia. Lo que pasa es que esa faceta mía musical está muy escondida, pero yo la sigo cultivando.
¿Eres eurofan?

Lo veo, pero no soy eurofan, porque no no soy ni fan de mí. Lo veo porque me gusta y además me gusta ver las votaciones. Me hago siempre una quiniela, como hago con los Goya.